Una nueva escalada antiderechos de Milei
Los anuncios contra las políticas de género y la equidad, son una nueva escalada antiderechos del Gobierno nacional. En rechazo, el sábado próximo habrá una gran Marcha Federal Antifascista y Antirracista.
IRINA SANTESTEBAN
Las expresiones misóginas y odiantes del presidente Milei ya no sorprenden. Esta vez fue en el Foro Económico de Davos, ante representantes de las potencias imperiales y poderosos empresarios, donde por segunda vez expuso sus ideas fascistas, que en Argentina se concretan en políticas de ajuste que han elevado los índices de pobreza al 70 por ciento en las infancias y al 56 por ciento en toda la población.
Su discurso contra las mujeres y disidencias no es nuevo, como tampoco lo es su odio “contra los zurdos”: forma parte de sus diatribas fascistas en escenarios internacionales y redes sociales.
Marcha antifascista.
Causa indignación ver la pasividad de la dirigencia sindical cegetista, a pesar del ataque a los salarios, la pérdida de empleos y la quita de derechos laborales. Los popes sindicales se abrazan con el secretario de Trabajo Julio Cordero, ex CEO de Techint, mientras miles de trabajadores son despedidos en el Estado y en el sector privado (como los 300 despidos en Sancor).
Fueron “los putos y las trabas” quienes tomaron la iniciativa que debería haber encabezado el movimiento obrero organizado. En una masiva asamblea en Parque Lezama, CABA y en otras ciudades del país, se manifestaron numerosas activistas feministas y del colectivo LGBTIQ+. Participaron también trabajadoras de hospitales en lucha contra los recortes, docentes, empleados de los sitios de memoria, entre otros afectados y afectadas por las políticas de recorte feroz en el Estado, que ha implementado el gobierno de La Libertad Avanza. Los discursos fueron lapidarios contra las políticas de Milei, pero también contra la oposición “dialoguista” y la que no convoca a las calles para oponerse a los ajustes.
De la asamblea surgió la convocatoria a una gran Marcha Federal LGBTIQ+ Antifascista y Antirracista, que va sumando adhesiones de sindicatos, las dos CTA, movimientos sociales y partidos políticos de izquierda.
Como en las jornadas por la legalización del aborto, la “marea verde” vuelve a moverse, esta vez en defensa de derechos conquistados que se pretende eliminar: la ley de aborto, la ESI, el matrimonio igualitario, etc.
Política de odio.
La sumisión a las políticas imperiales y al FMI, la alianza con EEUU, el sionismo y la ultraderecha internacional, son los rasgos principales de este gobierno, que ha llevado a la Argentina a sostener posiciones fascistas, retrógradas, misóginas, homofóbicas y crueles contra colectivos diversos, como las personas con discapacidad, migrantes o quienes se encuentran en situación de alta vulnerabilidad social. Sus ataques a los feminismos y los espacios LGBTIQ+ se han acentuado ahora, envalentonado por la dudosa aceptación social que tendrían sus políticas de ajuste.
Sus posiciones negacionistas lo llevan al extremo de cuestionar la justa lucha por la igualdad salarial que las mujeres vienen sosteniendo desde hace casi dos siglos. Enarbolando una falsa bandera de “igualdad ante la ley”, la Secretaría de Planeamiento Estratégico y el asesor presidencial Santiago Caputo, trabajan en un proyecto que busca derogar lo que llaman “discriminación positiva”.
Su objetivo es la derogación de la Ley de Identidad de Género (Nº 26.743); aspectos de la Ley Micaela (Nº 27.499); el DNI no binario, implementado por Decreto 476/2021; la Ley de Promoción del Acceso al Empleo Formal para personas Travestis, Transexuales y Transgénero “Diana Sacayán – Lohana Berkins” (Nº 27.636 ); la Ley de Paridad Electoral en Ámbitos de Representación Política (Nº 27.412). Han llegado a cuestionar el cupo laboral para personas con discapacidad (Ley Nº 22.431), pero luego esta versión fue desmentida. El fundamento es derogar toda legislación que establezca una “desigualdad ante la ley”, como si viviéramos en un mundo ideal, con igualdad de oportunidades para todos y todas.
Femicidio.
Como parte de su negacionismo hacia las reivindicaciones legítimas de los sectores que luchan por sus derechos, en particular del movimiento de mujeres y de los colectivos de la diversidad sexual, Milei niega la violencia de género. Además de misógino y cruel, su discurso es de una pobreza teórica que espanta.
Para los libertarios no existen el patriarcado ni el machismo, y tampoco las desigualdades que durante siglos soportaron las mujeres (y que aún persisten). Su nostalgia de la Argentina del 1900 es justamente eso: pretender retroceder cien años en derechos.
Su intención es eliminar la figura del femicidio en el Código Penal, aunque difícilmente logre ser aprobada en el Congreso. Las estadísticas reflejan datos que no pueden ser refutados: en 2024 hubo 264 femicidios, uno cada 29 horas. A contramano de lo que piensa y vocifera Milei, el femicidio es el asesinato de una mujer perpetrado por un varón en un contexto de violencia de género; el femicida se cree con derecho a ejercer violencia sobre el cuerpo y la vida de esa mujer, a la que considera de su propiedad. Por ello, en la mayoría de los casos, los femicidas son o fueron parejas, esposos, novios, etc., de las víctimas.
Violencia.
Los discursos de odio de Milei promueven ataques y actitudes violentas en la sociedad, en particular contra las mujeres y disidencias, y también contra la izquierda y demás opositores políticos. Así lo vemos en las redes sociales y también en las asambleas y movilizaciones, cuando algunos libertarios provocan disturbios.
Por ello es muy importante que la marcha del próximo sábado sea masiva y contundente, que se plante contra la arremetida fascista y que vuelva a ganar las calles, para que tomen fuerza también los demás reclamos contra el ajuste.
Estatales que resisten los despidos, trabajadores que reclaman recomposición salarial, jubilados por un haber digno, la comunidad universitaria por aumento de presupuesto, personal de salud contra los recortes y despidos en hospitales, etcétera.
Frente a la claudicación y la traición de las centrales sindicales y gran parte de sus cúpulas, y ante el ataque a los derechos conquistados con décadas de lucha, las mujeres y disidencias han tomado la iniciativa.
La unidad de todos estos sectores es lo que está haciendo falta para derrotar el ajuste.
No esperar más y tomar las calles.
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