Miércoles 16 de julio 2025

De la ópera, al folclore

Redacción 03/07/2015 - 01.27.hs

Fabricio Coller * - Jamás cambiará esa dulce sensación de armonía al ver a la Selección Argentina. Todo se potencia cuando además gusta y golea. En aquellas primeras experiencias mundialistas en Alemania 2006, registré un 6-0 inolvidable ante Serbia y Montenegro. El día en que Leonel Messi debutó y convirtió por primera vez en una Copa del Mundo. Produje un pellizco; sospeché, nunca más.
Hasta este último día de junio de 2015 en Concepción, mucho más fría y menos moderna que la gran Gelsenkirchen, pero muy en común en la catarata de atributos goleadores: hace 9 años, 2 de Maxi Rodríguez, Esteban Cambiasso, Hernán Crespo, Carlos Tevez y Messi. Estos dos últimos, únicos que repiten en el plantel actual. Hoy esa cuota se reemplazó con 2 de Angel Di María, Marcos Rojo, Javier Pastore, Sergio "Kun" Agüero y Gonzalo Higuaín.
La ilusión, es lo más parecido de aquel día a este. Con producciones de tamaño nivel, es hasta más lujoso soñar. La celebración mesurada de los jugadores al terminar el partido, las declaraciones poco rimbombantes, el poder de concentración en todo el juego y la identificación de un estilo, permiten un futuro con grandes dividendos.0
En frente, la rivalidad trasandina instalada. Al límite en lo estrictamente deportivo. Al roce con lo más burdo y cruel desde lo político. El martes, Chile fue Paraguay. Y aunque los guaraníes apenas fueron una sombra, los locales no hicieron más que silbar a todo aquel que lucía albiceleste. Incluso el Himno Nacional Argentino. A la par de los italianos, en la recordada semifinal del Mundial 90. La adversidad, otro duro fragmento a superar en la gran final del sábado.
*Enviado especial de Radio Noticias 99.5.

 


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