Domingo 28 de abril 2024

Sellan un pacto con tres estados para prevenir una bajante

Redacción 25/05/2023 - 08.09.hs

El Río Colorado de los Estados Unidos provee de agua potable a unos cuarenta millones de habitantes en ciudades importantes como Los Angeles y Phoenix, además de irrigar algunas de las tierras más productivas de aquel país.

 

JOSÉ ALBARRACÍN

 

Para quienes se preguntan cómo se maneja la cuestión de los ríos interjurisdiccionales en el llamado primer mundo, llega la noticia de que este lunes, en Estados Unidos, acaba de sellarse un pacto entre el estado federal y los estados de California, Nevada y Arizona, destinado a prevenir la bajante del Río Colorado, que provee de agua potable a unos cuarenta millones de habitantes en ciudades importantes como Los Angeles y Phoenix, además de irrigar algunas de las tierras más productivas de aquel país. Los estados participantes, municipalidades y comunidades indígenas involucrados, han acordado consumir una menor cantidad de agua del río, a cambio de unos generosos subsidios federales por un total de unos mil doscientos millones de dólares.

 

Seca.

 

El acuerdo permitiría reducir el consumo de agua del Colorado en un porcentaje estimado del 13%, y así -al menos por ahora- evitar que la bajante de caudales comprometa las presas de Lake Mead y Lake Powell, que tienen como función producir energía hidroeléctrica para millones de hogares norteamericanos. Y que, por cierto, son administradas por el Estado federal.

 

Desde luego, no fue fácil llegar a este acuerdo, y de hecho, si dependiera de la voluntad individual de los estados ribereños de ese río, difícilmente se hubiera acordado una reducción de consumo. Fue la presión del Estado federal, que impuso unilateralmente una cuota de consumo a California, Nevada y Arizona, lo que los forzó a sentarse a la mesa de negociaciones, en la que debieron sacrificar un total de casi 300.000 hectáreas que dejarán de tener derecho a riego.

 

El acuerdo no sólo fue favorecido por la jugosa tajada de fondos federales: también se viene de un invierno inusualmente lluvioso, lo cual permitió que los recortes no fueran tan drásticos como se esperaba. Sin embargo, todos parten de la base de que la sequía continuará agravándose, y de hecho, se espera que en los próximos cinco años el panorama se agrave cuando se produzcan temperaturas máximas récord de toda la zona afectada.

 

Consumo.

 

Las partes deberán revisar este acuerdo en 2026, de acuerdo a la situación que presente el río para ese entonces. Es un plazo breve, pero es un gran progreso respecto a seguir manteniendo las reglas que estaban vigentes desde hace un siglo atrás, la cuales presuponían la existencia de unos caudales que hoy brillan por su ausencia.

 

Es interesante ver -conforme un estudio publicado por Nature Sustainability- el desagregado de cómo se consumen los casi 400.000 litros de agua de esta cuenca: casi el 80% está destinado a la agricultura, en tanto sólo un 12% corresponde a consumo residencial, con la industria y la generación hidroeléctrica llevándose un 4% cada una.

 

Pero a su vez, desagregando el consumo de la agricultura, resulta sorprendente descubrir que el que corresponde a la ganadería (tanto para consumo del ganado como para producción de cultivos para su alimentación) se lleva un 56% de la torta. Los vegetales producidos directamente para consumo humano apenas si usan una cuarta parte de esa cantidad: ese es el costo ambiental que tiene la presencia de proteínas animales (carnes y lácteos) en nuestra dieta: producir una hamburguesa de 150 gramos requiere unos 144 litros de agua. Y esto, para no hablar del efecto que tienen los animales de granja en el calentamiento global, con sus emisiones de gases.

 

Diferencia.

 

Desde luego, hay diferencias sustanciales de escala que hacen inaplicables estos números y estas recetas al caso argentino. Baste decir, por ejemplo, que largos tramos de aquel Río Colorado están canalizados, esto es, su curso ha sido impermeabilizado para evitar la pérdida de agua por absorción terrestre.

 

En su sitio "Aquabook" el gobierno de la vecina provincia de Mendoza afirma que, en esa provincia, el 93,75% del agua se destina a la actividad agropecuaria, mientras un 5,45% va a consumos domiciliarios, y sólo un 1% a actividades industriales.

 

Se ignora cómo se contabilizan, allí las enormes pérdidas que se producen por la ineficiencia del sistema de irrigación mendocino, que desperdicia más de la mitad del agua que administra. Esto va tanto para la actividad agrícola como para las propias ciudades mendocinas, dotadas de unas pintorescas acequias, una tecnología llevada a España por los árabes en plena Edad Media, y que bien merecerían un replanteo en consideración a la escasez de agua que se sufre en nuestro tiempo. Y más de mil años de distancia temporal.

 

En cualquier caso, si alguna enseñanza se puede obtener del ejemplo norteamericano, es que sin un involucramiento serio del Estado federal, tanto en ejercicio de su poder arbitral, como en la provisión de los recursos para obras de infraestructura y compensaciones a los afectados, la posibilidad de resolver los conflictos entre provincias se complejiza considerablemente.

 

FOTO: Antiguo barco hundido en la orilla del Lago Mead en el Área Nacional de Recreación del Lago Mead. AP - John Locher.

 

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