Una semana trascendente

Al margen de los sucesos de orden nacional que conmovieron al país y amenazan con proyecciones impredecibles, la semana que pasó fue trascendente en otros aspectos, insólitos aún dentro del panorama político.

En principio no puede dejar de señalarse la digna actitud de los intendentes pampeanos quienes, por encima de las banderías y mezquindades políticas más o menos habituales, reconocieron públicamente la acción del gobernador pampeano en lo que hace al reparto equitativo de fondos a municipalidades y comisiones de fomento en relación con sus necesidades, pero sin tener en cuenta para nada la orientación política de sus titulares. Esos recursos -de “afectación específica” para usar sus palabras- evidencian la intervención medida y necesaria del Estado en la vida comunitaria y social, exactamente lo opuesto a lo sostenido por el Poder Ejecutivo nacional, una acción que evidencia cada vez más que vamos hacia un abismo.

El plazo de treinta cuotas a tasa cero de interés al que podrán acceder las entidades comunales sin ver afectada su coparticipación son otra clara respuesta a las políticas neoliberales que alienta e impone el gobierno nacional. Lo expresado corre parejo con los planes en materia de orden social –viviendas para el caso— que han empezado a ser vistos como posibles ejemplos por otras provincias y que se evidencian en la contundencia estadística que muestra La Pampa. La síntesis que el gobernador dio a estos actos subrayó el carácter de “construcción colectiva” que ayude a cambiar la la imagen que da la política actual. En definitiva: “Dar una respuesta más”.

Enfrentadas a estas noticias innegablemente positivas y alentadores aparecen en el plano del quehacer político otras de índole francamente sorprendentes en su gravedad institucional. Obligadamente y por cercanías ya que ocurrió en jurisdicción pampeana, tuvimos el asombroso proceder de un fiscal que, con dudosas motivaciones, “chapeó” (en un decir popular) mostrando su jerarquía judicial ante autoridades policiales a la salida de una reunión de jóvenes. Pero su insólito accionar no terminó allí ya que, según testigos presenciales, extendió su agresividad a una suerte de desafío boxístico para con el oficial a cargo del procedimiento. Como un lamentable corolario de estos hechos, el fiscal llegó a jactarse de tener una relación efectiva con el ministro de Seguridad y Justicia. ¿Semejante falta de tacto estuvo motivada por alguna ingesta indebida? Eso lo tendrá que dilucidar el jury de enjuiciamiento que puso en marcha diligentemente la administración pampeana , y que podría culminar con la destitución del funcionario.

Pero en tiempos tan extravagantes como el presente, donde los malos ejemplos y la irrespetuosidad con las leyes vienen de muy arriba, refirmando que “en todas partes se cuecen habas”, en la muy cercana Catriel una autoridad municipal tampoco se anduvo con chiquitas: en una discusión política no solamente se tomó a golpes con un secretario. Se conoció también que en una insólita forma de disenso venía amenazando desde hace algún tiempo a otros integrantes del concejo municipal y para reafirmarlo, portó un arma de fuego que aparece en una fotografía…

Como diría Cicerón: “O témpora; o mores”.