Martes 26 de marzo 2024

Los paramilitares de Joe Lewis

Redacción 04/02/2023 - 00.59.hs

I. ¿Es posible que personas movilizadas por sentimientos de patriotismo, justicia y dignidad sean golpeados y humillados por una patota de matones a sueldo? Todo indica que sí, porque eso le sucedió a un grupo de argentinos que marchaba impulsado por un deseo genuino de denunciar un caso evidente de colonialismo que nos avergüenza como nación pretendidamente soberana.

 

Los participantes de la Séptima Marcha por la Soberanía hacia Lago Escondido fueron interceptados violentamente por un verdadero grupo paramilitar que responde al magnate inglés Joe Lewis, propietario de las tierras que rodean el espejo de agua cuyo acceso niega cerrando caminos públicos.

 

Para vergüenza de nuestro país y sus instituciones en el lugar no se dejó irregularidad por cometer: se vendieron a un extranjero tierras sobre la frontera en violación a la ley argentina, se cerraron caminos públicos, se impidió el acceso a las riberas del lago, una marcha pacífica fue atacada violentamente con armas nada comunes y, lo más triste, los atacantes que defendían al magnate inglés portaban banderas argentinas, mientras que los policías de la provincia de Río Negro allí presentes no hicieron nada para evitar la violenta agresión.

 

II. En Lago Escondido no es el Estado el que tiene el monopolio del uso de la fuerza sino Joe Lewis y su "policía montada".

 

Hubo heridos, uno de los manifestantes denunció que le quebraron una pierna a propósito, integrantes del grupo aseguraron que el portón que cierra el camino estaba electrizado, hasta los periodistas que acompañaban la marcha fueron atacados. Ver las imágenes de la agresión provoca asombro indignado, máxime si se recuerda que Lewis no solo mantiene su enclave cordillerano sino que lo amplía con otro a orillas del Mar Argentino, donde posee un aeropuerto. Está a la vista que Lewis se ríe de nuestras proclamas de "rotas cadenas".

 

La marcha se interrumpió en forma pacífica ante la inacción desconcertante de las autoridades provinciales y, también, nacionales que dejan pasar semejante agravio. Otro contingente de manifestantes seguía avanzando hacia el lago pero por un camino más difícil, a través del bosque y la montaña.

 

En las esferas gubernamentales nadie se ha puesto a pensar que tolerar con pasividad actitudes de este tipo puede derivar en acciones impredecibles, porque esos ataques fácilmente pueden provocar una espiral de violencia. Nadie acepta que lo humillen y, peor, lo repriman a golpes, sobre todo si tiene plena conciencia de estar actuando en respaldo y defensa de lo que se percibe como un país soberano.

 

III. También es notable la coherencia y el cipayismo que campea en buena parte del periodismo aliado del establishment. Esos grades medios, poco menos que celebraron la feroz embestida contra los manifestantes porque estuvo a cargo de "gauchos" y "baqueanos" de la zona, que dicen estar "cansados" de esas presencias. Es fácil advertir que esas expresiones utilizadas en forma tan engañosa pueden confundir a ciertos sectores de la población, al presentar a los escuadrones montados de Lewis como "gente de la tierra" que detesta a los "extraños" de los centros poblados que vienen "a molestarlos".

 

Esa misma prensa de derecha se encargó de magnificar la presunta ilegalidad de los que participaron de la marcha, que habrían navegado por el lago y encendido fuego en el bosque, acciones -recalcaron- prohibidas por el gobierno de la provincia de Río Negro. Pero nada dicen acerca de que ese gobierno, cuya policía estuvo presente en el lugar de los hechos, nada hizo para evitar la represión de particulares que transitaban por una vía pública en un acto que estaba respaldado por una resolución judicial.

 

A todo este panorama ominoso se puede -se debe- agregar un detalle no menor: un ex presidente de la república, Mauricio Macri, defiende la posición de Lewis, de quien incluso fue huésped mientras estaba en el cargo.

 

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