Ser una "oveja negra" ya no parece ser tan malo
Desde que tenemos memoria, hablar de una "oveja negra" estuvo asociado a la descripción de un miembro diferente, poco respetable y hasta despreciable de un grupo, especialmente dentro de una familia. Se trata de un término que se relaciona generalmente con aspectos negativos, que deriva de la presencia indeseable y poco común de individuos de lana negra en rebaños de ovejas, lo cual se consideraba que no era bueno para el criador, ya que el producto obtenido no era cotizado en el mercado.
El término tiene su origen por las ovejas negras que nacen ocasionalmente en una familia de lanares blancos, debido a un proceso de genes recesivos. Esos ejemplares no solo no eran bien cotizados, sino que inclusive en Inglaterra, durante los siglos XVIII y XIX, el color negro de las ovejas era visto como "una marca del diablo".
Con el transcurrir del tiempo, en el uso moderno, la expresión ha perdido parte de sus connotaciones negativas, por lo que el término pasó a usarse para señalar al miembro de un grupo que posee características diferentes a sus compañeros.
Es probable que, motivado en estas últimas acepciones, el gobernador Sergio Ziliotto se haya inclinado por usar este término para definir llamativamente a la realidad económica de nuestra provincia.
Es que, a mitad de semana, durante la presentación de un nuevo programa de beneficios del Banco de La Pampa para las compras de fin de año, el mandatario no dudó en destacar que en la provincia se logró "un crecimiento de la economía, a partir de mayor actividad, que derivó en una creciente generación de trabajo privado". Y agregó: "Es nuestro compromiso. No son medidas coyunturales, las venimos desarrollando desde el primer día de gestión, y podemos hacerlo porque tenemos una provincia históricamente ordenada, es una oveja negra en la economía nacional".
Usos y costumbres.
El uso del término en boca del gobernador no dejó de llamar la atención, porque una denominación que históricamente ha traído acompañada una connotación negativa, en este caso es reivindicada con seguro orgullo, para mostrar una realidad distinta en comparación con el resto de las provincias argentinas.
Es que tras las interpretaciones iniciales, por ejemplo, en psicología, el "efecto de la oveja negra" pasó a utilizarse para referirse a la tendencia de un grupo de tratar o evaluar a un miembro de su propia sociedad en una forma más severa, basándose en un comportamiento distinto. En este caso, "simbolizando a quien es diferente y no se atiene a las normas generales por lo cual el rebaño lo rechaza". Por eso se suele llamar "oveja negra" a la persona que no sigue las ideas de determinado grupo.
Otros, en cambio, consignan que la "oveja negra" de la familia suele recibir críticas porque no encaja con los valores del resto, porque es tozuda, reaccionaria y poco dócil. Aunque también hay una dimensión que los describe de forma mucho más concreta: tienen voz propia.
Entre tantos estudios, algunos más recientes rescatan que "lejos de lo que podamos pensar, ser y actuar de acuerdo a los propios valores y reaccionando frente al resto de ovejas blancas, también puede ser saludable para nuestra salud física y emocional".
Al fin y al cabo, parece quedar claro que la sociedad casi siempre sugiere, a veces mediante mecanismos muy sutiles -y en otros no tanto- que seamos "un ejército de personas iguales".
Necesarias en el rebaño.
Uno de esos estudios fue publicado por una veterinaria española, quien se ocupó de explicar los beneficios de tener ovejas negras en los rebaños. La investigadora destacó que estos animalitos, cuando no tienen ni un pelo blanco, evitan que caigan rayos al rebaño durante las tormentas, y también que protegen a las ovejas blancas de que se vuelvan "modorras", un término muy utilizado en aquel país, bajo el que se conoce popularmente a las ovejas que tienen enfermedades relacionadas con el sistema nervioso.
Otro autor, también dedicado al mundo pastoril, relacionó esta cualidad de las ovejas negras con las culturas precristianas, en las que se creía que existían los dioses de la luz y los dioses de la oscuridad, siendo estos últimos los que enviaban las tormentas. De ahí que las "ovejas negras" terminaron siendo consideradas como sagradas, a las que no se les puede hacer ningún daño y por esta razón todos los pastores buscan tener alguna.
Entonces, es probable que el gobernador Ziliotto haya pensado en estas acepciones positivas para identificar a La Pampa como a la "oveja negra" de nuestro país. Si es para "poner el hombro" y salvarnos de los "dioses de la oscuridad", esos que atentan contra nuestras autoridades, contra nuestras instituciones y contra nuestra economía, bienvenido sea.
DANIEL ESPOSITO
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