Sabado 17 de mayo 2025

«Hay más de una historia para contar»

Redaccion 11/07/2021 - 21.05.hs

Alejandro Rabinovich es doctor en Historia y Civilizaciones y docente de la UNLPam y analizó los diversos debates historiográficos actuales respecto a la «Independencia Argentina». Además, aportó su punto de vista en torno a la temática.
Rabinovich dio una entrevista a Radio Noticias y afirmó que «hay muchas historias». Y añadió que «desde el 2010 para acá empezaron los bicentenarios de la Revolución de Mayo, de la Independencia, de Chile y ahora el de Perú» que le dieron el privilegio las y los historiadores de compartir sus variadas perspectivas en congresos y eventos de todo tipo (internacionales, latinoamericanos y nacionales). De esta forma, «han evolucionado muchísimo y hay muchos debates que siguen abiertos» respecto a la idea de independencia.
El docente compartió un ejemplo para entender aún más las diversas miradas que tiene el fenómeno de la Independencia Argentina: «Algo que siempre se dio por sentado es que había una especie de nación argentina, que estaba latente, oprimida, que con el tiempo fue creando una conciencia (que es el relato de Bartolomé Mitre, el relato clásico) y entonces se levantó en armas para liberarse».
En este sentido, expresó que este es el «relato clásico de Billiken de lo que pasó pero que hace ya muchos años que sabemos que en realidad nuestros patriotas del 25 de Mayo (Belgrano, Castelli, Saavedra) apenas tres o cuatro años antes y durante las invasiones británicas de 1806, eran los más fieles de los más fieles al rey».
Al respecto, resaltó: «Una cosa que me gusta recordar y que muchas personas no conocen es el hecho de que cuando en las invasiones británicas Buenos Aires rechaza a los dos ejércitos británicos -que fue realmente una gesta increíble a nivel sudamericano, a nivel hispánico, un evento mayor- también le pide al rey a través de una carta que la nombre La Muy Noble y Muy Leal Protectora de Todos los Cabildos del Sur, Ciudad de Buenos Aires».
Asimismo, aclaró que por entonces el trámite demoró mucho por cuestiones administrativas (audiencias, informes) y «cuando finalmente en las cortes deciden darle ese título a la ciudad porteña es el momento exacto en el que lo están fusilando a Liniers en Cabeza de Tigre porque ya estalló la revolución».
De esta forma, remarcó la idea de que «no había nada predestinado en todo esto puesto que la política es así, hay unas contingencias que ocurren y cambian la realidad, que no necesariamente estaba todo predeterminado a ser así».
En este sentido, remarcó que no había nada predeterminado sino que hubo circunstancias que modificaron los hechos y que la velocidad con la que circulaba la información en esos tiempos era muy distinta a la de hoy en día: «A nosotros nos cuesta imaginarnos el Virreinato del Río de la Plata y lo que era para una ciudad como Buenos Aires pretender gobernar los acontecimientos que ocurrían en el alto Perú, en Chuquisaca, o en La Paz. Siempre tenemos esta idea, también muy de Billiken, de que la revolución estalló en Buenos Aires y después se desperdigó por el resto del territorio. Sin embargo, sabemos que la revolución empezó en el Alto Perú ya que las primeras juntas son las de La Paz y Chuquisaca en 1809. Estos pueblos tenían mucha más autonomía de lo que nosotros imaginamos, mucha más capacidad política y mucha más agencia»

 

¿Revolución o no?
El docente planteó que es una idea sumamente discutible puesto que «si uno piensa que revolución es la revolución rusa, que hay que cambiar enteramente el orden social y económico del país eso no pasó puesto que los indios siguieron siendo los indios, los negros siguieron siendo los negros y la elite blanca siguió siendo la elite blanca. Sin embargo, «hay que ver si hay que tomar una definición de 1917 para aplicársela a 1810 porque para los patriotas de ese entonces eso era una revolución».
Rabinovich aclaró que prefiere dejar de lado los análisis anacrónicos puesto que busca entender de qué forma pensaban los patriotas de ese momento y planteó su postura respecto a la idea de revolución. Al respecto, sostuvo que el hecho de que hubiera un gobierno autónomo («no independiente, sino autónomo») en ese momento es fundamental puesto que hubo una mayor participación política del pueblo a través del voto que no existía: «Antes el pueblo eran 300 o 400 personas y claramente después de la revolución son varias decenas de miles».
En este sentido, para el docente si se dio un proceso revolucionario a pesar de que quedaron pendientes algunas transformaciones.

