Miércoles 24 de abril 2024

Un viaje trascendente

Redacción 29/01/2022 - 00.50.hs

A contramano del boicot contra los Juegos Olímpicos de Invierno promovido por los Estados Unidos, el presidente Alberto Fernández viajará a China en la primera semana de febrero. Quizás los medios de difusión no le han dado al viaje la trascendencia que merece, pero una lectura cuidadosa invita a considerar la concreción de intercambios muy importantes para nuestro país y, lo que es más: la mayoría de ellos con muchas posibilidades de concretarse.

 

Por cierto que lo primero que surge de un análisis es el apoyo del gigante asiático para la tremenda situación económica que dejó el gobierno de Mauricio Macri. Ese apoyo podría traducirse inicialmente en inversiones de varios miles de millones de dólares (se habla de veinte mil) a concretarse en una serie de grandes emprendimientos de infraestructura necesarios a la modernización del país y que fueran ignorados por el gobierno macrista, especialmente en lo que hace a energía, trasporte y comunicaciones.

 

Este paso trascendente que espera dar Alberto Fernández no implica un alejamiento del Fondo Monetario Internacional que tanto condiciona al país ni del gobierno norteamericano, claramente molesto por esta muestra de independencia y después del fracaso de sus políticas de apoyo al neoliberalismo de derecha. En el proceder hay una raíz justicialista que recuerda aquella "Tercera posición" que promovieran los años iniciales del peronismo. Para el caso, orientados a los problemas de la actualidad y con el condicionante de un país al borde de la quiebra.

 

Es que un equivocado enfoque de Occidente, en especial de los Estados Unidos, dejó de lado a aquel país gigantesco, regido por el socialismo (y como tal enemigo), el más poblado del mundo y que a lo largo de más de un siglo había sido poco menos que despreciado en el tablero geopolítico del planeta. Mientras se daba esa actitud de soberbia, China desarrolló una ciencia y una tecnología propias de muy altos niveles, sustentada en una peculiar economía parecida a un "capitalismo de Estado". Los ejemplos sobran, pero basta citar solamente su tecnología espacial que la ha llevado, prácticamente sin apoyo de país alguno, a poner en órbita una estación en el espacio en torno a la tierra y algunos logros derivados, únicos hasta hoy.

 

Esos avances se tradujeron en un sólido poder armamentista (acaso no igual al de Occidente pero también muy de tener en cuenta) y una economía de avance amplio y muy rápido. Los productos de origen chino, y también los asiáticos en general, pasaron del menosprecio a la estimación por su calidad, además de una mano de obra y precio difícil de emular. Esas condiciones hicieron que, paradójicamente, los países occidentales instalaran muchas de sus fábricas en la nación oriental.

 

En las intenciones de Fernández está, seguramente, la construcción de una cuarta central nuclear, desdeñada por Macri, aunque con discusión sobre cesión de tecnología por parte de los chinos. En el mismo campo de la energía se deberá destrabar la finalización de las presas y el aprovechamiento de los ríos patagónicos, aplicables con una técnica de largos antecedentes y que los chinos manejan desde hace miles de años.

 

Otras apetencias de los orientales son, seguramente, acceso al plan de renovación ferroviaria, la aplicación de su tecnología 5G en comunicaciones y acaso la ejecución futura de la gran red fluvial sudamericana. Por cierto esta última, aunque lo parezca, no es una entelequia: lo demuestra la Ruta de la Seda, el milenario camino entre Oriente y Occidente que avanza ahora de la mano de China y con medios modernos.

 

Por supuesto que el gobierno argentino no puede ser tan ingenuo como para creer que China obraría por solidaridad. Las obras mencionadas, entre otras muchas, pondrían el pie oriental en un país emblemático para América Latina, marcando un evidente desplazamiento de los Estados Unidos país que -hay que tenerlo muy en cuenta- nunca ha sido partidario de resolver sus derrotas en los campos político y económico sin utilizar distintos grados de violencia.

 

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