Martes 06 de mayo 2025

Medidas efectivas para generar cambios

Redacción 30/01/2025 - 00.25.hs

Pocos días atrás la Avenida de Circunvalación santarroseña fue teatro de un nuevo accidente (y van,,,) pero, lamentablemente, esta vez de carácter trágico. El suceso inclina a pensar, una vez más, en los riesgos que tiene esa arteria para la circulación en general, sin que se vean medidas efectivas que puedan modificar la situación.

 

Para un observador ajeno a la ciudad, esa arteria y las colectoras que la complementan se le debe antojar como una suerte de tierra de nadie: camiones de gran porte que circulan a velocidades que orillan –y superan—los 100 kilómetros horarios; motociclistas, también excedidos de velocidad, que no respetan las manos; automóviles particulares que estacionan donde mejor les parece en las colectoras, amén de exceder las velocidades reglamentarias y, en la semana transcurrida, aparición de lo que aparenta ser una vocación acrobática de algunos motociclistas, que transitan con sus máquinas equilibradas sobre una sola rueda y por largos tramos…

 

Por si eso fuera poco, están las pasarelas de alto nivel que nadie utiliza por su espaciada ubicación, que obliga a los transeúntes al cruce voleando las piernas; la falta de señalización peatonal en los semáforos y, precisamente, el afán de encontrarlos en verde, que apura a los automovilistas; más el muy molesto y absurdo muro divisorio de la calzada.

 

Reclamos contra estas y otras anormalidades han sido presentados por los vecinos de la avenida a las autoridades desde hace mucho tiempo. Los resultados parecen haber sido nulos. De hecho, desde hace considerable tiempo este diario se ha hecho eco de esos mismos reclamos en repetidas oportunidades pero, a lo sumo, ha habido alguna confusa respuesta acerca de que allí no hay jurisdicción municipal sino de Vialidad Nacional, una institución, para más, ahora casi inexistente.

 

Resulta tan absurdo como risible que una calle que atraviesa uno de los sectores más populosos de la ciudad permita un tránsito altamente peligroso (los camiones que transportan combustible) y no cuente con la presencia siquiera de un agente que sugiera moderación a los conductores y recuerde la existencia de reglas de tránsito imprescindibles a la circulación ciudadana.

 

Mientras no se impongan al menos esas –y también otras— normas moderadoras, lo que la situación tiene de desaprensivo seguirá contribuyendo a la concreción de accidentes a menudo, como ya se ha visto, mortales.

 

Ante tal panorama, queda una pregunta imprescindible para hacer: ¿Tan difícil le resultaría al municipio implementar un mínimo grupo de agentes cuya presencia apunte al cambio de la situación?

 

'
'