CFK declaró en Comodoro Py: "El Partido Judicial protegió a quienes tuvieron que ver en este atentado"
Cristina Fernández finalizó con su declaración en el juicio que se realiza por el atentado perpetrado en su contra mientras ejercía como vicepresidenta, el 1º de septiembre de 2022. Antes debía cumplirse una pericia al celular que llevaba Fernando Sabag Montiel cuando intentó asesinarla, pero esa se suspendió a último momento por pedido de la querella. La audiencia testimonial dio comienzo a las 9:30 y luego de declarar, Cristina se dirigió al Instituto Patria, donde se convocaron distintas organizaciones sociales y sectores políticos.
La ex mandataria cuestionó a la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, al feminismo y al fiscal Diego Luciani.
"Es público y notorio, inclusive después de la pandemia, que los episodios fueron in crescendo. Guillotinas en la Plaza de Mayo, a mi casa venía gente que ponían marchas militares e insultaban. Además de la destrucción de mi despacho como vicepresidenta. Está probado que antes lanzaron bombas de pintura”, inició la ex presidenta su declaración.
Asimismo, afirmó que durante sus dos periodos como presidenta de la Nación sufrió "violencia simbólica y no tan simbólica". Ante esto, expresó: "Todos saben que no soy feminista y nunca nadie dijo que me estaban agrediendo en mi condición de mujer”.
“Solamente en la hipérbole argentina puede suceder que cuando entra mi nombre se les queman todos los códigos penales a todos”, agregó.
En otro pasaje de su alocución, Cristina aseveró que el fiscal Diego Luciani "contribuyó al clima de violencia de manera indubitable" y que tuvo toda la atención mediática "durante 22 días cuando acusó de corrupción, no a mí, al peronismo". Para la ex vice presidenta, eso "motivó" manifestaciones en la puerta de su casa "que finalmente concluyó con el tiro fallido, con la bala que no salió”.
En el mismo sentido, indicó que "uno de los autores materiales pidió ser defendido por Luciani” y consideró que fue "determinante" en el intento de asesinato contra su persona. "Sería muy ingenuo de parte mía considerar que las tres personas que están sentadas fueron las que idearon esto", dijo.
Más adelante, apuntó contra Gerardo Milman, quien habría dicho que "cuando la maten (a Cristina), voy a estar camino a la costa". Fernández reconoció que no conoce personalmente a Milman, pero lo definió como "un Nostradamus contemporáneo".
“Los celulares de sus secretarias fueron borrados por el director de tecnología informativa del Ministerio de Seguridad que encabeza Patricia Bullrich. Todo tiene que ver con todo”, expresó.
Cuando se refirió al momento exacto en que fue atacada, hace casi dos años, dijo que ella no vio el arma y contó detalles de la conversación que tuvo con uno de sus secretarios. Explicó que se dio cuenta de que habían sufrido un intento de magnicidio cuando vio las imágenes más tarde por televisión.
“Saludé como todas las noches y cuando subo al ascensor con Diego Bermúdez, uno de mis secretarios, me dice ‘¿escuchaste un click? A mí me pareció un click de un arma’. Y después me confirmó que había sido un arma y que había capturado a quien la tenía. Ahí me senté a ver televisión y vi la imagen que recorre el mundo”, describió.
Al respecto, Cristina aseguró que nunca tuvo miedo de sufrir un atentado y se autodefinió como "ingenua" por no" haber advertido los cambios de época".
“La verdad que nunca sentí miedo de sufrir un atentado. Soy una militante que lo hice desde muy joven, y creía que el pacto democrático era donde la vida del otro estaba fuera de toda discusión. Cuando Alfonsín gana, fue con la consigna ‘Somos la vida, somos la paz’. El valor de la vida, a partir de la Guerra de Malvinas, fue algo que marcó muy fuerte a la sociedad argentina. Con la vida no, se ganan o se pierden elecciones, pero la vida del adversario no se ponía en juicio. Bastante ingenuidad la mía, porque debí haber advertido los cambios de época”, manifestó.
