Arqueología: Un ejército inmortal
Hace más de treinta años, en Xian, China, unos campesinos que buscaban agua para sus regadíos descubrieron fragmentos de una figura de terracota que semeja a un guerrero antiguo. Esta habría de ser, tan sólo, la primera de las piezas de un verdadero ejército a tamaño real realizado en arcilla cocida conocido como "los Guerreros de Xian" o "los Guerreros de terracota".
Poco tiempo después este impresionante hallazgo se convertiría en uno de los conjuntos arqueológicos más importantes del pasado siglo posiblemente comparable al de la tumba de Tutankamon.
Descubrimiento.
La importancia histórica de este recinto funerario es indudable ya que hablamos del mausoleo del primer emperador de China, Qin Shi Huang, un hombre que a pesar de que en vida fue un líder totalitario, ejerció la tiranía y estuvo obsesionado con la muerte. Entre 221 y 210 a.C. consiguió unificar varios reinos feudales de la civilización china y estableció la Dinatía Qin, con capital en Xian (entonces llamada Changan).
Pero además estamos hablando de su descomunal mausoleo funerario, único en la historia, que ocupa una impresionante geografía subterránea de 56 kilómetros cuadrados. Fue la última morada del legendario emperador Qin Shuang, hace 2.300 años, para la que hizo construir un verdadero ejército de terracota que fue enterrado a la vez que él y cuya función se cree que era la de escoltar su tumba en su viaje al otro mundo. Qin quería desplegar todo su poder desafiando a la muerte.
En realidad estas artísticas figuras de terracota a escala humana aportan una valiosísima información histórica sobre el emperador como gobernador y estratega.
La leyenda sigue viva.
Parece ser, que esta vez la tradición oral china no se equivocaba. Lejos de ser un "cuento chino" y por aquello de que "cuando el río suena, agua trae"; el descubrimiento de esta grandiosa sepultura le dio la razón a una antigua leyenda china que situaba en esta zona el enterramiento del primer emperador de China. Pero la historia de Qin Shi Huang y de su tumba sigue siendo una leyenda viva y una gran desconocida a pesar del reconocimiento del lugar como una de las ocho maravillas del mundo.
Fue un emperador totalitario pero a pesar de su mandato autocrático basado en la tiranía, Qin Shi Huang es todavía considerado como una especie de colosal fundador en la historia China, como un superhombre, conquistador y unificador de los estados chinos cuya gesta ha durado más de dos milenios. Pero la figura del emperador sigue rodeada de una magnífica aura de leyendas.
"Cuenta la leyenda, que el tirano encargó a un grupo de artesanos instalar en la entrada de la cámara sepulcral ballestas que se accionaban por un mecanismo automático con el objeto de herir mortalmente a cualquiera que se atreviera a penetrar en sus aposentos mortales", quizás algo similar a lo ocurría en las pirámides del los faraones egipcios aunque este dato todavía no ha podido ser demostrado.
El poder del más allá.
Entre las obsesiones del emperador estaban el miedo a la muerte y derivada de ella la de recorrer Asia en busca del elixir de la inmortalidad, lo que habitualmente le obligaba a viajar. A los 13 años cuando todavía era el príncipe Zhen y tras ser elegido, cuentan las leyendas, que ya empezó a pensar en su tumba, a idear cómo habría de ser el monumento funerario que le recordara para siempre; quizás la manera más segura de pasar a la historia como un rey inmortal.
Buscaría otras muchas fórmulas a lo largo de sus años de vida. Evidentemente sin resultados. Fue esta obsesión por la inmortalidad, precisamente, la que desencadenó su inevitable muerte y precipitó la rápida caída de su dinastía.
Convertido ya en emperador, título que se da a sí mismo, inicia la impresionante obra de su mausoleo en la que, si no mienten las crónicas chinas, empleó a 700.000 hombres reclutados de todos los rincones de su nuevo imperio.
Copia.
Para el emperador, su tumba debía ser una copia del universo conocido y en ella encerrar todas las maravillas del mundo. Quería que su morada eterna fuera la más espléndida jamás construida, quería sobre todo que nadie pudiera profanar su descanso. Así que mandó a sus numerosos súbditos construir 8.000 soldados a tamaño real, cada uno diferente al otro, formados para siempre en posición de batalla, vigilantes ante su tumba y junto a ellos toda una manada de bellos caballos y algún carro de combate. Un ejército inmortal que le acompañara al más allá.
