La Pampa muestra el camino

La provincia de La Pampa, catalogada a veces con nefanda intención como una provincia “que no existe”, acaba de dar muestras no solo de su existencia sino además de que, pese a su mermada importancia demográfica, es capaz de señalarle al resto de sus hermanas cuál es el camino.

 

No es la primera vez que ocurre, pero tres hechos ocurridos en los últimos días sirvieron de ejemplo.

 

El primero de ellos, puede decirse, fue la decisión de la Municipalidad de Santa Rosa de ponerle freno a la mayor corporación mediática del país, la misma que se vanagloria de estar por encima del propio presidente de la Nación, a la que su CEO tildó en su momento de “cargo menor”.

 

La decisión del intendente de sacar los postes del tendido de fibra óptica colocados sin autorización comunal y en flagrante violación a ordenanzas, fue sin dudas un gesto político de primer orden, de esos a los que la corporación que intentó pisotear a la ciudad y sus representantes, que ha sabido quedarse con la mayor fábrica de papel de la Argentina cuando sus legítimos titulares estaban en la mesa de torturas, no está acostumbrada.

 

En otro orden, no ya municipal, sino en el que en el deporte se denomina “grandes ligas”, hay que ubicar la reunión que el gobernador citó en la Casa de La Pampa para unificar el núcleo duro federal de las provincias dispuestas a marcarle la cancha a un gobierno nacional que parece dispuesto a pisotearlas no ya con las enorme deuda que acumula con todo el interior, sino además, restándoles recursos coparticipables con una reforma impositiva que es un nuevo intento unitario y concentrador.

 

En esa reunión se conformó buena parte del conjunto de voluntades que horas después le asestó un durísimo golpe, casi de nocaut, al atropello económico y social que, en las sombras, entre gallos y medianoche, y violando los acuerdos con los llamados “dialoguistas”, se perpetraba escondido en el articulado del presupuesto.

 

En esa votación, los diputados del interior del país, su gran mayoría, le dijo no a la maniobra libertaria de desfinanciar a las personas con discapacidad, a la universidad pública y al propio hospital Garrahan. La perversidad del intento estaba marcada por la existencia de leyes votadas, luego vetadas por el presidente y constitucionalmente insistidas con mayorías especiales. Por eso la contundencia de la respuesta federal tuvo mucho de esa épica republicana tan ausente en estos días.

 

Por último, y no con menos épica, la frenada que nuestra provincia le impuso en la Corte Suprema de Justicia al intento libertario de desconocer la deuda previsional, formó parte también del papel señero que nuestra provincia, el “patio trasero” del país como ha sido definida, fue capaz de darle a la Nación y exponerle al resto de las provincias como el camino.

 

Esta última batalla la inició tempranamente La Pampa no bien el experimento libertario expuso con impudicia que no iba a pagar esa deuda. La provincia inició entonces, en abril del año pasado, el camino judicial, el que marca la Constitución que nos contiene y organiza como Nación. Mientras, otras jurisdicciones intentaron el “atajo” de firmar los pactos que el presidente libertario proponía a las provincias con promesas de condescendencia a sus reclamos que finalmente terminaron en falsos compromisos.

 

Que la Corte haya obligado a Nación a pagarle a La Pampa parte de la deuda y a comprometerse judicialmente a un cronograma de cumplimientos, no fue fruto de la casualidad. El ordenamiento fiscal y previsional que ha sido norma en La Pampa desde que es provincia no dejó margen para la dilación ni la chicana que puede funcionar con otras jurisdicciones. Aquí las cuentas estaban claras y solo había que pagar.

 

Es lo que los pampeanos esperamos suceda desde la Nación.