Domingo 08 de junio 2025

Peligroso "paseo" sobre el Molino Werner

Redacción 12/10/2013 - 03.39.hs
La escena puede resultar escalofriante: un grupo de chiquilines que caminan, a 25 metros de altura. por las cornisas de los techos del viejo ex Molino Werner. Sucede todas las tardes en el edificio que se está cayendo a pedazos ante la mirada impasible de muchos y la preocupación evidente de no pocos vecinos que advierten que la situación es sumamente peligrosa.
La posibilidad que un adolescente caiga al vacío, simplemente por perder el equilibrio, o porque un pedazo de la carcomida loza pudiera desprenderse no parece para nada descabellado.
El suceso del que un cronista tomó nota el jueves era patético. Mientras los chiquilines de la escuelita de rugby jugaban divertidos en el baldío de Stieben y 1º de Mayo, el fotógrafo hacía algunas tomas, hasta que se acercó al cronista con un hallazgo: "Mirá esto", dijo señalándole el visor de su máquina. Se podía ver, justo detrás del piberío, allá al fondo -por sobre el viejo edificio de lo que alguna vez fue el Molino Werner-, sentados al borde del techo con sus piernas colgando hacia el vacío, un grupo de adolescentes.

Sacándose fotos en los techos.
¿Qué hacían allá arriba? Nada especial, o algo fuera de lo racional, según se mire. Miraban desde lo alto la ciudad, curioseaban sin límites desde una atalaya improvisada. Un sitio al que pueden acceder libremente y donde -hoy por hoy- nadie les pone límites.
En un momento dado, cuando la situación provocó toda la atención de quienes desde la calle "actuaban" como público, algunos de los jóvenes comenzaron a caminar por el borde del techo en una actitud sumamente riesgosa.
Algunos posaban para otro integrante del grupo que tenía en sus manos una máquina fotográfica, y las fotos de inmediato eran subidas por otro muchacho a una computadora. ¡Sí, todo arriba del mismo techo del molino! ¿Una locura? Cada cual puede juzgarlo como quiera.
"Es cosa de todos los días. No es que son chicos de por aquí, sino que vienen de distintos lugares de la ciudad entre 25 y 30 jóvenes y se suben allá (indica con su mano), y a veces utilizan esa escalera que se puede ver semidestruida", apuntó Coco Mainetti, antiguo vecino del barrio. El hombre expresó su preocupación porque el lugar se ha convertido en un nido de alimañas, y además en más de una oportunidad fue usurpado por gente que precariamente llegó a vivir en el inmueble que en épocas de prosperidad del Molino fue "el chalet de los Werner".

 

¿Negocio inmobiliario?
La construcción hoy es propiedad de la Caja de Previsión Profesional, y aunque se han sugerido distintas ideas para el viejo edificio -se habría considerado desde instalar un centro cultural hasta un emporio comercial-, todo quedó reducido a insinuaciones. Nada se ha concretado y el inmueble se sigue deteriorando todo el tiempo.
Lo cierto es que todo está dado como para que se piense que los propietarios tienen imaginado un importante negocio inmobiliario, y nada se hará para reconstruir lo que fue una importante fuente de progreso para la ciudad.
Desde hace tiempo hubo algunos tibios intentos para direccionar la utilización del Molino hacia actividades culturales. En ese sentido a principios de este año, en un evento que se denominó Despertar el Molino, se reunieron artistas y vecinos para compartir la merienda y disfrutar diversas disciplinas artísticas como búsqueda de la reutilización del edificio.
Puede recordarse que hace ya un tiempo la Asociación Pampeana de Conservación del Patrimonio Cultural denunció la desaparición del lugar de los bienes muebles que pertenecían al Banco Hipotecario Nacional y al Correo Argentino. Se encontraban a resguardo en el edificio del ex Molino Werner, cedido para tal fin por la Caja de Previsión Profesional.

 

Vandalismo,
Pero no fue el único acto vandálico, porque en más de una oportunidad los bomberos debieron ser convocados de urgencia ante incendios -al parecer intencionales- que dañaron el interior del edificio afectando los pisos, las aberturas y las vigas. Pero no sólo eso, sino que hubo vecinos que denunciaron en forma continua el estado de abandono del histórico espacio.
Es precisamente ese estado de desidia el que ha permitido que, poco a poco, quien quisiera incursionar por el patio del Molino, o acceder a distintos lugares del edificio, lo hicieran sin que nadie le ponga ninguna traba. "Allá ven ese grupo de chicos que tienen como juego, peligroso por cierto, caminar por las cornisas, que están desgastadas, corroídas, y expuestos a una caída. La verdad es que tenemos mucho miedo que algo pase en cualquier momento", alertó Coco Mainetti, que vive justo enfrente del Molino.

 

A caballo por una escalera.
En tanto, casi como un dato anecdótico, el equipo de trabajo de LA ARENA pudo advertir que un adolescente, a caballo (¡¡¡), ingresó al patio del lugar y lo transitó varias veces, hasta intentar -a modo de broma- hacer subir al animal que montaba por unas escaleras de hierro que conducen hacia lo alto.
La advertencia está hecha. Los jóvenes, casi como si jugaran a la ruleta rusa, se exponen poniendo en peligro sus vidas sin ninguna clase de impedimentos. Y se sabe, son adolescentes -todos lo fuimos alguna vez- que a veces no toman conciencia exacta del riesgo que corren.
¿Y entonces? Que queda claro que la responsabilidad es de los mayores. En este caso de quienes son propietarios de un sitio que ha quedado abandonado, y a disposición de quien quiera cometer cualquier tipo de tropelías.

 

Responsabilidades.
Pero además: ¿no hay responsabilidad de las autoridades policiales, que en más de una oportunidad han sido informadas de lo que está sucediendo; o desde la misma municipalidad que tiene la potestad de obligar a que los edificios sean lo suficientemente seguros como para no poner en peligro la vida de nadie?
Nadie quiere que suceda nada malo, ni se trata de ser agoreros, pero alguien debe tomar nota y actuar antes que la tragedia se haga presente. La situación está expuesta, alguien tiene que hacerse cargo. Ya mismo.

 


'
'