Domingo 05 de mayo 2024

A los 90 años, murió Fernando Dagué

Redacción 05/04/2023 - 00.19.hs

El reconocido bailarín, actor, titiritero y gestor cultural Fernando Dagué falleció ayer a la mañana a los 90 años en el Sanatorio Santa Rosa. Dejó un enorme legado cultural en la provincia y por ello el año pasado la Municipalidad le organizó un merecido homenaje en la apertura del festival “Pichi Anai”, en conmemoración a un espectáculo que realizaba el artista con ese nombre en los años ’70.

 

La triste noticia fue confirmada a LA ARENA por su hija Melisa, quien indicó que su papá llevaba un mes internado por complicaciones de salud en el centro asistencial de la calle Mitre. Sus restos fueron velados ayer, por la mañana en una sala de la Cooperativa Popular de Electricidad, y por la tarde en el histórico Teatro Español.

 

Apasionado del arte.

 

Luis Fernando Inchaussandague se llamaba el artista que supo incursionar en casi todas las disciplinas sobre el escenario, pero con ese nombre nadie lo conocía, era mejor si lo llamaban Fernando Dagué. Tenía 90 años, había comenzado a transitar los tablados desde que era muy chico.

 

Hijo de un vasco francés que llegó escapando de la guerra, y de una "criolla" -Juan y Olga-, tuvo siete hermanos, dos matrimonios y cuatro hijos. Luis Fernando, Melisa Ariana, Emanuel Fernando y Juan Cruz.

 

Actor de raza.

 

En estos momentos es necesario recordar una entrevista que realizó este diario hace un tiempo con el objetivo de conocerlo aún más. Dagué se formó en los ’60 en Buenos Aires. "Aprendíamos de todo... Un vecino de mi familia nos interesó para formar la banda de los bomberos voluntarios de Vicente López, y así fue que empecé a tocar el corno (o trompa en fa), un instrumento de viento muy difícil. Pero antes hice teoría y solfeo con el método Bona, que no te olvidás más. Era un chiquilín de 14 o 15 años, y después en el Conservatorio Musical de La Plata completé mi formación. Tenía 16 años, y ahí nomás entré a trabajar en una fábrica de cierres, más tarde entré al ejército en la banda; y en tanto ya había empezado con la danza; más tarde teatro independiente, títeres y me transformé en artista", contó y se describió como “un trabajador de la cultura”.

 

Recordó sus largas noches con muchísimo trabajo, su recorrido por los canales de televisión porteños y personajes de la farándula que conoció. Luego se casó, tuvo su primer hijo y ya separado, decidió venir a Santa Rosa en 1970. “Este es mi lugar y de aquí no me voy más”, había asegurado.

 

Y llegaron muchos trabajos e iniciativas creativas, como la realización "La Pampa Canta y Baila", las peñas "El Temple del Diablo" y "El Encuentro", también hizo lo suyo en la Escuela de Títeres –puesto que le ofreció el por entonces gobernador José Regazzoli- y el listado nunca acaba. También recorrió las localidades pampeanas con el espectáculo infantil "Chiquisomos", y la atracción que ejercía en los pibes su teatro rodante, mezclando magia, ilusionismo, música y títeres. Y es más, Fernando en aquella entrevista, con una amable sonrisa, había afirmado que no se quedaría quieto “hasta la última función”.

 

Reconocimiento.

 

El año pasado, en el marco de la apertura del festival “Pichi Anai”, Fernando recibió una distinción de la Municipalidad por todo su trayecto en el mundo artístico y porque siempre estuvo preocupado por la sensibilidad de los niños y niñas. Había llegado al Teatro Español caminando despacito acompañado por su hija.

 

Con los ojos brillosos y una sonrisa enorme recibió aquella placa que indicaba la importancia de su legado en la cultura pampeana. En diálogo con LA ARENA aseguró que amaba el Teatro Español y que se llevaba con él innumerables recuerdos.

 

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