Martes 23 de abril 2024

"Nada", de Gustavo Contreras Bazán

Redaccion Avances 05/02/2023 - 15.00.hs

Presentamos hoy una nueva entrega de la columna literaria La Maga, un espacio donde Gisela Colombo compila textos de escritores y escritoras de todo el país. En esta oportunidad nos trae “Nada”, del riojano Gustavo Contreras Bazán.

 

Gisela Colombo *

 

Primero es el silencio. Lo que más impresiona es no escuchar nada. Absolutamente nada. Te recuerda a esas siestas de veranos ardientes, cuando la nada se interrumpe con el aullido de algún perro o el filo de una hoja raspa el aire mientras cae desde el parrón del patio. Absoluto silencio. Como el de un pasillo del hospital a las once de la noche. O el del patio de una escuela los domingos por la mañana. Nada. La nada toda. Sólo el silencio.

 

Luego aparecen los recuerdos. Uno a uno, van llegando, se agolpan, se empujan, se estrujan y la mayoría estremecen. Porque son casi reales. Porque es como volver a vivirlos, pero a todos juntos, encimados, uno detrás del otro: el primer diente, la primera pelota, los primeros miedos nocturnos, el amor de la maestra, los chicos de aquí a la vuelta, el barquito improvisado con unos pocos palos y que se llevó el río aquella tarde. La primera vez que cavás un pozo para enterrar a una mascota, la primera novia, las lágrimas primeras, los últimos besos y todas esas otras veces. También están las caras, los gestos, las miradas, todas conocidas y muchas de ellas olvidadas, pero que inexplicablemente vuelven en forma de recuerdo. Y te acosan. Te paralizan. Y aunque quieras, no podés hacer nada.

 

Después el cuerpo. Primero se agita. Después las manos se cierran sobre cada puño con esa humedad que se resbala entre los dedos. La lengua comienza a moverse por adentro y por afuera de la boca, buscando agua, buscando aliviar la angustia que sube hasta la garganta. El pecho se estremece, un dolor como de tambores se instala a la altura de las costillas, debajo de la axila izquierda y se mueve buscando la espalda. Allí es donde uno arquea la columna como intentando levantarse. Es imposible. Nada responde. Las piernas son dos látigos mal acomodados. Los brazos, uno junto al pecho y el otro pegado al cuerpo con las manos bien cerradas. Y el frio que nos tiembla. Que se mete en cada surco y no nos deja encontrar un pedacito de calor, como aquel aliento soplado en invierno mientras dormíamos abrazados.

 

Y después nada pasa. Como cuando soplas una vela y todo se oscurece. Como cuando cerrás una puerta sabiendo que no podrás volver, aunque quieras o tengas ganas. Como iniciar un sueño, como saltar desde muy alto, como meter la cabeza debajo de la almohada. Ya no pasa nada.

 

Dicen que algunos llegan a oír algún llanto. A veces aparece el miedo. Otros dicen que los impresiona el tironeo de la cuerda mientras los bajan. Yo en cambio, no sentí nada. Nada de nada.

 

Gustavo Contreras Bazán nació en La Rioja. Escribió desde muy joven poesía y cuentos, dejó de hacerlo unos cuantos años y finalmente regresó a ese primer amor. Es fotógrafo. Confiesa tener una innegable vocación docente y con la misma pasión se aplica a la comunicación, la gestión cultural y la realización audiovisual para las que se formó profusamente.

 

* Docente y escritora. Compiladora.

 

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