En otro pasaje de su intervención, Cristina se quebró al recordar la manera en que su hijo Máximo y su hija Florencia vivieron el atentado. "Una familia que sufre eso tiene consecuencias", expresó, visiblemente dolida.
También apuntó contra el Poder Judicial por proteger a los ideólogos y financiadores del intento de magnicidio contra ella. "El Poder Judicial protegió a quienes tuvieron que ver con este atentado y reclamó que se juzgue a todos los responsables. "Tenemos sentados acá a los tres autores materiales, pero no a los ideólogos ni a los financiadores", indicó. Y agregó: "Sería muy ingenuo de parte mía considerar que las tres personas que están sentadas fueron las que idearon esto".
Una pesquisa parcial
Desde el entorno legal también denuncia fragmentación de la pesquisa. En el banquillo solo hay solo hay tres imputados sentados: Sabag Montiel, su pareja Brenda Uliarte y Gabriel Carrizo, jefe de Los Copitos. En cambio no hay personas vinculadas a la “autoría política o intelectual” del crimen, porque Capuchetti dividió la investigación y solo elevó a juicio la parte “ejecutiva” del ataque.
Mientras tanto, los sistemáticos ataques realizados por la agrupación Revolución Federal son investigados en otra causa, a cargo del juez Marcelo Martínez de Giorgi, quien dictaminó que debían investigarse todos los hechos juntos porque el atentado fue el último eslabón de una cadena de hechos violentos protagonizados por esa organización.
Jonathan Morel, el carpintero aficionado que lidera esta violenta agrupación, recibió sumas millonarias de Caputo Hermanos (uno de ellos, actual ministro de Economía), y al momento del atentado, varios dirigentes políticos compraban muebles en su carpintería de San Isidro, que no tiene cartel en su fachada.
Pistas no investigadas
Capuchetti ha sido cuestionada por diversos motivos en esta causa, entre ellos negarse a seguir la “pista Milman”, a quien dos días antes del atentado un testigo escuchó decir en Casablanca, bar ubicado frente al Congreso: “cuando la maten voy a estar camino a la Costa”. El diputado estaba acompañado por sus asesoras Ivana Bohdziewicz y Carolina Gómez Mónaco y la trama que los vincula con el atentado incluye un sospechoso borrado de sus celulares en oficinas de Patricia Bullrich.
Milman participó de la marcha organizada por Revolución Federal el 9 de julio de 2022, cuando llevaron una guillotina al Obelisco con la consigna “Todos (Frente de Todos) Presos; Muertos; o Exiliados”. El 18 de agosto presentó un llamativo proyecto en el Congreso con la excusa de reclamar información sobre la seguridad de CFK y pedir protección: “no vaya a ser que algún vanguardista iluminado pretenda favorecer el clima de violencia que se está armando, con un falso ataque a la figura de Cristina, para victimizarla, sacarla de entre las cuerdas judiciales y recrear un nuevo 17 de octubre que la reivindique ante sus seguidores”, escribió.
La jueza Capuchetti nunca citó a Milman, pero sí a sus asesoras, quienes mintieron al afirmar que nunca habían estado en Casablanca. Las grabaciones de cámaras de seguridad revelaron lo contrario y los abogados de CFK reclamaron el secuestro de sus celulares, pero la jueza se negó y dejó ir a las asesoras. Tiempo después, cuando la Cámara Federal porteña ordenó confiscar esos dispositivos, una dijo que había borrado todo y la otra que lo había cambiado. Entonces Bohdziewicz pidió declarar y contó que había borrado su celular en las oficinas de una ONG de Bullrich.
Capuchetti tampoco indagó en profundidad sobre los vínculos de Brenda Uliarte, quien participó en las marchas organizadas por Revolución Federal y se vinculó con la agrupación Nuevo Centro Derecha (NCD) y con el youtuber Eduardo “El Presto” Prestofelippo, quien ya había amenazado de muerte a CFK en 2020.
(Con info de El Destape e Infobae)
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