Miércoles 25 de junio 2025

La importancia de la lucha

Redacción 10/12/2024 - 00.24.hs

Dolores Arrizabalaga habló en defensa de la universidad pública en representación de las y los graduados, durante el acto de colación del último viernes, tras recibir su diploma de Especialización en Historia Regional. A continuación se transcribe el texto completo de su discurso.

 

REDACCION

 

Hoy celebramos el fin de muchos proyectos, como lo son las carreras académicas. Felicito a todos y todas quienes hoy reciben su título. Formo parte de un grupo de graduadas y graduados aquí presentes que finalizamos nuestra formación de posgrado en la Especialización en Historia Regional, en la Facultad de Ciencias Humanas. En ese sentido, quisiera agradecer especialmente a la Facultad, a sus autoridades y docentes, por el compromiso que asumen diariamente para impulsar estas iniciativas posgrado, que tienen la calidad académica como su estandarte principal.

 

Como mencioné, hoy celebramos el fin de proyectos. Es importante resaltar que las carreras universitarias son, al mismo tiempo, proyectos personales y colectivos. Son individuales, sí, somos nosotros quienes estudiamos, asistimos a clases y rendimos exámenes. No obstante, también representan aspiraciones colectivas. Transitar una carrera académica es el proyecto de familias, de grupos de amigos, pero también y fundamentalmente es el proyecto de la sociedad. El hecho de que en Argentina se destinen, desde hace casi un siglo, porciones del presupuesto nacional a la formación universitaria; el hecho de que esa formación universitaria tenga estándares de calidad comparables a los de países desarrollados; el hecho de que se brinde de manera gratuita; representa la decisión colectiva de una sociedad de invertir en la formación de sus ciudadanos y ciudadanas. Allí está el carácter colectivo de una carrera académica. Quienes transitamos la universidad pública no lo hacemos solamente como resultado de una iniciativa individual o de un grupo familiar. Transitamos la universidad pública gracias a una sociedad que decidió, hace mucho tiempo, que la formación universitaria es un derecho.

 

Y permítanme en ese sentido una breve, pero creo importante, referencia a la Historia, la disciplina a la que pertenezco. Porque la Universidad Pública que hoy tenemos no se forjó de un día para otro. Podríamos decir que existen distintos hitos en la Historia de la universidad argentina. Y detrás de cada uno de esos hitos está la vocación de la sociedad de luchar por tener el sistema universitario nacional que hoy tenemos. Me gustaría destacar particularmente tres momentos de lucha que son constitutivos de la universidad pública, en general, y de la UNLPam en particular. Y si, menciono la palabra lucha. Porque los cimientos de la universidad argentina descansan sobre la movilización de una sociedad que, a lo largo del tiempo, peleó por la educación superior.

 

El primer momento.

 

El primer momento es, sin dudas, 1918. Sin la Reforma Universitaria, que se gestó ese año en Córdoba, no podríamos entender la universidad que tenemos hoy. Fue el movimiento estudiantil cordobés el que despojó a la Universidad Argentina del conservadurismo y del anacronismo del derecho divino. Las sucesivas protestas, que incluyeron las tomas de los edificios púbicos, lograron, entre otras conquistas, la libertad de cátedra, la autonomía universitaria y la participación en el gobierno de las casas de estudio de docentes, graduados y estudiantes. El segundo momento es 1949. Sin la sanción de la gratuidad universitaria, a través del decreto presidencial N° 29.337, no podríamos explicar por qué, en Argentina, cualquier persona, sin importar su condición socioeconómica, puede acceder a cursar estudios universitarios y que para ello no sea necesario endeudarse de por vida. Es algo que en la mayoría de los países del mundo no sucede y que es producto fundamentalmente de las luchas universitarias. Y el tercer momento es 1973. Sin el movimiento estudiantil de los años setenta, en la Provincia de La Pampa, no podríamos hoy tener esta universidad: la Universidad Nacional de La Pampa. Nuestra casa de estudios surgió como una institución provincial en la década del cincuenta. A pesar de la valentía y la audacia que supuso gestar una universidad en una provincia como la nuestra, hacia 1970 los y las estudiantes comenzaron a advertir que los títulos que emitía no tenían validez nacional; y que los recursos presupuestarios eran escasos, lo que impedía mejorar la oferta académica y ampliar la propuesta en investigación y extensión. Y fue entonces que se gestó un movimiento estudiantil, que supo ganarse el apoyo de la sociedad pampeana, y que logró, mediante visibilizaciones callejeras y tomas de edificios públicos arrancarle a un gobierno de facto la nacionalización de la Universidad de La Pampa. Gracias a esos estudiantes hoy tenemos Universidad Nacional de La Pampa.

 

En peligro.

 

No obstante, hoy la universidad pública argentina está en peligro. Este 2024 atravesamos momentos álgidos, como integrantes de esta comunidad universitaria, a partir del recorte presupuestario que impulsó el gobierno nacional y que nos dejó con el presupuesto más bajo desde 1997, de acuerdo con el informe elaborado por el Observatorio de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y Jurídicas. A ese recorte de presupuesto para lo que se denominan “gastos de funcionamiento”, se suma la pérdida salarial de docentes y no docentes, quienes, en no pocos casos, apenas superan la línea de pobreza. Esto, sin lugar a dudas, atenta contra la calidad de la enseñanza. Y, al mismo tiempo, este proceso no alcanza sólo a las universidades nacionales sino también a las instituciones que producen ciencia y tecnología, como el Conicet, el INTA y el INTI, por mencionar sólo algunas. Y en vistas de que hoy nos acompañan familias es importante señalar que, lejos de la panacea del despilfarro que se quiere instalar públicamente, la universidad argentina es, como sostiene el historiador Pablo Buchbinder, uno de los pocos lugares en el país que mantiene la cultura de la austeridad, del esfuerzo y del rigor. Las universidades argentinas no son la causa de los problemas económicos que aquejan a nuestro país. Es más, con políticas públicas adecuadas pueden ser parte de la solución. Y para ello, es necesario que haya más estudiantes, que existan mejores condiciones de acceso y permanencia en la educación superior, que haya presupuestos acordes, que docentes y no docentes tengan salarios dignos, que se continúen impartiendo contenidos de calidad académica y que haya más investigación científica y tecnológica.

 

Frente a los ataques a la universidad, es importante entonces reconocernos. Reconocernos en ese hilo de la Historia de la lucha por el sistema universitario argentino, tantas veces resistido y, a la vez, tantas veces defendido. Es importante reconocernos, porque quienes atacan a la universidad lo ignoran: la universidad argentina es mucho más que un proyecto con pretensiones neoliberales y autoritarias. Por ello, asumo la tarea de hacer honor al título y blindar con más compromiso este derecho adquirido. Y los invito a que, como graduados y graduadas, como docentes, como familias que pudieron enviar a sus hijos a la universidad, sigamos juntos y juntas en ese hilo de la Historia que estuvo, está y estará siempre pujando por la Universidad Pública Argentina.

 

Dolores Arrizabalaga.

 

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