Domingo 22 de junio 2025

Un plaguicida contra la fauna de la política

Redacción 10/11/2024 - 00.51.hs

El debate sobre la reglamentación de la Ley de Plaguicidas fue uno de los grandes temas de debate de la semana en nuestra provincia. La cuestión terminó siendo por demás llamativa debido a la intempestiva retirada de los representantes de las entidades rurales.

 

Esta decisión dejó una serie de reflexiones sobre la relación de los denominados “sectores del campo” con las autoridades del gobierno. Hay que tener en cuenta que el texto legal está aprobado desde hace cuatro años y que la convocatoria se hizo para consensuar el reglamento de aplicación. Se supone que las autoridades provinciales podrían haber redactado ese texto a su antojo, pero los buenos usos y costumbres que caracterizan a la calidad institucional que reina por estos pagos seguramente los hizo optar por una convocatoria amplia a dirigentes de todos los sectores involucrados.

 

Fue en ese momento que los ruralistas dieron la nota, dando lectura a un texto que reclama la lisa y llana derogación de la ley y pegando un posterior portazo.

 

La cuestión es habían reclamado un diálogo pero luego no utilizaron ese ámbito reservado para el consenso y el intercambio de ideas, con lo cual el pedido carecería de sentido. Horas después terminaron pidiendo una reunión con el gobernador, tras lo cual lo lógico sería que se habilitara un nuevo canal de consultas, en el mismo Consejo Consultivo del que se levantaron enojados. En consecuencia, después de una rabieta, volverán a estar en el mismo lugar del que se fueron sin que nadie los echara.

 

Promesas incumplidas.

 

Lo más llamativo del caso es que hace muy poco, a mediados de septiembre, la dirigencia de la Asociación Agrícola Ganadera de La Pampa hizo pública la decisión del sector para adoptar un rotundo cambio de actitud. En la previa de 98º edición de la Exposición Rural de Santa Rosa, sus autoridades anunciaron que “en este último tiempo se ha cambiado la metodología”, convencidos de un trabajo que “se hace día a día, sin dar un golpe a la mesa o en un palco”. “No apuntamos a la queja, queremos salir de esa situación de siempre reclamo”, añadieron para no dejar  dudas acerca de la nueva postura.

 

Pero, unas pocas semanas después, los hechos demuestran que a las palabras se las llevó el viento de campo y que las promesas fueron incumplidas. Aunque se desconocen los motivos del abrupto cambio, lo cierto es que la única verdad termina siendo la realidad. En este caso no hubo diálogo, y sí hubo golpe en la mesa para el reclamo.

 

Lo que vino después es una secuencia conocida: el coro de la dirigencia opositora apoyando a unos históricos aliados desde la recordada “Resolución 125” en adelante,, para no irnos más lejos con la historia argentina. Son los mismos que usan la doble vara: aplauden y apoyan decretos y vetos del gobierno nacional en el que son absolutamente ignorados para el debate, pero critican a nivel provincial cuando la situación se originó en una reunión institucional para reglamentar una ley votada hace cuatro años. Increíble pero real.

 

Una sociedad tóxica.

 

Al final, el debate sobre la aplicación de plaguicidas nos hace pensar sobre una enorme cantidad de cuestiones tóxicas en nuestra sociedad.

 

Si vamos a empezar a combatir las plagas que más nos afectan en la vida diaria, deberíamos encontrar la forma de fumigar a quienes les están generando problemas a los jubilados, con los haberes previsionales cada vez más exiguos y con las recetas del Pami. También habría que encontrar alguna forma de combatir a quienes provocan recesión, eliminan puestos de trabajo, planchan salarios y crean pobreza. Y de paso también habría que buscar antídotos contra los traidores a sus votantes, esos que venden sus ideas y sus votos por un asado o algo más. Y sobre todo, habría que conseguir algún producto para neutralizar el odio y la crueldad.

 

Hay que empezar cuanto antes, porque estas plagas, al no encontrar mucha oposición, van tomando fuerza y pretenden crecer en su actividad depredatoria.

 

En definitiva, no quedan muchas alternativas. Dentro de la ley vigente, hay que empezar a fumigar cuanto antes para terminar con ese sector infiltrado que nos envenena en dosis extremas.

 

A no confundirse: necesitamos recuperar un ambiente sano y la principal amenaza a nivel de plagas viene de un sector de la fauna política. Hay que empezar a combatirla cuanto antes, si es que queremos recuperar a nuestro querido país productivo.

 

DANIEL ESPOSITO

 

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