Martes 19 de agosto 2025

El "Dúo salteño", la música sin apuros

Redacción 07/06/2009 - 00.48.hs

Hace 42 años que "Chacho" Echenique y Patricio Jiménez, dos brillantes voces del folclore, trabajan juntos. Su director artístico fue durante décadas "Cuchi" Leguizamón. El viernes actuaron por primera vez en nuestra ciudad.
"Pasaron muchos años hasta que el 'Cuchi' se dio cuenta de que no sabíamos nada de música", relatan entre risas "Chacho" Echenique y Patricio Jiménez, mientras recuerdan su trabajo junto a aquel exquisito creador de la música popular argentina. Es viernes y, en dos horas, comenzará "Como quien entrega el alma", el concierto que ha traído al "Dúo salteño" a Santa Rosa, junto al guitarrista Martín Neri.
La dupla, que destila tanto talento y simpatía, deja por un rato la prueba de sonido y se entrega a los asientos de uno de los palcos del Teatro Español para conversar con LA ARENA. "Empezamos nosotros solos a armonizar lo que sentíamos de forma instintiva", comienza la historia.
Eran los años '60 y estas dos voces autodidactas estaban embarcadas en una investigación sonora, que encontró en Gustavo Leguizamón una fuente inagotable de expresión. "Ponele que hubo asado, muchos poetas y que, un poco más allá, estaban los borrachos", bromea "Chacho" sobre la anécdota fundacional de esta pareja artística, que lleva 42 años. Fue en ese almuerzo, donde "Cuchi" los escuchó cantar "Pastorcita perdida" y les dijo: "Mañana empezamos a trabajar, changos".

 

Confesiones.
No es fácil interpretar su obra, apuntan luego de haberlo acompañado durante décadas. "Demanda una segunda voz, con infinidad de colores: Patricio, por ejemplo, tiene que hacer 70 voces", dice "Chacho", que pasa con facilidad de los graves a los agudos (ver aparte).
La rutina con Leguizamón era implacable, recuerdan con nostalgia y se olvidan por unos instantes de la entrevista. "Nos esperaba todos los días a las 14 y nos quedábamos trabajando hasta las 22, lindas épocas".
Como "Cuchi" no tenía paciencia y el dúo, tampoco -otra vez se ríen-, el excelso pianista no había notado que los salteños no leían sus partituras. Habían llegado al segundo disco, cuando se percató que cantaban de oído. "Es que al principio disimulábamos", confiesan y se divierten con esta impostura piadosa y entrañable.

 

Prohibidos.
La conversación cambia de tono cuando el recuerdo de las prohibiciones de sus discos, en los años '60 y '70, interrumpe los chistes. "Esta persecución fue minando nuestra carrera y complicó nuestra proyección", señalan con amargura.
A la intolerancia, se sumó el desconocimiento de aquellos que tenían el rol de promover las expresiones artísticas y populares. "En todo este tiempo, nos faltó el apoyo oficial porque, en muchos casos, los directores de Cultura no sabían lo que nosotros hacíamos: habría que hacer un recital exclusivamente para ellos, para que sepan", ironiza Patricio.
El dúo siente que sus canciones no "son para festivales" y no le hace caso a los que quieren pasar este magistral repertorio de poesías y melodías por el tamiz de la inmediatez. El arte "no tiene apuro", dicen, y no es posible ofrecer solo una parte de una obra, sino compartir una totalidad. "No podemos ir a un lugar, hacer tres o cuatro temas y cobrar una entrada porque nuestra música no es fácil de escuchar, sino para seguirla con tranquilidad y en un encuentro con el público", sostienen.

 


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