Jueves 25 de abril 2024

Valentín y Manuelita

Redaccion Avances 03/03/2024 - 12.00.hs

Damos aire en este suplemento con un relato dirigido a los niños y niñas de La Pampa y el país. Un encuentro entre la tortuga Manuelita y el peludo Valentín, dos personajes entrañables.

 

Aldo Umazano *

 

El peludo Valentín vivía por Macachín, muchos lo conocieron, otros no lo recuerdan porque andaba siempre bajo tierra. Si alguien quiere saber más sobre él, le sugiero que lea el libro de Marcelino Catrón, donde cuenta en un poema, la vida del peludo Valentín. Valentín, recorría los campos, pero no era tan andador como Manuelita que vivía en Pehuajó: - ¡Qué hermoso sería encontrarme con Valentín! -, pensó una vez Manuelita. Y como los deseos suelen cumplirse, un día, Manuelita, antes de viajar a París, se fue hasta Anguil, echó una carta en el buzón colorado que hay en una de las esquinas de ese pueblo para que el viento pampa hiciera de tren, y en su vagón estafeta la llevara hasta la Municipalidad de Macachín. Y ocurrió. Una mañana el Intendente revisando la correspondencia, la leyó.

 

Decía: “Señor Intendente: cuando vuelva de París me gustaría ver en la entrada de su pueblo al Peludo Valentín luciendo pilchas gauchas, una pala a su lado clavada en la tierra, y un candil alumbrando el libro de Marcelino Catrón. Para ello es necesario que usted haga un concurso de estatua sobre la figura de Valentín, y la obra ganadora sea colocada en la entrada de Macachín para difundir más el nombre de su pueblo; ese monumento también sería utilizado como referencia de los viajeros, que dirían: “Del Peludo Valentín a la derecha, del Peludo Valentín a la izquierda, del Peludo Valentín hacia el Norte, del Peludo Valentín hacia el Sur”, y después seguirán viaje, contentos de haberlo conocido. Para eso, debe estar ahí su estatua como está la mía en Pehuajó, donde los viajeros se detienen para sacarse fotos a mi lado y contarme cosas. De esa misma manera, la presencia de mi amigo Valentín también será eterna. No olvidemos, que la especie humana invade los campos, y los animales debemos retirarnos hacía horizontes lejanos, y esto dejaría constancia que en ese lugar, antes, vivíamos nosotros.

 

Bueno, ahora debo tomar mi valija y partir hacia París con la esperanza que a mi regreso pueda ir hasta Macachín y conocer a Valentín.

 

Pasó el tiempo, el intendente hizo el concurso, y colocó la estatua ganadora a la entrada del pueblo. Manuelita, enterada, cuando regresó de París, fue a conocerlo. Valentín al verla la recibió cantando: “Manuelita vivía en Pehuajó/Pero un día se marchó/Nadie supo bien por qué/A París ella se fue/un poquito caminando/Y otro poquitito a pie”.

 

A lo que Manuelita respondió “Y a usted, señor Valentín, me dijeron que ‘Lo vieron cerca de Doblas/Andando por Macachín/Siempre buscando tesoros/El Peludo Valentín’”.

 

“Manuelita una vez se enamoró/De un tortugo que pasó/Dijo ¿qué podré yo hacer?/Vieja no me va a querer/En Europa y con paciencia/Me podrán embellecer”

 

Manuelita: El peludo Valentín, “Tiene cueva de dos pisos/Es posero y albañil/Mira La Pampa de abajo/Vive junto a su raíz”.

 

Valentín: “Manuelita, Manuelita. ¿Manuelita dónde vas? Con tu traje de malaquita y tu ropa tan audaz”.

 

Manuelita: He venido a conocerte. Y se abrazaron.

 

Cuando alguien se detenga a saludarme en Pehuajó, le diré que el Peludo Valentín vive aquí, en Macachín.

 

Valentín: Y cuando alguien se detenga a saludarme en Macachín, le diré con mucho amor, que Manuelita vive allá, en Pehuajó.

 

Y se sacaron una selfi.

 

Fin

 

P/D: Cuando uno cita versos de Manuelita inevitablemente aparece su autora, María Elena Walsh. Lo mismo sucede con El Peludo Valentín cuya letra es de Marcelino Catrón y la música de Lalo Molina.

 

* Escritor, titiritero, dramaturgo

 

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