Una creación heroica
Periodista, político y ensayista, fundador del Partido Socialista del Perú, José Carlos Mariátegui es considerado como uno de los grandes introductores del marxismo en América latina. Con creatividad y lejano al economicismo y determinismo dominantes en el marxismo de la época. Florestan Fernandes menciona a Mariátegui como el mayor exponente del socialismo de su generación y de la década 1920-1930 en América latina. El sociólogo brasilero señala que Mariátegui promovió los primeros análisis concretos desde una perspectiva marxista, sobre varios temas como la formación del capitalismo en España, la irradiación del capitalismo de Europa a América latina, las relaciones entre la base económica y las estructuras sociales y de poder de la sociedad peruana. José Pablo Feinmann lo declara el "más grande filósofo marxista de Latinoamérica".
Mariátegui constituye no sólo la primera tentativa de pensar América latina en términos marxistas, sino que continúa siendo hoy una referencia para la teoría y práctica del socialismo en este continente.
Teoría nueva.
Mariátegui bebió del ambiente histórico, intelectual y político de la Europa de inicios de los años 1920, particularmente en Italia en donde asistió a la fundación del Partido Comunista Italiano y fue fuertemente impresionado por el movimiento obrero. Su estadía en Italia coincidió con el inicio de la publicación de El Orden Nuevo. La experiencia europea fue para Mariátegui su más vigorosa fuente de formación marxista, como él mismo dijo, ya que le permitió conocer un marxismo muy creativo y que reivindicaba la dialéctica.
Se pueden trazar varios puntos de contacto entre Mariátegui y Antonio Gramsci. Ambos fueron socialistas fuertemente comprometidos con su tiempo, con las clases trabajadoras, así como con la construcción de lecturas e interpretaciones de su realidad, que fueran la base y el fundamento de propuestas de cambio social. Ambos prestaron una atención especial a lo que hoy llamamos "aspectos culturales", a la producción y circulación de las ideas, a la necesidad de una renovación cultural y moral, a la educación de los trabajadores desde su condición de trabajadores. Ambos marxistas rechazaron cualquier reducción positivista del marxismo, así como el cientificismo y determinismo que cierran espacio a la voluntad humana, a la actividad transformadora y consciente del sujeto revolucionario. Ambos reconocieron la importancia de la tradición, la cultura, las utopías y los mitos. Por eso ambos escriben, reflexionan, estudian diferentes manifestaciones de la actividad social, aspectos que habían merecido poca atención por la teoría revolucionaria entonces. El marxismo para Mariátegui es sobe todo método de interpretación. Por ello, el socialismo peruano no debía ser, "ni calco ni copia sino creación heroica".
En Perú, varias generaciones de líderes sindicales y estudiantiles bebieron en Mariátegui. La fundación y sucesivos desgajamientos de partidos políticos de inspiración marxista en los años 60 y la nueva izquierda en los 70, se hicieron bajo declaraciones de filiación mariateguista. Los más importantes intentos de unificación de esta pléyade de partidos políticos ocurridos en los años 80, convocaron también una fidelidad mariateguista. Las experiencias de educación popular que constituyeron un movimiento efervescente en las décadas del 70 y 80 en Perú, nacieron muchas de ellas como extensión del trabajo de formación política de los y las militantes de estas organizaciones políticas de izquierda.
La influencia europea.
Mariátegui nación en Moquegua, en el sur occidente del Perú, en 1894. Muy joven se inició en el mundo del periodismo, primero como ayudante de tipografía en el diario La Prensa, en Lima y luego como articulista de la actividad artística y cultural peruana y columnista de El Tiempo. El joven periodista fue tomando contacto con las luchas obreras por la jornada de las 8 horas y la movilización estudiantil por la reforma universitaria en el Perú. Su vocación por las letras y el periodismo lo llevaron a fundar, junto con un grupo de contemporáneos de orientación socialista y anarco-sindicalista, la revista Nuestra Epoca y después el diario La Razón desde donde difundían una crítica al gobierno de Leguía y proclamaban su simpatía con el movimiento obrero,
Su contacto con el movimiento social de la época junto con las noticias sobre la revolución bolchevique en Rusia, habrían sido los embriones de una conciencia socialista que poco más tarde lo encaminaría al marxismo. Sus años de residencia en Europa entre 1919 y 1923, fueron fundamentales en su formación marxista.
