A 50 años del cierre de las propaladoras
Hay que tener algunos años para recordar las antiguas propaladoras ubicadas en lugares estratégicos de la ciudad. Eran medios que con sus altoparlantes colocados arriba de algún techo informaban a la población de determinados acontecimientos.
En estos tiempos modernos los más jóvenes no pueden ni siquiera imaginar lo que era aquello. Provistos de sus celulares, tienen aplicaciones que les permiten escuchar cualquier emisora y, además con otras -como spotify, por mencionar alguna-, escuchar la música que se les ocurra. Imposible que puedan representarse aquel modo de comunicación que -seguro- les resultará muy antiguo.
Radio del Estado.
Las propaladoras fueron las predecesoras de las radios que después se multiplicarían por decenas, sobre todo con el advenimiento de las de frecuencia modulada.
En algún momento Radio del Estado (que no era otra que la actual Radio Nacional) fue la única que se conocía por estas tierras. Inaugurada el 9 de julio de 1950, se constituyó en la originaria emisora estatal construida, operada y gestionada por personal argentino, y la de Santa Rosa la primera de una red que se iba a crear en veintiún puntos estratégicos del país.
Música y noticias.
La radiodifusión -la comunicación vía eter-, por muchos años fue llevada adelante en la capital provincial por las propaladoras. Estas emisoras, generalmente con estudios formando parte de una habitación en la propiedad de algún vecino que se animó a instalarlas, fueron características. A través de sus parlantes ubicados a veces en los altos de un comercio, o de una vivienda, fueron los primeros medios locales para difundir masivamente -en forma oral-, música y noticias.
Las nuevas generaciones dejaron definitivamente atrás aquello que a los más veteranos nos resulta tan único y -por qué no decirlo- sencillamente maravilloso. Sostienen los que saben mucho del tema -y en todo caso resulta de fácil comprobación- que los chicos de hoy no escuchan radio, porque prefieren las plataformas donde buscan lo que ellos prefieren, y no lo que les ofrece un menú predeterminado
La primera propaladora.
Quienes gustan de contar la historia de la ciudad han expresado que el primero en instalar una propaladora fue Arturo Gamberini. Dicen que eso fue allá por 1934, cuando Santa Rosa no era más que un caserío muy lejano a esta que hoy conocemos. Con cuatro parlantes ubicados en la plaza, Gamberini llevó adelante una experiencia que no duró demasiado.
Más tarde sería Alfredo Dalmiro Otálora, en 1947, quien puso a funcionar Propaladora Argentina, a la que muchos consideran como la primera y la que más tiempo estuvo en el aire.
Pero al mismo tiempo hubo otras varias experiencias. Y en ese sentido se debe mencionar a La Nueva Provincia de Guillermo Fernández; luego aparecería Propaladora Belgrano, de Antonio Goncálvez; y más tarde la Ranquel de los hermanos Cacho y Pancho Alcántara.
Los "periodistas".
Todas ellas dejaron su marca, porque las tardecitas santarroseñas contaron con un atractivo especial; y resultaba un espectáculo en sí mismo ver la gente concentrada debajo de los parlantes, o en las cercanías, para escuchar las noticias o la música -generalmente tango y folklore- que difundían los operadores que no eran otros que los propietarios que, por supuesto, también ponían sus voces al aire. Las "emisoras" salían al aire de 19 a 21 de lunes a viernes, y los domingos un rato a la mañana y por la tarde en el horario de todos los días.
Los "periodistas" eran los propios dueños, Guillermo Fernández y su hija Clelia Leonor en La Nueva Provincia; Otálora en Propaladora Argentina; Antonio Goncálvez en la Belgrano -contando con la colaboración de un joven José Higinio Álvarez (Pepe) que se encargaba de la información deportiva-; y en el caso de la Ranquel empezó a popularizarse la voz de Armando López (sobre el final aparecería Oscar Riutort). Los titulares, los hermanos Alcántara, no salían al aire.
