Jueves 25 de abril 2024

Fueron heridos por la espalda

Redacción 20/09/2023 - 00.39.hs

El médico que atendió a dos jóvenes mapuches que fueron heridos en el mismo operativo de la Prefectura en el que fue asesinado Rafael Nahuel aseguró ayer ante el Tribunal Oral Federal (TOF) de General Roca que las tres personas que recibieron disparos, entre ellos la víctima fatal, estaban de espaldas al momento de ser baleadas.

 

Por otra parte, en una nueva audiencia del juicio oral por el crimen, se confirmó que la pericia balística llevada a cabo por la Gendarmería no pudo ser presenciada por peritos de parte propuestos por la querella ni tampoco por "observadores" que representaran a la familia de Nahuel.

 

Sobre las heridas sufridas por otros dos jóvenes mapuches el día del homicidio (el 25 de noviembre de 2017), el médico Ramón Chiocconi declaró que Johana Colhuan y Gonzalo Coña fueron alcanzados por disparos de armas calibre 9 milímetros estando de espaldas a sus atacantes.

 

Colhuan recibió un proyectil en el hombro y Coña en el codo, detalló el profesional de la salud: en ambos casos las balas ingresaron por la zona posterior y salieron por la anterior.

 

Chiocconi, según relató en su testimonial, asistió a los heridos en la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu, en la zona de Villa Mascardi, un día después del hecho: el 26 de noviembre de 2017.

 

El médico, con experiencia en atención en montaña y especializado en traumas, aseguró a los jueces que de acuerdo a las heridas revisadas "los proyectiles ingresaron por la zona posterior".

 

Por la espalda.

 

Para el abogado querellante Rubén Marigo, representante de la familia de Nahuel, la posición en la que se encontraban los dos mapuches al recibir los disparos "contribuye a hacer caer la teoría del enfrentamiento con armas", según remarcó.

 

"Las heridas que tienen Colhuan y Coña son por la espalda, exactamente igual que Rafael. Los tres fueron heridos, uno de muerte, mientras corrían hacia arriba de la montaña, lo cual es coincidente con las trayectorias de las 31 vainas que se encontraron en el territorio", planteó.

 

Y agregó que, con estos testimonios, "poco a poco se va desmoronando la teoría del enfrentamiento con armas, debido a la inexistencia seria de residuos de disparos en las manos de Nahuel y de Fausto Jones Huala y Lautaro González Curruhuinca".

 

Esos dos jóvenes fueron quienes bajaron el cuerpo herido de la víctima, el 25 de noviembre de 2017, tras el operativo del grupo Albatros de la Prefectura.

 

Curaciones.

 

En tanto, el médico Chiocconi contó a los jueces que el domingo 26 de noviembre se trasladó hasta la comunidad mapuche como parte de una comitiva que también integraban el juez que entendía por entonces en la causa, Gustavo Villanueva; la fiscal Sylvia Little; representantes de la APDH y el ex obispo de Bariloche Juan José Chaparro, entre otras personas.

 

Sin embargo, al final al territorio solo ingresó el médico y, según relató al tribunal, se acercó a un fogón "donde habían unas quince personas, la mayoría mujeres y niños", y que allí mismo realizó curaciones a los jóvenes heridos Colhuan y Coña.

 

Ese encuentro se extendió por dos horas, declaró Chiocconi, y contó que en la charla Colhuan y Coña le dijeron que habían sido "baleados".

 

Pericias.

 

Por otra parte, esta mañana dio también su testimonio el abogado Juan Manuel Mandagarán, quien confirmó que al realizarse la segunda pericia balística -encargada a la Gendarmería para revisar el resultado de la primera- no hubo peritos de parte ni observadores propuestos por la querella.

 

Tal como informó Télam, la segunda pericia contradijo el resultado de la primera, que de manera concluyente había determinado que el proyectil que terminó con la vida de Nahuel provino de un subfusil MP5 identificado con el número de serie 05-C335508.

 

Ese subfusil fue posteriormente adjudicado al cabo 1° del grupo Albatros Francisco Javier Pintos.

 

En oposición a la primera pericia, el estudio de Gendamería arrojó que el proyectil extraído del cuerpo de Nahuel y el proyectil testigo obtenido del subfusil MP5 del prefecto Pintos no eran coincidentes.

 

La contradicción entre la primera y la segunda pericia desencadenó en la realización de un tercer estudio balístico.

 

Esta pericia, la última realizada en el expediente, contradijo el resultado de la primera al adjudicar el disparo mortal a la pistola Beretta 9 milímetros número de serie 05-P83332Z, que portaba el cabo primero Sergio Cavia. (Télam)

 

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