 

¿Independencia?
El historiador aclaró que existe una visión historiográfica que plantea que en realidad no nos independizamos sino que pasamos de estar bajo la égida del imperio español a la del imperio británico «nada más que después de lo que pasó con las invasiones británicas el imperio británico entendió que le convenía hacer un imperialismo «soft», entonces en vez de venir con las bayonetas y ponernos un rey prefirieron mandar comerciantes, prestarnos plata y de esta forma obtener lo mismo sin tener que gobernar.
Asimismo, agregó que «esa es una visión de lo que pasó, muy extendida que plantea que en realidad pasamos de una dependencia a otra y que la independencia real todavía no la tenemos».
En cambio el docente de la UNLPam dijo que el hecho de que una nación nueva se haya promulgado y proclamado como soberana y que haya ido a guerra en su propio nombre es una independencia. Por su parte, explicó que «para mí nos hacemos un magro favor al pensar que tan fuertemente en la cuestión de los imperios y las dependencias y que todas las culpas de los problemas vienen de afuera y de quién nos domina, me parece que hay que hacer más énfasis en las limitaciones de lo que uno hace y los problemas que uno se genera creo que hay mucho margen de decisión y se puede usar bien o mal».

 

La realidad actual.
Rabinovich consideró que las problemáticas económicas de la Argentina -la deuda, los monopolios y los medios hegemónicos- son netamente nacionales. En este sentido, remarcó que la deuda la tomó un gobierno votado democráticamente por el pueblo y «hay que hacerse cargo de eso» dado que «es muy fácil echarle la culpa al FMI siendo que alguien lo llamó». Además, expresó: «Me parece que nos falta esa autocrítica como pueblo».
Por otro lado, respecto a los medios de comunicación sostuvo que se supone que estos tienen que informar al pueblo para que partir de ahí debata y elija pero «claramente eso no está funcionando». Por lo tanto, falta un ámbito donde se discutan realmente las temáticas planteadas. Este «puede ser la militancia política, la universidad pero hay que ver quiénes acceden a estos lugares y quiénes se quedan afuera». Además, «el ciudadano de a pie muchas veces consume una línea de información que no es ni transparente ni imparcial para nada y a partir de ahí toma sus decisiones y vota».

 

Los protagonistas.
Rabinovich recuperó la temática central de su libro publicado en 2013 titulado «Ser soldado en las guerras de Independencia: La experiencia cotidiana de la tropa en el Río de La Plata, 1810-1824» el cuál actualmente se puede conseguir en librerías santarroseñas y contó que disfrutó mucho escribirlo.
Además, explicó que la finalidad de este fue «bajar los temas de investigación de los historiadores que investigamos a un publico general , haciendo un libro ameno, entretenido, que cualquier persona que nunca agarraría un libro de historia pueda ser su primer libro de historia sobre un tema».
A través de esta obra, el historiador consideró fundamental recuperar «los nombres, las experiencias, los sentimientos y la palabra de los sectores populares» puesto que las luchas por la independencia no solo fueron guerras de generales y almirantes sino que los soldados rasos fueron protagonistas centrales de estos eventos a pesar de que el relato oficial resaltó siempre a unos pocos «héroes, nombres propios, todos hombres blancos de la elite y generales».
Al respecto, Rabinovich contó que resultó un trabajo difícil porque «necesitas documentos y estos los escribían los nombres importantes y alfabetizados ya que los ciudadanos del raso no sabían ni leer ni escribir».
Por lo tanto, junto con sus colegas pudo recuperar estos testimonios a través de «los sumarios militares que eran el juicio que les hacía el ejército a los soldados rasos que no cumplían alguna norma, que desertaban, que robaban y entonces por ley el fiscal que les hacía la causa tenía que tomarles declaración y copiarla textualmente». Por esta razón, es que se puede encontrar en el archivo las voces de estos «chicos jóvenes pobres que te cuentan como veían ellos a su capitán, a la revolución, que tenían hambre, que necesitan mandarle plata y comida a las familias». De esta manera, se reconoce la historia de estos protagonistas «que los vemos en el fondo de los cuadros de San Martín y de Belgrano».

 

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