“La literatura te transforma”
En esta página de Caldenia, la autora habla con uno de los tantos autores que han publicado sus obras literarias en nuestra columna La Maga, donde escritores y escritoras de todo el país tienen un espacio de difusión para sus cuentos y relatos.
Gisela Colombo *
José Gabriel Ceballos es un escritor nacido en Alvear, provincia de Corrientes en 1955. Ha publicado una decena de libros de cuentos. Es autor de una novela extraordinaria llamada “Víspera negra”, pero también de “En la resaca” y “El caso Goulart”, además de varias ficciones breves como “Ivo el Emperador”, “Confesiones de un extraño demiurg” y “La invasora.” “Seis historias grises” y tres antologías personales de relatos, entre las que se cuenta “Buenavista”, completan su producción. Algunas de sus obras han sido traducidas al inglés y al portugués.
Asimismo, Ceballos fue acreedor de varios premios internacionales. Es abogado y fue productor agropecuario, actividades que cedieron en tiempo y dedicación a la profesión de escritor.
Aquí compartimos una entrevista que nos concedió:
- Después de una carrera fructífera como escritor, ¿qué dirías que te interesa sondear mediante la literatura?
- El interés sigue estando en encontrar buenas historias y tratar de desarrollarlas de la mejor manera posible, sin atenerse a nada preconcebido. En cualquier terreno, tanto en el del humor como en el de la tragedia, tanto en los temas profundos como en los superficiales, y después abordar esas historias desde una forma apropiada para cada caso, sea la forma más clásica, sea la más experimental. Buenas historias para hincarles el diente del modo que resulte más conveniente para que la historia se luzca, atrape, y tratar de no equivocarme ni en lo uno ni en lo otro, ni en cuanto al atractivo de la historia ni en cuanto al modo de narrarla. Pero la libertad creativa, el no atarme a nada previo, a ninguna moda temática, a ningún prejuicio de lo políticamente correcto, a ningún prejuicio, digamos, ideológico, me parece fundamental.
- Tu obra tiene siempre un porcentaje de ficción que se complementa con un acervo histórico importante. ¿Hay un criterio para recoger de la historia algunos hechos y otros no? En el acto de escritura, ¿la base es un hecho histórico o, en cambio, un relato ficcional es la plataforma sobre la que se montan las referencias históricas?
- En cuanto a la primera parte de la pregunta, el único criterio sería que los hechos tengan un atractivo por lo menos potencial, que te entusiasme realmente. Y en cuanto a la segunda parte, las dos posibilidades conviven, pero me parece importante conocer bien los hechos reales que pretendés narrar antes de soltar las riendas de la imaginación en torno a ellos. Eso te da seguridad para crear la ficción.
- ¿Qué presencia del realismo mágico tiene tu producción? ¿Qué relación te une como lector a esta visión de mundo?
- Al principio, sobre todo cuando empecé la serie de Buenavista, el realismo mágico fue un problema. Macondo estaba muy de moda, se colaba por todos lados. Después intenté estrategias para pegarme a eso lo menos posible. Y después la cosa dejó de importarme.
- ¿En qué medida cada novela te va transformando, más allá de la labor literaria?
- La literatura te transforma mucho, y más por la lectura que por la escritura, claro. Terminás transformado en un bicho mitad real y mitad literario. Y aquí lo importante es mantener el control sobre ambas mitades. Esa sería la diferencia con la locura, supongo. O preguntale a Alonso Quijano…
- ¿Podés contarnos algo de Buenavista? ¿En qué textos se manifiesta, qué importancia tiene en el contexto de toda tu narrativa?
- Buenavista (que el año que viene cumple cuarenta años, porque se cumplen cuarenta años de la edición del primer libro de la serie) es casi como mi casa, porque se parece mucho a Alvear, el pueblo real donde nací y donde vivo. Y en principio, tiene su espacio propio, el de los cuentos ambientados en el pueblo que lleva ese nombre. Pero su atmósfera suele desbordarse en mi escritura, filtrarse en otros espacios. Por ejemplo, en la novela que publiqué este año.
- ¿Cómo nació “Un caudillo inolvidable”, esta nueva novela?
- En esta frontera con el Brasil todavía se habla de Juan Francisco Pereira de Souza, de su barbarie. Un día me puse a curiosear en Internet y lo poco que encontré allí produjo la decisión de escribir sobre el personaje.
- ¿Cuál sentís que es el tema que trabajaste en este texto?
- El texto es un juguete literario. Trata sobre las delgadas, frágiles fronteras que separan la vida de la muerte, el bien, del mal, la realidad de lo fantástico, pero desde una mirada lúdica. No se propone más que jugar con todo eso.
- Si tuvieras que arriesgar tres propósitos que están presentes para vos en el acto de escritura, ¿cuáles serían?
- No aburrir al lector, mantenerme enamorado de la historia hasta terminar de contarla, y no claudicar si tengo que abandonar la escritura, e incluso destruirla, si el enamoramiento se apaga.
- ¿Qué importancia le das a la lectura de los clásicos? ¿Por qué creés que merecen la categoría de clásicos?
- Hay que leerlos porque en ellos están los temas esenciales de siempre, capaces de constituir la médula de cualquier buen texto actual, pero con la garantía que da la supervivencia de esos libros, el permanecer a pesar del tiempo.
- Tenés una gran disciplina para escribir. Seguramente estarás trabajando en algo más, aunque “Un caudillo inolvidable” se haya publicado muy recientemente. ¿Qué nos podés adelantar de tu labor?
- Probablemente el año que viene salga un nuevo libro de cuentos de Buenavista. Será la manera de celebrar los cuarenta años de ese pueblo imaginario. Y tengo bastante más de material inédito en proceso de corrección. Ahora mismo paso por un período de sequía creativa, pero corregir es un trabajo que no se termina nunca…
* Escritora y docente
Artículos relacionados