Jueves 25 de abril 2024

Escultor del monte

Redacción 06/08/2022 - 00.04.hs

José Pérez Arce conoce todos los secretos de la herrería tradicional y, sobre todo, la herrería artística. Sus obras son reconocidas, premiadas y expuestas para resguardar la memoria, como con las Abuelas de Plaza de Mayo o con Carlos Fuentealba.

 

Desde el gallinero llega el cántico típico de esas aves que suelen emitir sus sonidos en el amanecer. La gata y los perros deambulan por el terreno y pueden aparecer peludos, piches y otras especies. Un caldenal muy extenso asoma a solo unos metros y aunque la distancia con la ciudad es escasa, ese lugar en el mundo de José no tiene nada que ver con el ritmo diario de autos, motos y peatones apurados que exuda la ciudad en cada día. Ahí, en tierras donde los antepasados ranqueles inspiran al herrero a esculpir sus obras, es donde habita un verdadero artista del metal.

 

“Mi viejo era soldador y yo aprendí de chico a soldar y a manejarme con el metal. Desde los 14 años que laburo con el hierro pero cuando lo conocí al ‘Chapito’ me cambió todo el panorama y empecé con lo artístico. Él fue y es mi maestro. Mi primera obra fue un escorpión, y gracias a eso en 2008 gané una Mención en el Museo Verde”, destaca José Pérez Arce, un herrero y escultor de 38 años que ya impuso su nombre entre los más destacados del rubro en la provincia.

 

El ‘Chapito’ al que hace mención es Rubén Schaap, el reconocido escultor santarroseño que en distintas ocasiones convocó a José para hacer trabajos en conjunto, obras que se destacan por calidad, originalidad y mensaje.

 

“Yo nací en General Pico y a los 13 años empecé a trabajar con las colmenas porque mi familia se dedicaba a eso, así que todos trabajábamos con la miel. Después me fui a La Plata a estudiar música, estuve un año y me volví. Luego estuve otro año trabajando en Pico hasta que me vine a Santa Rosa en 2006. Iba al CREAR (Centro Regional de Educación Artística) y ahí conocí a Adriana Muñoz, hermana del ‘Chapito’, y ella me dijo que él necesitaba un ayudante. Esa fue mi conexión con él y así fui aprendiendo muchas cosas, porque yo ya venía soldando, pero cuando lo conocí me cambió totalmente, aprendí que el metal es absolutamente moldeable y deliraba con las cosas que hacía ‘Chapito’. Todo eso fue muy positivo para mí y lo que quería hacer”, destaca José.

 

Luego de la mención de 2008 por el escorpión, en 2012 volvió a exponer y lo distinguieron como “Mejor Autor Pampeano”. Ya su nombre empezaba a sonar fuerte pero sobre todo su arte. Su sello original y de calidad.

 

El Mate.

 

“Empecé a hacer muchas exposiciones en grupo y de a poco me fueron conociendo, aunque no soy de exponerme mucho. Hice la aureola del mate, la obra histórica de Santa Rosa que está en la avenida Luro. Fue un trabajo importante porque es un ícono en esa rotonda de la ciudad y la entregamos justo, en cuatro días, porque hubo problemas con la gente que hizo la virola y entonces me llamaron”, recordó José.

 

Los trabajos y obras de Pérez Arce se desparraman por distintos puntos de la provincia. “En Realicó, hace unos años, junto con el ‘Chapito’ intervinimos la plaza: hicimos un gliptodonte, un ñandú y un peludo. En Telén hicimos un trabajo muy importante para el Día de la Memoria, con un indio ranquel con la cabeza gigante, la figura de un desaparecido y la representación de una Abuela de Plaza de Mayo, además de la proclama de Memoria, Verdad y Justicia. Todo en tamaño real”, destaca.

 

El 25 de Mayo de este año José nuevamente se destacó por su trabajo porque ese día se presentó la escultura que recuerda al docente neuquino Carlos Fuentealba, asesinado por la policía de esa provincia durante una protesta en abril de 2007. El monumento fue impulsado por Utelpa, el gremio docente mayoritario de La Pampa, y se ubica en una plazoleta del barrio Procrear de Santa Rosa.

 

“Además de lo artístico hago herrería convencional, aunque a los portones que me piden siempre les voy agregando algo artístico. Estoy trabajando mucho con lo autóctono, como hacer caldenes en la chapa: tengo una máquina que corta y entonces así dibujo, de esa manera fue que surgió lo de Fuentealba. Me llamaron de Utelpa con la idea de hacer la escultura porque se venía la fecha, pero lo querían en seis días, era imposible; así que acordamos y en un mes lo resolví. Me pasaron la imagen, la amplié y la dibujé. Salió bien porque no era sencillo: era su cara, la chapa estaba muy oxidada así que había que hacer un contraste porque no se veía la imagen de su rostro. Por suerte quedó bien”.

 

Ranqueles.

 

José, cuyo teléfono de contacto es 2954 223502, vive en el espacio de tierra que la comunidad ranquel tiene sobre la ruta nacional 35, en la salida sur hacia el bajo Giuliani. Allí construyó su propia casa y tiene el taller para realizar sus trabajos. En la extensión del terreno hay distintas obras, sobre todo de animales silvestres que conforman la fauna pampeana.

 

“Estas tierras ranqueles son unas 250 hectáreas en total, mi abuela por parte de mi madre es ranquel así que cuando nos cedieron el terreno mi idea era solo armar el taller, pero hace un año me hice la casa y acá estoy. Mi hija Alma (8 años) me acompaña y en este lugar estamos todo el tiempo en contacto con la naturaleza, es un espacio que hay que mantener así que de a poco voy mejorando todo”, dice José que siempre busca ideas innovadoras para machacar y dibujar sobre el metal.

 

“Me salen muchos laburos de lámparas, rosetas, bichos canasto; los clientes que me eligen saben que hago ese tipo de trabajos y ahora estoy haciendo portamacetas que son charitos, peludos. Eso es lo quiero hacer, me gustaría representar a todos los bichos que nos rodean en el monte: el peludo, la liebre, las aves. Creo que se podría hacer un circuito acá en el monte y tener las esculturas que representen a cada especie”, propone José.

 

Cerca de la entrada y en la charla de despedida el fotógrafo descubre la escultura de un carancho. Le pide a su autor que pose para la imagen y el instante queda retratado al igual que otros animales o figuras que están esparcidos por el terreno. Que fueron esculpidos en el metal y están quietos, pero que cobran vida por ese toque artístico que José le imprime a cada obra. Y que tienen el sello del monte y de la historia pampeana.

 

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