Miércoles 17 de abril 2024

Otra condena contra el negacionismo

Redacción 04/05/2022 - 00.12.hs

El tercer capítulo de los juicios al terrorismo de Estado en La Pampa concluyó con la lectura de las condenas a dos figuras emblemáticas de la denominada Subzona 14. Luis Baraldini recibió una pena de 18 años de prisión y Carlos Reinhard una de 12. En verdad eran siete los imputados en esta causa pero cuatro de ellos fallecieron y uno evitó el juicio por razones de salud.

 

La fiscalía había solicitado penas de 25 y 22 años respectivamente y el encuadramiento como "genocidio" del conjunto de delitos cometidos. Los jueces redujeron los montos y desecharon esa calificación, pero así y todo hubo en la fiscalía, querellantes, defensores y militantes por los derechos humanos la convicción de que el principal objetivo había sido cumplido: conocer la verdad de los hechos ocurridos y sancionar a los responsables de perpetrarlos. Se salva así, como en los dos juicios anteriores, el postulado de memoria, verdad y justicia, bandera irrenunciable de una mayoría de la sociedad argentina que nunca se resignó a dejar impunes los crímenes de la última y más sangrienta dictadura que padeció nuestro país.

 

¿Quedan nuevas etapas y metas que cumplir? Esa es la pregunta que no pocos se formulan. Al respecto resultan conmovedoras las palabras de las víctimas y querellantes que durante tanto tiempo cargaron sobre sus espaldas el mayor peso para la realización de estos juicios. Los vaivenes políticos y la habitual marcha en cámara lenta del aparato judicial se cuentan en décadas, y ese lento transcurrir del tiempo no es indiferente para quienes pusieron el cuerpo y el alma en tan ardua empresa. Tendrán que venir otros a seguir ese camino empezado por la generación que ya se está retirando. El esfuerzo físico y emocional se siente, como lo dijeron expresamente, y es hora del relevo. Quedan aspectos nada menores por dilucidar; la participación civil y religiosa, por ejemplo. Instancias para las cuales no ha habido en el Poder Judicial demasiada voluntad de investigar. No son pocos los ejemplos de empresarios que lograron zafar merced a ardides procedimentales típicos de quienes disponen de recursos económicos y bufetes caros.

 

Otro aspecto digno de destacar de este tercer juicio realizado en La Pampa, como el de otros que se están llevando a cabo en varios puntos del país, es el de constituir un duro golpe al negacionismo. Con el avance de la derecha política, ha venido ganando fuerza una reacción conservadora que intenta imponer un manto de olvido con el fervoroso apoyo de los medios de comunicación más poderosos del país. Distorsionando los hechos, subestimando los horrores de la dictadura, poniendo en duda la cantidad de víctimas, llegando a acuñar una expresión detestable como la del "curro de los derechos humanos", etc. No es otra cosa que una ofensiva de los mismos sectores que sostuvieron y se beneficiaron de aquel experimento político y económico elitista que usó el terrorismo de Estado para imponer un programa lesivo para los intereses nacionales.

 

Esta condena, al igual que las anteriores, viene a poner en blanco sobre negro lo que sucedió en aquella etapa ominosa y los extremos de crueldad y perversión a los que se llegaron. Que en esta etapa hayan sido investigados, y condenados, delitos de naturaleza sexual, habla del nivel de degradación al que llegaron los que se sentían dueños de las vidas y los bienes de las personas.

 

Queda ahora una tarea que no debiera demorarse. Convertir los voluminosos expedientes de los tres juicios de la Subzona 14 en un libro de historia contemporánea. Se trata de una tarea de investigación, selección y redacción tendiente a lograr un texto de lectura accesible que pueda estar disponible en bibliotecas, escuelas y librerías para que semejante documentación no termine confinada en herméticos archivos judiciales y pueda estar al alcance del público. Será también un invalorable ejercicio de memoria.

 

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