Sabado 12 de julio 2025

Un libro que nos remite a nuestra propia historia

Redacción 11/07/2024 - 00.17.hs

En estos tiempos de desencuentros irracionales y profundos sería bueno que quienes tienen la posibilidad de honrar el decoro y dignidad del conjunto puesto que fueron delegados por el voto y también a quienes les cabe el serio rol con la gestión pública, se miren un instante en aquel espejo.

 

POR JOSE DEPETRIS *

 

En el Salón del Consejo Superior de la Universidad Nacional de La Pampa el 3 de julio pasado se presentó el libro “La vuelta de los Ranqueles. Una re-emergencia indígena en América Latina”, del antropólogo Axel Lazzari, organizado por UPCN Seccional La Pampa, y el acompañamiento del grupo interdisciplinario de arte “Tierra Ranquel” y la UNLPam.

 

La sala estuvo completa de público. Además de representantes de algunas comunidades de pueblos originarios que participaron e interactuaron con el panel, había un interesante y variopinto marco de asistentes de diversas extracciones que se congregaron espontáneamente dándole aun mas carnadura social y popular al eje ya saludablemente instalado de que no se puede hablar de La Pampa en determinadas temáticas sin hacerlo de los ranqueles como que no se puede hablar de ellos sin hacerlo de La Pampa.

 

Como ejemplo y prueba palmaria, recuerdo la trascendente participación del lonko Campu en la delegación oficial del gobierno provincial y su acertada alocución en el Congreso de la Nacion en ocasión del reclamo de los derechos que nos asisten en torno al río Atuel. Fue certero y lapidario. Fue la plebeya voz de la tierra.

 

Por extensión de este concepto, el presente es un libro que nos remite a nuestra propia historia terruñera, aquella de la irredenta tierra adentro pero también la del solar nativo. Vamos, la del barrio y de la escuela, la de los pueblos chicos y los márgenes imprecisos de las mejores oportunidades.

 

A través de un texto teórico sobre la ancestralidad ranquelina e identidades enmascaradas sobrevuelan en sus páginas no solo los aspectos más alejados y cruentos de los tiempos históricos y los avatares con la creación de aquel estado nacional que como acto fundante, al amparo de la generación del 80, decidió una masacre cultural con los pueblos preexistentes, sino que lo retoma desde los planteos de las décadas de los 60 y 70 con la actuación del recordado Dr. Fernández Acevedo en el patrocinio a los pobladores de la colonia Emilio Mitre en sus reclamos por tierras a un presidente dictatorial de fugaz visita en la provincia, que en la ocasión ordenó a viva voce militare “hagan inmediatamente esas escrituras”, cerrando de apuro el obturador y creyendo remediar con ese acto demagogo el largo historial de despojo que su propia Fuerza castrense ejecutó con los coroneles de Roca oportunamente.

 

Germen.

 

Pero el germen estaba echado. Ya vendrían otros tiempos y otros escenarios a partir de la recuperación de la democracia en los años 80. Y llegaron y también ya son historia para evaluar.

 

En La vuelta de los Ranqueles el autor estudia y da las claves precisas del devenir en secuencia ordenada de un “estudio de caso” centrado en la comunidad de Emilio Mitre y de la expansión paulatina a toda la sociedad mayoritaria de La Pampa que fue articulando paulatinamente en torno a ellos -el pueblo rankülche- desde el campo cultural, literario, del cancionero popular, del periodismo, instituciones gubernamentales, también desde la universidad y finalmente desde el propio gobierno provincial. Y apela a un típico texto académico que tiene la particularidad del análisis aséptico de un etnólogo foráneo, académico y antropólogo de campo con veinte años de vinculación al tema y a los protagonistas.

 

En buen romance, se relata ese saludable pasaje de hablar de ellos en tiempo verbal de pasado a hoy, en la que se los nombra en tiempo presente dado que se aprehendió que el sello identitario provincial pasa por la nombradia de la etnia, ya no solo en la figura del jinete y el caldén del escudo provincial, sino con rango de preexistencia reconocida oficialmente y con proyecciones en ámbitos de la burocracia estatal, como la participación dentro del entramado del Consejo Provincial Aborigen.

 

Memoria vedada.

 

En definitiva como toda reconstrucción de la memoria vedada por amputaciones cuenta con zonas grises y algunas más rutilantes pero claro, es una lucha de las comunidades en el camino y decisiones estratégicas llevado a cabo desde la construcción y andamiaje ideológico de los principales líderes ranqueles que persiguieron utopías, fracasos y logros saludables, algunos extraordinariamente fecundos en sus alcances y aspectos proyectantes que pujan por necesarios avances.

 

Para finalizar, es interesante remarcar el concepto que todo el proceso fue posible a partir de acuerdos tácitos de toda la comunidad pampeana sin importar el origen étnico. Y digo acuerdos tácitos que fueron procesando un itinerario en común de los pampeanos cuando algunas cuestiones importantes trascendían sobre aspectos retardatarios. Por el lado de las clases subalternas hasta las más oprimidas y soslayadas, que van de los pueblos originarios a la clase trabajadora en la defensa espontanea de los territorios ancestrales, las tierras comunitarias, a la defensa de nuestros ríos y a la militancia por mas derechos a las minorías y disidencias, nucleos articuladores en diferentes planos. Desde “adentro”, desde “abajo” y luego en parte estandarizado en un status un poco más propicio.

 

Aquel fue un espacio temporal –casi cuatro décadas- de encuentro de los pampeanos. En estos tiempos de desencuentros irracionales y profundos sería bueno que quienes tienen la posibilidad de honrar el decoro y dignidad del conjunto puesto que fueron delegados por el voto del soberano y también a quienes les cabe el serio rol con la gestión pública, se miren un instante en aquel espejo. No fue perfecto, por supuesto, pero fue posible sostenemos. Aunque haya quien diga intencionadamente que estas son minucias.

 

Ante la abierta reivindicación de genocidios y genocidas por parte del gobierno nacional que ni siquiera considera apelar a narrativas conciliadoras. Cuando trata de armonizar en un innecesario desfile donde además incluyen automotores Falcon cargados de significación, velada amenaza y brutalismo implícito de la ultraderecha que entiende la política y el poder como una “Campaña del Desierto” permanente de tentáculos acuciantes con galpones de alimentos con candados, con retaceos de medicinas. Con zozobras que se reproducen en nuestro pago chico por la desenfrenada Oposición que justifica planteos por republicanismos espureos fundados en peludos y vetustos gorilismos retardatarios para las necesidades sociales crecientes originadas por sus mandantes y patrones porteños.

 

* Ex presidente del bloque de Concejales del Frejupa – Santa Rosa

 

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