También se recuerda que Celia Álvarez (hermana de Pepe) supo trabajar para las propaladoras en la parte publicitaria, en lo que era una nueva e incipiente profesión.
Los grandes sucesos.
Hubo otros periodistas que esporádicamente hacían su aporte, como Armando Tello -cronista de LA ARENA-, y también un muy joven Juan Carlos Carassay iba a hacer sus primeras armas en Propaladora Argentina.
En ese lapso de los años '60 y principios de los '70, los altoparlantes ubicados encima de algunos edificios acaparaban la atención de los vecinos. Y en ese sentido se recuerda como se siguió con interés cuando Rulo Sabaidini compitió en motociclismo en Brasil con buen suceso: era la propaladora de Otálora la que en los atardeceres informaba sobre su participación.
Nada que ver con este presente cuando la comunicación es inmediata con instagram, wattshap o cualquier otra moderna aplicación. En aquellos años esas propaladoras tuvieron una importancia capital.
El final.
El devenir de las cosas determinaría algo que iba a cambiar el rumbo de su historia. Fue cuando Radio Belgrano de Buenos Aires decidió abrir filiales en distintos puntos del país, y allí iba a aparecer LU33 Emisora Pampeana, que rápidamente desplazó a las propaladoras, y también comenzó a relegar en las preferencias de la gente a Radio Nacional Santa Rosa.
Estaba pautado que cuando empezara a funcionar LU33 las propaladoras debían cesar sus actividades. Y así fue: el 1 de diciembre de 1970 se ponía al aire Emisora Pampeana, filial de Radio Belgrano de Buenos Aires; y meses después, más precisamente el 29 de febrero de 1972 todas dejaron de funcionar.
Ha pasado de eso mucho tiempo, exactamente medio siglo. Eran otros momentos. Viejos y recordados tiempos de otra Santa Rosa... (M.V.)
La primera transmisión desde exteriores.
Cabe señalar que un periodista -por muchos años redactor de La Arena- que participó en casi todas las propaladoras, fue José Higinio "Pepe" Álvarez, quien recuerda perfectamente aquellos inicios.
Por otra parte Antonio Goncálvez contó que la Municipalidad se negaba a habilitar su propaladora, pero en una oportunidad que jugaba San Lorenzo de Almagro en el Estadio Centenario aprovechó que estaba al intendente Eduardo Feliz Molteni -le encantaba el fútbol- y le pidió que le dejara instalar aunque sea un parlante. El jefe comunal, entusiasmado por el partido le hizo un gesto que vaya a saber qué significaba, pero que El Negro Goncálvez interpretó a su favor: "Yo entendí que me decía que sí... y arranqué", dice ahora divertido.
Lo que pocos supieron es que se iba a tratar de la primera transmisión desde exteriores. "Pepe Álvarez hacía comentarios a un grabador Gelosso que yo tenía, me llevaba la cinta para pasarlo y al ratito volvía a buscar otra grabación. Después de eso Pepe salía al aire de 18 a 20 de lunes a viernes, y los sábados y domingos una hora. Para las fiestas, en tiempos de Lotería, la gente se agrupaba debajo de los parlantes para escuchar los premios", cuenta el veterano y querido Goncálvez.
Agrega que llegó a poner 15 parlantes de su propaladora: desde la calle Colombia -donde estaban los estudios- hasta la plaza Martín Fierro, y también en toda la Avenida Uruguay. Aquel gesto como al pasar del intendente Molteni, como se ve, fue exprimido al máximo por Antonio.
Goncálvez agrega que "cuando había acontecimientos importantes transmitíamos a cualquier hora. Poníamos un poquito de música como para llamar la atención y... al aire: como un informativo extra. Por ejemplo se puede señalar que la gente se agolpaba bajo los parlantes cuando nos ocupábamos del caso Gonzani" (el funcionario provincial que mató y descuartizó a su mujer), rememora.
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