La pasión y el infierno
El sacerdote Miguel Angel Nicolau, nacido en General Pico y desaparecido en Rosario, fue un exponente de la Iglesia popular y comprometida. El recuerdo sobre su trabajo social y pastoral y testimonios de los religiosos que estuvieron del otro lado de la picana.
El pampeano Miguel Angel Nicolau fue un sacerdote salesiano tercermundista que militó en el peronismo revolucionario. El 27 de enero de 1977, a los 35 años, fue secuestrado por un grupo de tareas en Rosario. Fue visto por última vez en el centro clandestino de detención del Servicio de Informaciones, ubicado en Dorrego y San Lorenzo, en pleno centro de esa ciudad, donde estuvo durante años la Jefatura de Policía de Rosario.
Nicolau nació en General Pico el 14 de diciembre de 1941 y realizó sus estudios en el colegio Domingo Savio de Santa Rosa, donde estuvo de pupilo, y en el colegio Nacional. Siguió el seminario de la orden salesiana en Bernal, Buenos Aires, y pasó a desempeñar su carrera sacerdotal en San Nicolás. Fue ordenado por el obispo Carlos Ponce de León en 1974. Fue el último religioso en recibir sus hábitos de manos del prelado, que tuvo una postura crítica a la dictadura militar y defendió a los sacerdotes con una impronta social. Ponce de León murió el 11 de julio de 1977 en un "accidente" en la ruta 9 cuando su automóvil fue embestido por una camioneta. Las circunstancias de su muerte dieron la pauta de que había sido un atentado preparado por el Ejército.
Impronta política.
Nicolau desempeñó su ministerio sacerdotal primero en San Nicolás desde comienzos de los 70 y luego en Rosario. Dejaría una impronta evangélica, social y política muy importante entre los adolescentes y jóvenes de ambas ciudades, que lo tuvieron como docente.
Conocedor de cinco idiomas -castellano, inglés, francés, italiano y latín- dio clases en el Colegio Don Bosco de San Nicolás y encabezó un grupo juvenil mallinista, del que varios alumnos después continuarían su militancia en el peronismo revolucionario. José María Budassi fue uno de los que lo integró y tuvo con Nicolau un estrecho vínculo afectivo y político, que se fue profundizando ya en la militancia. Budassi habló con el diario La Capital, de Rosario donde relató vida y pasión de Nicolau. Y Aseguró: "El cura Nicolau fue nuestro confesor y un referente político".
Budassi, también fue entrevistado para CALDENIA. Indicó: "El proceso de renovación se dio fundamentalmente en los sectores más jóvenes dentro de la orden salesiana y en él tuvo una activa participación el padre Nicolau. Básicamente existían dos ideas motrices: la opción preferencial por los pobres y el compartir los bienes no sólo materiales sino la construcción de un proyecto de vida diferente".
Trabajo social.
El grupo mallinista comenzó a reunirse en 1973, en plena efervescencia política y social. "Los salesianos tenían una línea pastoral juvenil, que era el Movimiento Mallinista, fundado en Mendoza en 1967 por el cura Aldo Pérez. Su metodología consiste básicamente en reunir a un grupo de personas durante tres o cuatro días en un determinado lugar, donde se dan charlas y se vive en un clima 'cerrado'. Se trabajaba particularmente con adolescentes y jóvenes, poniendo eje en la necesidad del compromiso con los desposeídos. Los encuentros se hacían a nivel nacional y luego regional", precisó.
"Tras un retiro en Córdoba -continuó- en 1973, pasamos a integrar el Centro Mallinista, que funcionaba en grupo como una suerte de 'unidad básica', con un director espiritual o sacerdote responsable, el cura Jorge Pautassi. También participaba Nicolau, aunque todavía no era sacerdote sino seminarista. Allí es que lo conocemos. El primer libro que leí en mi vida, por recomendación de Miguel Angel, fue 'El arte de amar', de Erich Fromm. Publicábamos un boletín con reflexiones o cosas que escribíamos. Miguel Angel dibujaba muy bien; había dibujado la tapa de uno de los números, que se imprimían con esténcil".
