A 40 años de la partida de Nasif Estefano
Un 21 de octubre, pero de 1973, el automovilismo vernáculo, en especial todo el Turismo Carretera, se estremeció por la muerte del tucumano Nasif Moisés Estéfano, que se transformó en el primer campeón post mortem.
El "Califa" Chico, como se lo apodaba (el grande fue otra gloria, Oscar Cabalén), encontró la muerte en Aimogasta, La Rioja, al no poder frenar su Ford Falcon en una curva abierta.
Las pericias posteriores determinaron que se le había caído la pedalera, lo que le provocó dar varios tumbos y salir despedido del auto antes de fallecer.
Los triunfos en 25 de Mayo, la San Juan-Calingasta, Tandil, Olavarría y Mendoza (circuito El Challao) lo catapultaban al título gallardamente, pero la muerte agazapada lo esperó en tierras de Facundo Quiroga, el "Tigre de los Llanos".
Nasif Estéfano nació el 18 de noviembre de 1932 en Concepción, Tucumán, y ya de adolescente le ayudó a su padre en el almacén de Ramos Generales con un reparto en una desvencijada camioneta Ford V8 del ´40.
La pasión por los autos de carrera pronto lo llevaron a encontrar a sus aliados, quienes formaron una cooperativa y adquirieron un monoposto Ford T para que iniciara su carrera el 16
de enero de 1952 en su provincia. El talento lo condujo al primer triunfo, el 28 de agosto de 1955, en Juan Bautista Alberdi, un pueblo de su Tucumán natal. En 1960, Estéfano fue invitado por el Automóvil Club Argentino (ACA) para correr el Gran Premio de Argentina de Fórmula 1 con una Maserati 250 F, pero su auto era muy inferior mecánicamente al resto y su actuación fue decepcionante.
Ya en el automovilismo grande de la época, Estéfano fue campeón de Fórmula 1 Mecánica Argentina con un Chevrolet Wayne en 1963 y 64 y, dos años más tarde alcanzó la corona de Turismo Mejorado Clase D con un Alfa Romeo Giulia.
Pero antes de soñar con la Fórmula 1 Internacional, en dupla con Andrea Vianini, Estéfano ganón las 12 horas de Reims con un Porsche 901 ante el asombro de la cátedra europea. Nasif Estéfano tenía el sueño de correr en la Fórmula 1, y para eso viajó a Europa a fines de 1961, y se cobijó bajo el ala de Juan Manuel Fangio, quien le recomendó que se contactara con el
constructor argentino Alejandro De Tomaso.
Recién en 1963 pudo debutar en el Gran Premio de Roma de F1, pero en la quinta vuelta abandonó porque el auto era imposible de manejar. Una década después, ya dedicado al TC, "Califa Chico" ganó cinco carreras y se encaminaba al título de la división más popular
del automovilismo argentino hasta que el accidente de La Rioja se cobró su vida, recordada en el ambiente como la de una persona y un piloto extraordinario. (Télam)
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