El precio de la fama
En esta oportunidad, recorremos la realización de la película Jay Kelly (Netflix, 2025), protagonizada por George Clooney y Adam Sandler. El film transita la vida de una estrella de cine luego de 30 años de carrera y lo sitúa en medio de una crisis existencial.
Tomás Villarreal D’Atri *
Tras su paso por prestigiosos festivales de cine, el pasado 5 de diciembre tuvo el estreno oficial la nueva película exclusiva de Netflix llamada Jay Kelly. Es dirigida por Noah Baumbach, el reconocido guionista y director neoyorkino que realizó grandes films como Historia de un Matrimonio (2019), Los Meyerowitz: la familia no se elige (2017), Frances Ha (2013), Historias de familia (2005), entre otras; además está casado con Greta Gerwig (directora de Barbie, Mujercitas, Lady Bird), quien suele actuar en sus películas y también ha colaborado como guionista en algunas de ellas.
Esta vez Baumbach, para Jay Kelly, contó con la actriz británica Emily Mortimer para la escritura del guión. La película nos narra la vida de una estrella de cine de Hollywood ya consagrada, Jay Kelly, interpretado por George Clooney, quien, tras más de 30 años de trayectoria, comienza a sufrir una crisis de identidad, por lo que emprende un viaje a Europa con la excusa de recibir un premio honorífico. Allí tendrá tiempo para redescubrirse y enfrentarse con los fantasmas de su pasado. En este viaje lo acompañará su equipo, entre ellos su manager y único “amigo”, Ron (Adam Sandler).
El tema principal sobre el que gira la película es el dilema que empieza a sufrir el actor tras darse cuenta que su carrera ya llegó a lo más alto de la cima, cumplió sus sueños, pero al mirar alrededor descubre que está completamente solo, rodeado de personas que trabajan para él pero sin amigos verdaderos. Está su mánager, Ron, quien sacrificó todo para estar a su lado a lo largo de los años y mostrarse como un amigo genuino, pero Jay nunca lo trató del todo como tal, dando cuenta del gran ego de este. Al mismo tiempo, sus dos hijas ya son adultas; la mayor se alejó completamente de él por rencor al ausentismo que su padre mostró en su niñez, y la menor que, si bien no se muestra igual de enojada, sí quiere alejarse también del padre y enfocarse en su propia vida. Se nos muestra esta dualidad a lo largo de la historia. Que para llegar al lugar donde llegó, Jay tuvo que pisar cabezas y sacrificar incluso a su propia familia. El viaje que emprende el personaje es para preguntarse y preguntarnos si realmente valió la pena. La escena final es magnífica en este sentido, ya que deja esa cuestión abierta a libre interpretación.
Detalles técnicos.
Cabe destacar el montaje en Jay Kelly, ya que posee una edición muy original al mostrarnos cómo el protagonista revive escenas claves de su pasado, y lo hace mostrándonos a Clooney viéndose a sí mismo como un fantasma, al estilo de Cuento de Navidad de Charles Dickens. Aquí revive momentos que definieron su ascenso como estrella de cine, amoríos, y también los episodios que generaron fracturas con su hija mayor (interpretada sagazmente por Riley Keough). En este sentido, el director juega con el surrealismo a la hora de mostrarnos cómo Kelly viaja al interior de sus recuerdos.
La fotografía también es otro aspecto importante que le brinda personalidad a la película, a cargo del sueco Linus Sandgren, quien filmó en formato de 35 mm (Kodak Vision3) para darle un estilo de cine más clásico.
Fiel al estilo del director, pero en este caso más ambicioso por un presupuesto grande, el film está filmado en locaciones reales que le dan una belleza insustituible.
Los escenarios van desde Los Ángeles, París, hasta los valles de la región de la Toscana en Italia. La banda sonora a cargo de Nicolas Britell acompaña con delicadeza el ritmo de la película, con mucha presencia de piano y orquesta.
Los protagonistas.
Las actuaciones que más resaltan son, lógicamente la de George Clooney en el papel protagónico, quien se carga a los hombros prácticamente toda la película y lo hace con altura. No había dudas que una leyenda como Clooney sería ideal para el papel de, valga la redundancia, una leyenda de cine en la ficción de Noah Baumbach. Adam Sandler es la sorpresa del film, quien realiza una excelente interpretación al hacer del mánager de esta estrella de cine, quien debe lidiar también con esta doble vida de la fama y la atención a su propia vida familiar. Ron parece ser la única persona que realmente es amigo de Jay Kelly y que verdaderamente lo entiende, debido a que lo acompañó durante toda su carrera y que, de alguna forma, sus logros son compartidos. Ambos actores fueron nominados en algunos de los premios más importantes de esta temporada que están por celebrarse, como el caso de los Astra Film Awards, los Globos de Oro y los Critics Choice Awards (en este último solo Sandler fue nominado). Habrá que ver si repiten esta suerte en los Oscars.
El cine de Noah Baumbach sin duda es más que interesante y sugiero que vean sus películas, si aún no lo han hecho. Su estilo recuerda un poco a Woody Allen, sobre todo por el foco central que siempre coloca en la construcción de los personajes y los diálogos, que suelen ser siempre el motor de sus películas. Los entornos suelen ser también protagonistas de sus films, sobre todo Nueva York, por ser la ciudad natal de Baumbach, pero en el caso de Jay Kelly lo lleva a nuevos escenarios, no sólo urbanos, sino también rurales. Siendo un autor de un cine un tanto más “independiente”, este último trabajo es una de las producciones más grandes y ambiciosas y termina en un buen resultado, que va para mi lista de mejores películas del 2025.
* Profesor de Historia, UNLPam
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