Violencia juvenil en Santa Rosa

El malestar que reina entre los vecinos del barrio Obreros de la Construcción de nuestra ciudad por los reiterados casos de violencia juvenil se hizo público a través de las páginas de este diario. La agresión que sufrió un menor de 13 años por parte de tres adolescentes de 15, 16 y 17 años fue la gota de agua que colmó la paciencia. El relato de la madre del chico abusado es muy claro al mostrar cómo los agresores no solo atacaron con uso de violencia física y sexual a su hijo sino que después subieron imágenes del hecho a las redes sociales con lo cual intensificaron el grado de violencia con un evidente propósito de humillación.

Otros vecinos que se sumaron al reclamo y participaron en una reciente reunión con autoridades del área de Niñez, Adolescencia y Familia, el programa Inaun y la policía provincial hablaron del temor que se ha extendido en el barrio por causa del accionar violento de estos chicos. Si bien el hecho más grave fue la agresión mencionada, son muchos los episodios y de diversa índole. Se mencionó el hostigamiento a niños de corta edad con robo de dinero y celulares, agresiones a pedradas contra viviendas, comportamientos patoteriles a toda hora del día y de la noche. “Hacen lo que quieren y como quieren”, sintetizó una vecina.

Pero el malestar no se dirige solo a los jóvenes que protagonizan los hechos violentos y a sus grupos familiares que parecen desentenderse de los atropellos que cometen contra los propios habitantes de la barriada. También apuntan a la falta de ejecutividad que han percibido en funcionarios públicos quienes han subestimado la gravedad de los hechos, incluso menoscabado la reciente agresión al menor, y, lo que es peor, no han adoptado a tiempo medidas eficaces destinadas a buscar una solución a un problema que tiene en vilo a un populoso barrio de la ciudad. Un hecho concreto les daría la razón a los denunciantes. Recién después de que esta situación tomara estado público a través de LA ARENA se produjeron allanamientos en las viviendas de los jóvenes violentos a fin de recolectar pruebas que sirvan para las investigaciones.

No hace mucho, vecinos que viven en el centro santarroseño relataron a un periodista de este diario los reiterados episodios de violencia que vienen presenciando los fines de semana en horas nocturnas después de la salida de los boliches bailables. De acuerdo a esos testimonios, los enfrentamientos entre grupos de jóvenes se han hecho habituales como también la presencia de personal policial que los dispersa mediante el disparo de balas de goma. Otro sector de la ciudad, el barrio ARA San Juan, fue escenario, semanas atrás, de otra pelea grupal que terminó con un joven de 18 años muerto con un arma blanca empuñada por otro de 16.

Como puede apreciarse, ya no son hechos aislados ni involucran a sectores puntuales de la ciudad. Este fenómeno parece extenderse y la pregunta que debe formularse es si las autoridades judiciales, provinciales, municipales y policiales lo están abordando con la coordinación, la seriedad y la celeridad que cabría esperar. Por lo que se está viendo hasta ahora, no parece que fuera así.