Beber agua, clave para las ingestas
Aunque parece contradictorio, cuando se bebe vino no hay nada mejor que el agua. Al menos, es lo que recomienda la ciencia para evitar consecuencias perjudiciales como dolores de cabeza, boca reseca y mareos: resulta que la tradicional «resaca» no es otra cosa que un efecto provocado por la deshidratación. Por eso, entre copa y copa de vino, lo mejor es tomarse un vaso de agua.
El alcohol etílico (etanol) se ubica entre los sedantes junto a barbitúricos y benzodiacepinas y resulta un depresor del sistema nervioso central. La cefalea posterior a una borrachera se produce por una inflamación de meninges, dilatación de vasos y capilares sanguíneos y reducción de la glucosa, todos efectos producidos por la deshidratación.
Basta con beber abundante agua durante una fiesta y especialmente antes de acostarnos, para evitar o mitigar considerablemente los horribles efectos de una ingesta excesiva de alcohol. Las bebidas que producen más resaca son coñac, vinos tintos, ron, whisky, vino blanco, ginebra y vodka (en ese orden) y ello se debe a determinadas sustancias residuales (metanol, histamina, acetaldehído y polifenoles).
La deshidratación es un proceso por el que no solamente perdemos agua sino también los minerales contenidos en ella, porque el alcohol inhibe la hormona antidiurética, aumentando la producción de orina. El organismo humano está compuesto en dos tercios de su volumen por agua y una de sus funciones es facilitar el transporte de nutrientes. Durante una noche de juerga podemos perder hasta el 1% del peso corporal.
Otro dato a tener en cuenta es que la resaca afecta más a las mujeres, porque el hígado masculino procesa y descompone con mayor eficacia y rapidez el alcohol. Además del agua, para evitar la resaca también colabora la vitamina B6, presente en cereales como arroz, trigo y avena, y en las frutas rojas.
Agua, siempre.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda consumir tres (3) litros diarios de agua en el caso de los hombres y 2,2 litros las mujeres y advierte que su privación puede conducir a serios problemas infecciosos y metabólicos. La pérdida de agua depende de múltiples factores como la temperatura, humedad o actividad física, y si no es compensada (incluso en personas sanas y no bebedoras) puede provocar consecuencias nocivas para la salud y el ánimo.
En algunos países clasifican las bebidas según sus propiedades hidratantes para facilitar a los consumidores el reconocimiento de las más saludables. A nivel mundial, todos los organismos relacionados con la salud advierten que la bebida que debe consumirse en más cantidad y con mayor frecuencia es agua mineral. Luego siguen los jugos naturales, la leche (baja en grasa) y caldos. También sirven las cervezas sin alcohol e infusiones como té y café, pero su capacidad hidratante es mucho menor.
En realidad lo más recomendable es beber agua siempre y especialmente durante las comidas. Ayuda a humectar la boca y hace más placentera cualquier degustación. Finalmente, no está demostrado que mezclar distintas bebidas alcohólicas mayores síntomas de resaca, pero sí es cierto que el consumo habitual de alcohol induce cierta tolerancia y eleva el umbral de resaca.
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