Jueves 25 de abril 2024

Material estratégico

Redacción 29/05/2023 - 08.01.hs

Los analistas en general determinaron rápidamente los cuatro ejes sobre los que centró su reciente alocución la vicepresidenta Cristina Kirchner fueron una muy buena síntesis de los principales y graves problemas que afectan a la Argentina actualmente. Al exponer sobre la explotación de nuestros recursos naturales fue clara y explícita: seguir el camino de Bolivia y Chile, que han declarado al litio material estratégico, con la consecuente defensa y manejo de su explotación. La síntesis fue elocuente: seamos como los países del sureste asiático y no como un nuevo Potosí, esto en una clara alusión a la ciudad boliviana donde por siglos se extrajo el mineral de plata y se la llevó allende los mares, sin dar progreso al pueblo que la extraía. Por cierto que ironizó agudamente en cuanto a quienes se escandalizan cuando se habla de declarar el litio como recurso estratégico. La respuesta de la multitud fue masiva: “Patria sí, colonia no”.

 

Aunque se caiga en un lugar común, hay que recalcar que el litio es el mineral del futuro. En un planeta saturado de monóxido de carbono y otros gases que están produciendo ya mismo un cambio climático de consecuencias impredecibles, pero seguramente negativas para la humanidad, los motores eléctricos son hasta ahora la gran esperanza de un mundo que, de uno u otro modo se mueve por el transporte. Los avances tecnológicos en lo relacionado con la aplicación del litio en el último lustro han sido impresionantes, y esto al margen de su múltiple utilización en otras producciones esenciales.

 

Ya se sabe que esta parte de Sudamérica tiene la mayor reserva de litio en el mundo, concretamente los países nombrados, incluido el nuestro. ¿Por qué no aunar esfuerzos entonces para que a ese mineral se le dé valor agregado en los países donde se extrae en lugar de exportarlo, dejándolo en manos de las grandes corporaciones, que desde hace ya bastante tiempo están al acecho de su manejo? La vicepresidenta tuvo una elocuente síntesis: “No hagamos todo el auto eléctrico, pero al menos la batería o una parte de ella”.

 

La del litio, como muchas otras pero con mayor énfasis dirigido, es una de las tantas historias que el colonialismo aporta en pro de sus intereses. No se necesita demasiada memoria para recordar que las expresiones sobre su aprovechamiento industrial dentro de los límites de la Nación fueron esparcidas sobre la opinión pública desde hace varios años, incluso en algunos casos con mención específica de las firmas encargadas de la trasformación y los aportantes de la tecnología necesaria, que se transferiría al país. Sin embargo, disimulada, casi subrepticiamente, esa meta ha ido quedando postergada, diluyéndose para dar lugar a la exportación del producto en bruto. Basta echar una ojeada cuidadosa a los diarios para corroborar que, con una u otra excusa, el litio ha comenzado a salir de la Argentina, en tanto que se modernizan los métodos de obtención “in situ”.

 

Después de todo: ¿qué es lo que impide a los países del Cono Sur americano conformar una organización de países productores de litio, una OPPL, a imagen y semejanza de la de los que son ricos en petróleo?

 

' '

¿Querés recibir notificaciones de alertas?