Los peores días
Los últimos días posiblemente sean los peores que haya pasado el presidente Milei desde que asumió el mandato. A su prohijada reunión partidaria en el Parque Lezama, de escasa concurrencia, debió sumarle -mal que le pesara- la multitudinaria marcha nacional en defensa de la Universidad pública, la desesperada – y todavía no concretada-- búsqueda para lograr otros “héroes” capaces de defender en el Congreso su veto al presupuesto universitario, las oscilaciones a ese respecto de Macri y su gente y, en general, el creciente repudio popular a su política de ajustes continuos, sin resultados a la vista después de diez meses de gobierno.
Además, debió deglutir una sutil pero clara ofensiva de la Iglesia Católica cuando el arzobispo de Luján en una homilía hizo un fuerte reclamo ante miles de peregrinos que, junto con él, oraron por la solidaridad y la justicia social (que tanto detesta el Presidente) al tiempo que reclamaba por la unidad y denunciaba que “todos vamos para el mismo lado”, advirtiendo que “perdimos justicia, perdimos fuentes laborales, perdimos oportunidades, pero acá estamos”. El arzobispo culminó su mensaje con una frase trascendente y de claros destinatarios al decir que, frente a la crisis “los sabios buscan soluciones y los mediocres culpables”.
A semejante panorama, Milei debió agregarle dos verdaderos cañonazos en lo personal, que contribuyen a disminuir su imagen en las encuestas, algo que tanto le preocupa y que retroceden sin cesar. El primero de esos golpes, realmente formidable e inesperado hasta por sus partidarios, fue la irrefutable prueba de su condición de plagiario en libros y discursos, un hecho que trascendió a nivel internacional deteriorando aún más su imagen y, consiguientemente, la del país. Por más que sus trolls salieron a defenderlo como pudieron, el bochorno por ese proceder, que viene desde largo tiempo atrás, quedó implantado.
Sin embargo, lo que seguramente le fue más difícil de aceptar y disimular fue la crítica abierta, clara e implacable que con respecto a su persona y su gobierno hizo Hans German Hoppe, uno de sus mayores referentes en materia económica y social. Sin pelos en la lengua, el intelectual alemán, definido por el propio Presidente como una de sus principales influencias, tildó a Milei de "showman y payaseco", nada menos. Las palabras de Hoppe fueron tan contundentes, tan demoledoras, que hasta se hace difícil comentarlas; ellas valen por sus propias expresiones y acaso transcribir las más destacadas sea lo mejor para que el lector juzgue.
En entrevistas anteriores, el mandatario argentino aseguró que Hoppe era "su norte" pero ahora su referente, al analizar la política internacional, dijo que "el punto de vista de Milei sobre el mundo tiene la misma sofisticación que la de un graduado de una secundaria americana".
Hoppe descalificó los supuestos “logros” de Milei y dijo que “ desde el punto de vista anarco-capitalista, que él asegura que es su convicción filosófica, es un desastre. Él no es un héroe”. Y disparó: ”Dudo que realmente haya estudiado a Rothbard, a pesar que lo nombra con frecuencia”.
En cuanto a los viajes que realizó Milei, donde fue galardonado por distintas instituciones, fue tajante y aseguró que "todos los premios se los dieron antes de que tuviera algo que mostrar". Irónicamente, dijo que "hay una especie de affaire amoroso entre Milei y todas las instituciones que son responsables de la maldad en el mundo" y ahondó sobre el alineamiento de Argentina con el gobierno estadounidense: "Ama a los Estados Unidos, y no me refiero al pueblo sino al gobierno. El se alía con el gobierno norteamericano que es el más imperialista que existe". Los Estados Unidos son "el país al que más le gustan las guerras. El país que causa problemas donde quiera que vaya".
"¿Por qué también ama a Trump? Tiene admiración profunda por Trump, que es un bufón, un narcisista, un proteccionista, un guerrero”.
Por último, Hoppe también criticó a los funcionarios elegidos por el Presidente de la Nación, Luis Caputo, y Federico Sturzenegger, a quienes Milei ha elogiado en reiteradas ocasiones: “El personal que empleó es básicamente el mismo que creó el lío del que quieren salir. Todos ellos sirvieron para varios grandes bancos e hicieron las tonterías normales que hace esta gente que viene de Estados Unidos y que es enviada a arreglar la economía “.
Ante semejante andanada crítica por parte de quien considera uno de sus referentes, seguramente Milei recordará que “no hay peor astilla que la del mismo palo”.
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