Domingo 14 de abril 2024

Miraron para otro lado

Redacción 27/10/2009 - 01.14.hs

Con goles de Marcelo Gallardo para el local y de Martín Palermo para la visita, el superclásico de la décima fecha del torneo Apertura finalizó 1 a 1. Abbondanzieri le atajó un penal a Ortega y fueron expulsados Villagra y Cáceres.
River Plate y Boca igualaron ayer 1 a 1, en el estadio Monumental de Núñez, en un partido correspondiente a la décima fecha del torneo Apertura del fútbol argentino.
Marcelo Gallardo marcó para el local, en el primer tiempo; mientras que en el complemento Martín Palermo estableció la igualdad que sería definitiva.
Por su parte, Cristian Villagra y Julio César Cáceres fueron expulsados en la segunda etapa por el árbitro Saúl Laverni. En el primer tiempo, a los 25 minutos, el arquero "xeneize" Roberto Abbondanzieri le atajó un penal a Ariel Ortega.
El miedo a perder fue el común denominador del superclásico, porque cuando River parecía que se lo quedaba optó por defenderse y lo pagó caro. Y cuando Boca lo tuvo no le alcanzó, lamentando el tiempo perdido en la etapa inicial.
Al final, los dos equipos redondearon un partido para el olvido, como para marcar sus presentes, más allá de que Boca venía de sumar varios triunfos, pero le faltó fútbol y decisión para marcar la diferencia.
En el primer tiempo las diferencias estuvieron marcadas desde la actitud, porque River salió a jugar a lo Boca, presionando, "metiendo" en todos los sectores de la cancha, buscando lastimar
con la velocidad de Diego Buonanotte y Ariel Ortega, más la inteligencia de Marcelo Gallardo.
A los hombres de ataque de River se les sumó un buen trabajo de Matías Almeyda, más la sorpresa que generaron subiendo por las puntas Nicolás Domingo y Matías Abelairas.
A todo esto Boca era una sombra de lo que es en los superclásicos, porque Sebastián Battaglia y Ariel Rosada no paraban a nadie, Federico Insúa rozó la intrascendencia y Juan
Román Riquelme dijo ausente sin aviso. Entonces, al no funcionar el mediocampo, ni Martín Palermo ni Nicolás Gaitán pudieron tener peso alguno en el juego, provocando que en el primer tiempo Boca no llegara ni una sola vez en forma clara al arco rival.
La primera chance de gol se produjo luego de un error grosero del árbitro Laverni, a quien le quedó gigante el superclásico, tras sancionar una falta, que existió de Fabián Monzón a
Buonanotte dentro del área, pero el volante de River se había llevado la pelota claramente con la mano. Ortega se hizo cargo del penal, pero Abbondanzieri le contuvo su remate.
Cuando todo hacía suponer que eso bajaría la moral de River y levantaría la de Boca, llegó la apertura del marcador, con un exquisito tiro libre de Gallardo, quien mandó la pelota al fondo
de la red por el ángulo derecho de Abbondanzieri.
Sobre el final, River se pudo ir en ventaja pero Abelairas desperdició su chance en un mano a mano con el arquero rival.

 

Empató Palermo.
En el complemento todo parecía cambiar. Al minuto de juego fue expulsado Villagra por doble amarilla, pero poco después Cáceres vio la roja en la visita por un golpe a Ortega.
Está claro que nunca el superclásico fue bien jugado, que no hubo muchas veces tres pases seguidos bien hechos y que todo fue una cuestión de actitud y valentía. Por eso, en el segundo tiempo Boca se paró más adelante en la cancha y sabiendo que no podía superar a la firme defensa de River comenzó a rematar desde fuera del área, como intentaron Insúa y Riquelme, pero siguieron chocando con un cada vez más seguro Vega.
Con ese panorama y para asegurar los tres puntos, Astrada hizo un cambio que deberá explicar durante mucho tiempo, ya que sacó a Gallardo y puso al defensor Maximiliano Coronel. Y encima, poco después, Palermo marcó el empate, luego de un pase de Riquelme.
Luego, Abelairas tuvo, nuevamente, la victoria pero su remate dio en el palo y el 1 a 1 estaba sellado.
Los minutos finales encontraron a Boca con más decisión a la hora de ir a buscar el resultado, seguramente lamentando la actitud timorata de la etapa inicial.
La igualdad terminó siendo un castigo para los dos, porque no les sirve para nada en el torneo Apertura y los dejó lejos de los objetivos que se plantearon en este segundo semestre del año. (Télam)

 


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