Jueves 15 de mayo 2025

Implosión o explosión

Redacción 03/09/2024 - 00.21.hs

En la última quincena de agosto, presenciamos un súbito deterioro de la supuesta fortaleza política gubernamental. El conventillo interno de La Libertad Avanza, las acusaciones cruzadas en torno a la evidente campaña a favor de la libertad de militares que cometieron crímenes aberrantes bajo la dictadura, han sido sólo una parte de los síntomas de deterioro interno.

 

La presión que ejerce externamente Mauricio Macri sobre el trío que hoy toma las decisiones en el gobierno -Milei, su hermana y Santiago Caputo- en aras de “salvarlo” o “ayudarlo” también genera altísimas tensiones que no está claro cómo se resolverán. Algunos analistas minimizan el problema y sugieren que los actores en pugna estarían posicionándose para las elecciones del año que viene. Sería realmente insólita esa preocupación electoralista, pensando en el escenario económico y social absolutamente incierto que se observa en el corto plazo.

 

No es una incertidumbre en relación a cuestiones triviales: el debate en torno a la eventual devaluación del peso y su magnitud encierra también la quiebra de la mística oficial en torno a poder domar la inflación, la quiebra y licuación de la palabra presidencial, y objetivamente la profundización de la caída de los ingresos de la mayoría de la población.

 

Las divisiones, peleas, denuncias, amenazas y rumores de carpetazos diversos que se pueden observar o escuchar en estos días muestran un potencial de ingobernabilidad que se podría acentuar o menguar según las negociaciones de alto nivel actualmente en marcha entre los dueños de LLA y el PRO.

 

Las dos votaciones parlamentarias en que fue derrotado por paliza el gobierno -sobre fondos para el espionaje político y sobre recuperación parcial de los haberes jubilatorios perdidos- son una exhibición de cuál pudo haber sido su situación permanente desde hace nueve meses, si no fuera porque claramente es sostenido no sólo por el PRO (con el cual las coincidencias programáticas son casi totales) sino por radicales y el bloque pichettista, que posan públicamente de moderadores del extremismo oficial.

 

Se entiende que en ese aluvión de votos parlamentarios anida una amenaza de eventual juicio político, expediente exhibido por Macri para ablandar a Milei y su entorno, y llegar a un acuerdo satisfactorio para sus negocios y también sus cuentas pendientes con el Poder Judicial.

 

El núcleo mileísta oscila entre la desconfianza hacia el empresario-dirigente, el apego a la ortodoxia discursiva intransigente, y un tenue reconocimiento de que no tienen cuadros para gobernar el país, ni fuerzas parlamentarias significativas, ni idea de muchísimas cuestiones relevantes en los más diversos terrenos de la vida pública, en los que hacen agua.

 

La Argentina partidocrática parece discurrir por un mundo diferente al del estropicio social que está generando el gobierno extremista, suponiendo una normalidad en la vida cotidiana, que cada día existe menos, y empezando a imaginar lugares en las listas y acuerdos comiciales varios.

 

Pero el arrasamiento acelerado de los bolsillos de los sectores medios no se parece a la metáfora del sapo que va siendo cocinado de a poco adentro de la olla puesta sobre el fuego, para que no salte. (Por Ricardo Aronskind, en elcohetealaluna.com)

 

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