Los estudiosos de la cultura asiática, interpretan el enterramiento monumental como un símbolo "de querer arrastrar el poder hasta después de la muerte".
Qin Shihuang solía decir que quería "durar tanto como el Cielo y la Tierra, entrar en el agua sin mojarse y tener contacto con el fuego sin sufrir quemaduras".
El emperador murió en el año 210 a.C, a los 48 años de edad, mientras se encontraba haciendo un viaje por la China oriental en busca de las legendarias islas de los inmortales y el secreto de la vida eterna.
La misteriosa tumba.
El equipo de arqueólogos dirigido por Xu Weihong anunció hace poco el descubrimiento de otros 114 guerreros de este ejército de guerreros de terracota que aparecieron pintados en vivos colores algunos fragmentados. En la última rueda de prensa que Xu Weihong -directora del equipo arqueológico chino- daba en Oviedo afirma que "China tiene previsto acometer las excavaciones del Mausoleo del emperador chino Qin Shi Huang, en Xian, del que forma parte el grupo escultórico de los Guerreros y Caballos de Terracota, una vez que tenga la dotación informática adecuada para ello". Xu apunta que la información recogida hasta el momento refleja las realidades de la tumba del emperador chino, en la que se sabe que existe una gran concentración de mercurio y un salón de un espacio enorme.
Al día de hoy este enclave funerario todavía sigue rodeado de enigmas y leyendas ya que una gran parte de este tesoro arqueológico está por desenterrar al igual que la enigmática tumba del emperador Qin.
Miles.
Se cree que el Ejército de Terracota del Primer Emperador chino estaba compuesto por al menos 8.000 soldados, aunque muchos de ellos siguen enterrados, a la espera de que las tecnologías en el campo de la arqueología evolucionen y se pueda garantizar que los que sean desenterrados en el futuro puedan mantener su color original.
También se decidió, por las mismas razones, esperar un tiempo antes de entrar al túmulo bajo el que se encuentra la cripta de Qin Shihuang (situado a un kilómetro y medio de distancia del Ejército de Terracota).
El emperador tenía la creencia basada en la tradición popular china de que había de rodearse de riquezas e imágenes de soldados, para poder recrear su vida suntuosa y su poder terrenal en la otra vida. Se cree que los antecesores de Qin Shihuang se hacían enterrar con soldados y concubinas de carne y hueso, pero que en la época del Primer Emperador ya se había cambiado esta cruel práctica por la de hacer dobles de arcilla.
¿Más hallazgos?
Los científicos chinos consideran que todavía quedan muchos más hallazgos por descubrir en este complejo titánico pero cuestiones económicas y dificultades técnicas impiden realizar más labores de prospección en este mausoleo.
La leyenda del tesoro del mausoleo de Qinshihuang puede ser cierta. Parece claro que estamos ante las evidencias reales de una nueva leyenda con la que los científicos parecen de acuerdo, ¿podrían encontrase todavía aquí enterrados grandes palacios y hasta ríos de mercurio?
Se tiene la certeza de que los trabajos del complejo funerario nunca llegaron a ser culminados. Cuando Qin Shi Huangdi muere, a los 48 años de edad, la obra queda paralizada. Los estudiosos basan esta creencia en el hallazgo de una fosa vacía, un espacio subterráneo en el que no aparecen guerreros, ni caballos, pues el monumento está también repleto de animales y hasta de carros de combate. Sugiere para el equipo de investigadores este terreno desocupado, que en el año 210 a. C, cuando se cree falleció el emperador, no se construye una sola figura más de terracota. Incluso se ha llegado a decir que los artesanos que participaron en la gran obra quedaron enterrados con ella, llevándose sus secretos.
Aún no se sabe si, como aseguran las crónicas de la época, entre lo que queda por descubrir bajo el suelo estarán aquellos hombres y a su lado las grandes joyas del mundo, los palacios y las maravillas universales que Qin Shi Huangdi quiso construir para su morada final o, por el contrario, no le dio tiempo a llevarlas a cabo. ...en las guías de Xian describen no sólo templos de piedras preciosas, sino hasta ríos subterráneos de mercurio.
El historiador Sima Qian habla de esos cauces que "se hacían fluir mecánicamente y representaban el río Amarillo y el río Azul". Según él la tumba contenía "maravillas increíbles"; el techo de la cámara fúnebre era de "bronce salpicado de gemas como si de un cielo estrellado se tratara. Sima Qian describe el alrededor maquetas de palacios y espléndidos tesoros.
*ARQUEHISTORIA
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