Martes 06 de mayo 2025

La calidad se impone y permite crecer

En Catriló hay una fábrica de premoldeados que nació de la nada, solo por la convicción emprendedora de sus gestores. Hoy elabora productos que se distribuyen en cuatro provincias y sus dueños proyectan nuevos negocios.

 

“Quería iniciar un emprendimiento pero no tenía dinero para invertir. Había trabajado en una planta de premoldeados que ya estaba cerrada y sabía que era una buena opción. Se me ocurrió hacer una pre venta de tapiales y con eso arrancar. Hice unos folletos, cobré el 50% de los encargos por adelantado y con eso compré moldes y la primera máquina hormigonera. A los 20 días instalé el primer tapial”. Según Marcelo Segura, así nació, hace 17 años, Premoldeados Catriló, una empresa exitosa que hoy vende sus productos en cuatro provincias y continúa expandiéndose.

 

Segura tiene 39 años. En 2007, mientras trabajaba en el área de Bromatología decidió encarar este emprendimiento “a medias con un primo” pero les “costaba conseguir empleados porque es un trabajo forzoso”. Había leído en un libro que “los mejores trabajadores siempre están ocupados” y salió a buscar “al mejor empleado” en otras empresas. “Así empezó a trabajar con nosotros Sebastián Tomé”, recuerda.

 

Aquella alianza inicial con su primo duró poco tiempo. Luego de algunos momentos de incertidumbre, Marcelo y Sebastián conformaron una nueva sociedad al 50%, que todavía sostienen. Juntos hicieron crecer notablemente la empresa y actualmente planean expandir el negocio y generar nuevos emprendimientos.

 

“Estamos vendiendo unos 600 metros de tapial por mes, cifra que pretendemos ampliar a más del doble”, comentan. Funcionan en un terreno que Sebastián heredó de sus abuelos pero pretenden trasladarse a un predio más alejado del centro. “En Catriló todavía no hay Parque Industrial y eso complica un poco estas cuestiones”.

 

Notable expansión.

 

Con el tiempo, Premoldeados Catriló se transformó en una firma familiar, en la que también trabajan los hijos y una hermana de Sebastián. “Hay ocho empleados además de nosotros dos y tenemos las funciones bien distribuidas. Vendemos e instalamos en toda La Pampa, parte de Buenos Aires y Neuquén. Y ahora estamos abriendo una sucursal en San Luis, donde ya tenemos un vendedor que comenzó a ofrecer nuestros productos”, comentan.

 

Con moldes de fibra y alma de hierro elaboran 32 productos diferentes, entre los que destacan “pilares de luz monofásico y trifásico, cámaras sépticas y de inspección, losetas, graseras, durmientes para jardines, aros para pozos y tres tipos de placa para tapiales (símil madera, piedra y laja), con sus vigas”. El servicio que prestan incluye transporte y colocación. Mientras elaborábamos esta nota, una cuadrilla levantaba un tapial en Eduardo Castex. “Y el lunes instalaremos otro, de 10 metros de largo por 2,80 de alto, en Santa Rosa”, anunciaron.

 

En el predio acopian arena, piedra y cemento, sus principales insumos. “Le compramos materiales y herramientas a todos los corralones de Catriló y también usamos hierro que adquirimos acá, en Santa Rosa y General Pico”. La producción les demanda “unas 50 bolsas de cemento y cinco toneladas de arena por semana”.

 

Todos los productos llevan almas de hierro que garantizan durabilidad y se arman con barras de 8, 6 o 4,2 milímetros. Para confeccionar estas estructuras utilizan además “estribos de PVC que se fabrican en Realicó”, de los cuales requieren “unos mil por mes”.

 

Sebastián tiene 45 años y nació en Trenque Lauquen, aunque “siendo muy pequeño me vine a vivir a Catriló, con mis abuelos”. Cuando Marcelo lo convocó para incorporarse a la fábrica, “trabajaba como empleado en la aceitera Gente de La Pampa”. Hoy se encarga de organizar la producción y coordinar las colocaciones. “De a poco se van abriendo puertas y seguimos creciendo. En un futuro cercano queremos modernizar la forma de producción con moldes de silicona”, comenta.

 

Actualmente, producen mediante la técnica de vibrado en seco y desmolde sobre una pista, pero con nuevos moldes de silicona podrían hacer encolado, con una mezcla más blanda y fluida que secaría dentro del molde. “Pueden apilarse uno sobre otro y de esa manera organizaríamos el secado en un galponcito de 24 metros cuadrados” advierten.

 

Expansión y ampliación.

 

La expansión territorial y una modernización de la producción no son sus únicos planes para el futuro. “Ya arrancamos con un nuevo emprendimiento, destinado a fabricar cabreadas y construir galpones y tinglados”. Para eso alquilaron un galpón ubicado a tres cuadras del predio donde hacen los premoldeados, y ya están “acumulando el stock metalúrgico”. La nueva empresa se denominará “Cabreadas Catriló”.

 

Para el éxito de un emprendimiento no hay más receta que el esfuerzo y la dedicación. Sin embargo, existen estrategias comerciales que permiten mejorar los resultados. “Aseguramos calidad y durabilidad. Por eso entregamos nuestros productos con diez años de garantía”. Pero, aunque Premoldeados Catriló fue sumando prestigio con la difusión boca a boca, descubrieron que “la publicidad en las redes sociales puede ser un aliado inmejorable para atraer nuevos clientes”.

 

El precio es otro aliciente importante. “Un metro lineal de tapial, con dos metros de altura, cuesta 110 mil pesos y podemos colocar hasta 30 metros por día sobre suelos que no contengan piedra”. Resulta mucho más barato y rápido que los tapiales de ladrillo y por eso en los últimos años esta modalidad se consolidó como “el producto estrella” de la firma.

 

También hay buena demanda de aros de pozo, que colocan “en Catriló y otros pueblos que todavía no cuentan con servicio de cloacas, y en campos y casas quinta”. Además, estos aros de cemento se utilizan “para anclar las riendas que sostienen antenas de telefonía e internet. Los llenamos de hormigón y encastramos las riendas, porque en zonas que registran mucho viento se requiere un anclaje muy fuerte”.

 

En Premoldeados Catriló, la producción diaria comienza un rato antes de que salga el sol y se extiende hasta después del mediodía. “Ese lapso alcanza para elaborar unas 12 maquinadas. Más no queremos hacer, porque es una tarea muy pesada”, aclaran. En los últimos años, además de tapiales comenzaron a edificar viviendas convencionales y galpones y ahora proyectan “un plan para elaborar y colocar viviendas prefabricadas. Aunque todo el país atraviesa algunas dificultades económicas, no pensamos parar. Queremos seguir creciendo; siempre vamos por más”, aseguran.

 

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