Mariátegui llegó a Europa exiliado por Leguía, régimen conocido como El Oncenio pues mantuvo en el poder al dictador civil de 1919 a 1930. Desde Europa, Mariátegui continuó su labor periodística enviando crónicas a El Tiempo. Fue así que, como corresponsal del diario asistió en Livorno en 1920 al congreso de fundación del Partido Comunista de Italia luego del rompimiento, por la corriente de izquierda del partido con figuras como Antonio Gramsci. No obstante no hay evidencia de que haya conocido a Gramsci personalmente.
Formación.
En el periodo de residencia en Europa vivió en Italia y visitó otros países europeos: Francia, Alemania, Bélgica, Austria, Hungría y Checoslovaquia. Particularmente en Italia, Mariátegui realiza su formación marxista de forma autodidacta, en un ambiente cultural e ideológico muy influenciado por Gentile y Croce (a éste último si conoció personalmente). El impacto de esta estadía en Europa en la maduración del pensamiento de Mariátegui es destacado por diferentes autores que se especializaron en su obra. En el viejo continente Mariátegui no sólo absorbió creativamente el marxismo, sino que bebió de todo el ambiente cultural europeo de la época.
Pero más que todo lo va a marcar su experiencia italiana. Allí desposa, en efecto, "una mujer y algunas ideas". Aquellas, en particular, del historicismo croceano tal como va impregnando las investigaciones y las luchas del Ordine Nuovo y del marxismo de Gobetti y de Gramsci.
A su regreso al Perú en 1923, José Carlos Mariátegui inicia su trabajo de propaganda socialista, particularmente entre los obreros. Participa de las universidades populares -creación de González Prada en los primeros años del siglo XX-, asume la dirección de la revista de izquierda Claridad y colabora con el semanario Variedades y El Mundial. Publica el periódico Labor como un instrumento de "educación ideológica" destinado a sostener a los trabajadores peruanos en sus esfuerzos incipientes de organización "clasista". Funda y dirige la revista Amauta en 1926 y desenvuelve una intensa actividad ensayística que difunde a través de artículos en revistas.
De regreso.
Mariátegui funda la Editorial Minerva para publicar autores nacionales y extranjeros con el objetivo de "desarrollar la atmósfera intelectual y anímica que permita romper la influencia intelectual e ideológica y oligárquica sobre la nueva generación de intelectuales y artistas". Así, se convierte en un difusor del marxismo traduciendo y publicando textos de Rosa Luxemburgo, Lenin, Trostski, Breton, Sorel, Romain Rolland, Barbusse y Gorki, así como autores latinoamericanos. En 1925 publica su primer libro, La escena contemporánea.
En 1926 Mariátegui es invitado por Haya de la Torre a unirse a la Alianza Popular Revolucionaria Americana, APRA, fundada en 1924 como un frente antiimperialista. Dos años más tarde, cuando el APRA deja de ser un frente para constituirse en partido político, Mariátegui rompe con Haya de la Torre y se dedica a la organización del Partido Socialista del Perú, el cual funda en octubre de 1928 y es elegido secretario general. Ese mismo año sale a la luz la primera edición de los "7 Ensayos de interpretación de la realidad peruana" y desde la revista Amauta proclama sin equívoco alguno su fe en un "socialismo peruano" que ha de realizarse gracias a una "creación heroica" original. Y esta orientación va entonces a materializarse tanto a nivel sindical como a nivel político. En el año 1929 él impulsó la creación de la Confederación General del Trabajo del Perú que agrupaba trabajadores de la industria y a la Federación Indígena. Fallecería tempranamente en 1930.
Los 7 ensayos.
Los 7 Ensayos aparece como la primera manifestación verdaderamente significativa de lo que se entiende por sociología crítica y militante en América latina. José Aricó, en el Prólogo a Mariátegui y los Orígenes del Marxismo Latinoamericano, señala sobre el peruano y su obra más difundida que "a diferencia del resto de los marxistas latinoamericanos, se esforzó por traducir el marxismo aprendido en Europa en términos de peruanización. Y es por eso sin duda que, con todos los errores o limitaciones que puedan contener, los 7 ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana siguen siendo, a medio siglo de su publicación, la única obra teórica realmente significativa del marxismo latinoamericano".