Budassi precisó: "La práctica más vital que nosotros vivimos y que nos llevó a la opción política, y fue cuando terminamos cuarto año, en 1974. El que nos marcó a nosotros en la opción por la militancia fue Miguel Angel Nicolau".
"En una reunión en Santa Fe, a principios del 74, se propone la idea de ir a vivir a un pueblo, durante un determinado tiempo, a convivir con esa comunidad y hacer una tarea de evangelización que tenía que ver con difundir los principios cristianos, pero también desarrollar una acción social. Así es que se decide misionar en un pueblito de pescadores, Puerto Aragón, cerca de Barrancas, provincia de Santa Fe. A fines de ese año fuimos de la partida nuestro grupo del Colegio Don Bosco de San Nicolás, liderados por Miguel Angel; y un grupo mallinista de cuatro mujeres del María Auxiliadora de Rosario, coordinado por la monja Inés Wenk. En diciembre de 1974 nos instalamos y estuvimos ahí un mes y medio. Pasamos la navidad, los reyes y todo enero", indicó.
"Estuvimos haciendo lo que se llama una misión evangélica, esa práctica del diálogo con la gente y también de la formación que íbamos recibiendo en ese momento de la perspectiva histórica y política, del clima de época", comentó el testigo. Poco después el grupo se vincula con la opción peronista revolucionaria y continuó su tarea social en los barrios.
Ordenado.
Continuó Budassi: "Vivimos un proceso de evolución del compromiso social cristiano hacia una idea de compromiso político, que tenía que ver con el clima de época tan fuerte y visible en el período 1973-1976. Miguel Angel ya se había ordenado sacerdote en 1974 con el obispo nicoleño Carlos Ponce de León y había sido trasladado al Colegio San José de Rosario. Su tarea pastoral la desarrollaba en el centro mallinista del San José, que estaba ya muy politizado con respecto al de San Nicolás. Nosotros nos denominábamos Centro Mallinista 'Proa a Cristo' y los de Rosario, Centro Mallinista 'Camilo Torres', lo que marca la diferencia ideológica". En 1975, en quinto año, el grupo de alumnos del Don Bosco hizo su opción política por el frente secundario de Montoneros y formó el centro de estudiantes.
En Rosario.
Budassi explicó que "Nicolau era un tipo inquieto y con una gran cultura, estudiaba Psicología en la Universidad Nacional de Rosario y ya tenía un compromiso de afinidad política con Montoneros. El alentaba y sostenía el trabajo político para la creación y el desarrollo de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) en el San José, donde también era profesor de Historia".
"Su conocimiento del psicoanálisis a través de la lectura de Sigmund Freud y Fromm en la facultad formaba parte ya de su formación, sobre todo por una experiencia que había tenido el filósofo de la Escuela de Frankfurt en México con grupos de cristianos, en cuanto a la incorporación del psicoanálisis al sacramento de la confesión. Miguel Angel había aplicado esa metodología con nosotros en Puerto Aragón", explicó.
Por su vinculación con el tercermundismo era resistido cada vez que visitaba General Pico para pasar algunos días durante el verano de vacaciones en la casa de su familia, y la curia local le llegó a negar que diera misa en la parroquia. Temían los sermones en los que arengaba a la lucha y a cambiar las condiciones materiales de la sociedad.
Budassi indicó que el vínculo con Nicolau "persistió porque en 1976 algunos jóvenesfuimos a estudiar a Rosario. Luego del golpe, Miguel Angel dejó el San José tras la caída de varios compañeros de la UES que estaban en su grupo. El pidió entonces una licencia eclesiástica por un año y se fue a vivir a casas de estudiantes, mientras tenía militancia clandestina universitaria y barrial en Granadero Baigorria, ligado a la Juventud Universitaria Peronista (JUP). Llegó a consagrar el matrimonio de algunos de sus militantes y también hizo gremialismo docente en el Sinter (Sindicato de Trabajadores de la Educación de Rosario)".
