Fábrica SKF despide a 150 trabajadores
La multinacional sueca SKF se estableció en la Argentina hace 118 años y ahora comenzó su retirada. Reconocida mundialmente por sus rulemanes, entre otros elementos que fabrica, sorpresivamente decidió cerrar su planta de Tortuguitas, dejando sin empleo directo a 150 trabajadores.
La fábrica SFK está presente en el segmento industrial y en la industria automotriz con rodamientos para autos, pick ups y camiones; bombas de agua; tensores de distribución y poli V; correas de distribución; correas poly y trapezoidales; kits de ruedas; actuadores hidráulicos; rodamientos de embrague; juntas; homocinéticas; semiejes; kits de distribución, entre otros productos
En Argentina tiene dos plantas, la de Tortuguitas que cerró, aunque quedan todavía en funcionamiento su área de logística y un edificio corporativo de 6.500 metros cuadrados; y la planta industrial de Rosario donde fabrican lubricantes y trabajan 40 operarios. Por ahora, allí no anunciaron despidos.
Sobre el final del segundo mandato de Cristina Fernández, en octubre de 2015, SKF inauguró el edificio corporativo con una inversión de 140 millones. En ese entonces, el presidente de SFK Argentina contaba orgulloso que tenía 652 empleados: 306 en la planta de Tortuguitas, 45 en la planta de Rosario, 181 en ventas y 120 en servicio y asistencia técnica.
En caída.
A partir de entonces, todo fue deteriorándose hasta que en febrero de este año SFK abrió un plan de retiro voluntario para achicar su planta: 150 trabajadores decidieron sumarse al retiro en Tortuguitas. Ahora se sumarán 150 despidos y queda logística y distribución en pie con alrededor de 30 trabajadores más.
Desde febrero, con menos personal y varios ajustes en la jornada laboral, siguió adelante con la colaboración de sus trabajadores, que cumplían múltiples funciones con tal de seguir. Todo marchaba tranquilo, y aunque se sumaron algunos despidos a cuenta gotas, había calma. Pero el jueves pasado, los trabajadores descubrieron por casualidad, que la planta cerraba y se quedaban sin trabajo: vieron un video del sindicato, donde enumeraban los problemas del sector, entre ellos el cierre de la planta.
La noticia corrió como reguero de pólvora entre trabajadores angustiados que hasta entonces no tenían ninguna noticia. Ese jueves, los directivos les comunicaron que debían reunirse en el comedor a las 5 de la tarde: “el director de planta y el gerente nos confirmaron el cierre de la planta que habíamos escuchado de boca de Abel Furlán, secretario general de la UOM. La idea es trasladar la producción a Brasil. Teníamos seis líneas de producción en Argentina y tres ya se las llevaron a México. SKF no es una pyme quebrada ni una empresa en crisis: es una multinacional con presencia en 130 países que en 2024 facturó 9.300 millones de dólares. Desde hace meses venía avanzando con despidos silencioso, retiros voluntarios, reducciones de turnos, polifuncionalidad, sobre cargas de tarea y precarización. Fueron achicando la fábrica mientras preparaban el golpe final”, contó un trabajador despedido.
Esperando las indemnizaciones.
Los trabajadores de SFK despedidos se reunieron en una asamblea y esperan cerrar en los próximos días un acuerdo de indemnización. El mismo trabajador relató la angustia que sintieron cuando los ejecutivos de la empresa transmitieron la noticia. “Lo que más me conmovió fue ver cómo entraban en crisis mis propios compañeros. Muchos tienen más de 48 años y quedan afuera del mercado laboral. No hay indemnización que repare eso. Nos avisaron el jueves que arrancaba el cese de actividades y que nos podíamos quedar en nuestras casas hasta el lunes, cuando se resolvería como seguíamos. Nosotros seguimos asistiendo a la fábrica para juntarnos, tomar unos mates y ver si hay alguna novedad. Tenemos compañeros con hijos discapacitados, con enfermedades crónicas, y muchos están desesperados. Saben que no podrían volver a proyectar nada sin un trabajo estable. Pensábamos que podíamos luchar y revertir la medida, pero acabamos por darnos cuenta de que todo esto ya estaba acordado y los trabajadores fuimos los últimos en enterarnos”, concluyó el operario.
Todo indica que los 150 trabajadores podrían cobrar el 130% de la indemnización. Pero hasta que no firmen, no saben si se cumplirá la promesa que formuló la empresa.
(BAE Negocios)
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