El propio Mariátegui apunta en la Advertencia a la edición de los 7 Ensayos que con esta obra pretende hacer "una contribución a la crítica socialista de los problemas y la historia del Perú".
Pensar América.
El tiempo en el cual Mariátegui piensa y escribe su obra es un periodo que puede ser considerado como un auténtico puente histórico entre la sociedad colonial y la sociedad del tiempo del Amauta porque durante él tiene lugar una compleja combinación entre los principales elementos de la herencia colonial, apenas modificados superficialmente desde mediados del siglo XIX, y los nuevos elementos que con la implantación dominantes del capital monopolista, de control imperialista, van produciendo una reconfiguración de las bases económicas, sociales y políticas, de la estructura de la sociedad peruana.
Diez años antes había ocurrido la Guerra del Pacífico (1879) por el control de recursos naturales del guano y el salitre necesarios para agricultura europea, guerra que había enfrentado a Perú, Chile y Bolivia con la intervención inglesa apoyando al gobierno de Chile y que había producido desastrosos efectos. En el plano internacional acontecía la expansión imperialista del capital monopólico y la disputa de las burguesías de Estados Unidos e Inglaterra por la hegemonía mundial, sobre todo sobre América Latina.
Instrumento de lucha.
En ese sentido, el marxismo fue para Mariátegui, un marco y punto de partida para investigar, conocer, explicar, interpretar y cambiar una realidad histórica concreta, desde dentro de ella misma.
El peruano no aplicó un aparato conceptual para analizar una formación social peruana, se sirvió de él para analizarlo e interpretarlo. El Amauta prestó gran atención a las dimensiones culturales, religiosas, literarias y una perspectiva histórica para entender los procesos de la formación social peruana y elaborar su propuesta socialista. El carácter semi feudal de la formación social peruana (coexistiendo con un capitalismo naciente y un colectivismo comunal), el socialismo basado en el comunismo comunal y el "problema del indio" (campesino e indio) y el papel de los artesanos. De ahí la polémica entre Mariátegui y la III Internacional Comunista ó Komintern. Esta veía a América latina como una realidad homogénea, caracterizada por la semi colonialidad y feudalidad, lo cual hacía necesaria una etapa de desarrollo capitalista para llegar al socialismo. En esta visión homogenizante, el indio no existía. Mariátegui buscó la construcción de un socialismo auténticamente peruano, que no fuera ni calco ni copia del socialismo europeo.
Tesis propia.
En el año 29, un año antes de su muerte prematura, presentó su tesis sobre El problema indígena, al congreso para la constitución de la Confederación Sindical Latinoamericana, el mismo que provocó una fuerte controversia y rechazo. Ese mismo año, los planteamientos del Partido Socialista del Perú fueron duramente criticados por la ortodoxia stalinista durante la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana, en particular por el dirigente argentino Codovilla. Su concepción de la revolución socialista latinoamericana no coincidía con la ortodoxia de la Komintern, cuyo portavoz era Codovilla. En su concepción del socialismo Mariátegui sostenía la importancia de las formas de asociación pre-capitalistas. En ese sentido, algunos autores lo ubican al interior de una corriente "romántica" del marxismo entre cuyos exponentes se ubican a Marcuse, Thompson, Bloch y Benjamin. Corriente crítica de las ilusiones del progreso capitalista y que sugiere una dialéctica utópico-revolucionaria entre o pasado pre-capitalista y el futuro socialista.
Aricó señala que "al igual que otros heterodoxos pensadores marxistas, él pertenece a la estirpe de las rara avis que en una etapa difícil y de cristalización dogmática de la historia del movimiento obrero y socialista mundial se esforzaron por establecer una relación inédita y original con la realidad".
El mariateguismo fue la obra de un periodista, un hombre en estrecho contacto con otros hombres, sumergido en la vida cotidiana, interesado más por el impacto de sus ideas, por la emoción que generaba en sus contemporáneos que por la certeza cartesiana de su pensamiento fue un político: nunca estuvo enclaustrado, siempre se interesó por el público, por agitar a las multitudes.
Yolanda Luisa C. Rodríguez González
Periodista. Rebelión
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