Desaparecido.
El 27 de enero de 1977, el salesiano fue secuestrado en la pensión donde vivía por el grupo de tareas denominado "la patota" del comisario Agustín Feced, y trasladado al Servicio de Informaciones. Se trataba del más grande centro ilegal de detención que funcionó en Santa Fe durante la dictadura militar, ya que se calcula que por él pasaron entre 1.800 y 2.000 personas. En mayo, Badussi y otros ex compañeros del colegio Don Bosco fueron secuestrados. Dos de ellos, Gerardo Cámpora y Carlos Farayi, están desaparecidos.
El destino de Nicolau se sabe por los testimonios brindados en el juicio oral en la denominada Causa Díaz Bessone, por delitos de lesa humanidad cometidos en el Servicio de Informaciones rosarino. Durante el proceso, María del Carmen Sillato, una de las víctimas secuestrada el 18 de enero de 1977 junto a su esposo y torturada en ese centro, relató los pormenores de su cautiverio ante el Tribunal Oral Federal 2 de Rosario.
Uno de los aportes centrales del testimonio de Sillato, fue el relato del día en que fueron primero torturadas y luego trasladadas para ser asesinadas María Sol Pérez y Analía Urquizú, también pampeana, al igual que Horacio Luna. También describió los "tremendos tormentos aplicados contra el cura Miguel Ángel Nicolau". El sacerdote fue desaparecido poco después. Actualmente hay una causa abierta por su caso.
Del otro lado.
Hay dos historias de sacerdotes vinculadas a la desaparición de Nicolau. Pero ubicados del otro lado de la picana. Durante décadas, no se pudo saber sobre el final del religioso nacido en General Pico hasta que empezaron a abrir causas judiciales por delitos de lesa humanidad en los últimos años. Una de las pocas menciones anteriores fue la del párroco cordobés Miguel Angel Regueiro que también fue capellán del Liceo Militar General Paz de Córdoba. Regueiro dijo en una reunión del decanato de la diócesis en 1977, que "al padre Nicolau hubo que matarlo", precisan los historiadores Marcos Novaro y Vicente Palermo.
Al frente de la parroquia cordobesa de Las Violetas, Regueiro fue detenido e indagado en 2007 por la Justicia Federal de San Nicolás en la causa por las desapariciones en esa ciudad de los ex alumnos del colegio Don Bosco entre mayo y junio de 1977. De hecho, cuando un grupo de tareas secuestró a una pareja que militaba en la Juventud Peronista Universitaria, el hijo de ambos de pocos meses fue dejado con un vecino, a quien luego le ordenaron entregarlo al sacerdote. El religioso había sido entre 1975 y 1978 capellán militar del batallón de Combate de Ingenieros de San Nicolás. Y su jefe, el teniente coronel Manuel Saint Amant, jefe del área 132, lo consideraba "un aliado del Ejército". Excarcelado, falleció en 2008.
Capellán.
El otro caso es el sacerdote Eugenio Zitelli, ex capellán de la Unidad Regional II entre los años 1964 y 1983, que fue detenido en 2011 en Casilda, Santa Fe, por orden del juez federal Marcelo Bailaque, titular del Juzgado Federal Número 4 de Rosario. El cura está acusado, junto a otros 17 represores, de delitos de lesa humanidad cometidos en el Servicio de Informaciones.
En el desarrollo del juicio de la causa Díaz Bessone se había solicitado la indagatoria a Zitelli, por considerar que existían pruebas suficientes para demostrar el "apoyo explícito de las autoridades de la Iglesia al golpe genocida en la UR II".
En los alegatos, la fiscalía indicó que "está registrado" que el cura Zitelli "ingresaba a la sala de torturas" del Servicio de Informaciones y que era parte del aparato de represión montado en ese centro clandestino de detenciones. Uno de los casos por el que se lo investiga es por la desaparición de Miguel Angel Nicolau.
*LICENCIADO en Ciencias Sociales
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