Martes 04 de noviembre 2025

La alianza Trump y Milei puede costar un radiotelescopio

Redacción 04/11/2025 - 00.18.hs

El ambicioso proyecto de construir un radiotelescopio único en Sudamérica, capaz de ver lo que los telescopios normales no pueden, ha quedado misteriosamente varado en la aduana argentina. La “obra faraónica” que nació de un acuerdo científico con China, está completada en un 50%, y debía recibir un gran impulso este año, para empezar a funcionar el siguiente. Pero en medio de las negociaciones con Donald Trump para el rescate financiero que le permitió a Javier Milei ganar las elecciones, la colaboración con el país asiático empezó a encontrar más y más trabas, a pesar de que el convenio para la construcción de CART (Radiotelescopio Chino-Argentino, por sus siglas en inglés) se firmó hace más de una década.

 

El Diarioar recordó que a principios de octubre, el secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent, anticipaba la intención de apoyar económicamente a Milei, y en una entrevista con Fox News dejaba claro cuál era el objetivo: “El presidente Milei tiene el compromiso de sacar a China de la Argentina”. Algo parecido diría algunos días después el propio Trump, tras la firma del crucial cheque de 40.000 millones de dólares.

 

Mientras eso sucedía en Washington, en Buenos Aires las partes enviadas desde China para montar la mole, que cuenta con una antena parabólica de 40 metros de diámetro, 60 metros de altura y 1.300 toneladas, no conseguían los permisos para ingresar en el país. Solo ese instrumento cuesta unos 15 millones de dólares, confirman fuentes vinculadas al proyecto. En la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ), el equipo responsable de CART desesperaba: nadie respondía a sus solicitudes y la coyuntura les hacía temer la paralización total del plan.

 

“Cientificidio”.

 

“Dejar caer esto es un cientificidio”, resume el decano de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (FCEFN), Jorge Castro, en conversación con elDiario.es. “Insistimos e insistimos en nuestras peticiones hasta que nos dijeron que la última palabra la tenía Cancillería”, relata Castro. Aparentemente, la pelota pasaba al terreno del Ministerio de Exteriores. Pero el interlocutor seguía –y sigue– sin aparecer.

 

Mientras los medios de comunicación intentaban dilucidar sin éxito las condiciones del rescate de Trump, la Universidad lanzaba un comunicado advirtiendo del peligro para el futuro del radiotelescopio, y días después el Gobierno de Milei contestaba, vía publicación en el Boletín Oficial, que todos los centros de la categoría de CART deben ser auditados y autorizados por el Ministerio de Defensa.

 

“Ese estudio de Defensa ya fue hecho en el momento del acuerdo, durante la presidencia de Mauricio Macri”, rebate Castro. “Entendemos que si el Gobierno quiere aplicar esa resolución lo tendrá que hacer de acá en adelante, no en nuestro caso”, expone.

 

CART.

 

Porque CART nació con el visto bueno de las autoridades nacionales y de un acuerdo con cuatro firmantes: La UNSJ, el CONICET (el centro de investigación público), el Gobierno provincial y la NAOC (National Astronomical Observatories of the Chinese Academy of Science) de China. El convenio se firmó por diez años, y debía ser renovado en junio, cuando Milei estaba enfrascado ya en su guerra contra el CONICET: “Lo único que hace es favorecer a parásitos”, dijo el presidente en una entrevista.

 

La inversión en investigación se ha reducido prácticamente a la mitad desde que el ultraderechista llegó a la Casa Rosada, cuando alcanzaba el 0,30% del PIB. Según la proyección del Centro Iberoamericano de Investigación en Ciencia, Tecnología e Innovación (CIICTI), este año caerá hasta el 0,15%.

 

CART se construye en un paraje llamado El Barreal, a 240 kilómetros de la capital de la provincia de San Juan, en el noroeste del país, y a 2.348 metros de altura. Este lugar fue elegido por los científicos chinos por sus condiciones meteorológicas, sus cielos límpidos y una dilatada trayectoria de observación astronómica.

 

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