Un asombroso pedido
Quienes esperaban que Donald Trump concretara sus ideas de derecha no se han visto defraudados. La semana transcurrida el presidente de los Estados Unidos ordenó la movilización de la Guardia Nacional y la puesta bajo control federal a la policía de Washington. ¿El motivo de tan inquietantes medidas? La estimación presidencial de que la ciudad es “una de las más peligrosas de EEUU y, contradiciendo los registros policiales que hablan de una reducción en el índice de delitos en la capital, insistió afirmando que “nadie quiere ser asaltado, violado, tiroteado y asesinado", para asegurar seguidamente que la tasa de homicidios en Washington DC es más alta que en algunos "de los peores lugares del mundo".
La afirmación se completó con un insólito y asombroso pedido a las personas sin hogar que viven en la capital norteamericana: que se vayan a otro lugar. En la conferencia de prensa, el Presidente apuntó a eliminar los barrios marginales y los asentamientos. Con una notable hipocresía dijo que la medida "no es políticamente correcta (…) pero que hay "caravanas de jóvenes que han sido vistos en calles de la capital y que "les encanta escupir en la cara a la policía".
Así, nada menos que la autoridad máxima del “país de la libertad” quiere solucionar la pobreza en los barrios aledaños a la Casa Blanca, aplicando el remanido concepto de que “lo que no se ve, lo que se oculta debajo de la alfombra, no existe”.
La medida, claro, armoniza plenamente con la expulsión de extranjeros y migrantes que se sigue llevando a cabo después de un eventual confinamiento en una cárcel ubicada en los pantanos de la Florida; también con la personalidad de quien con el pretexto de “volver a engrandecer los Estados Unidos” decidió, entre otras medidas que considera importantes, cambiar de nombre al golfo de México y llamarlo Golfo de América, refiriéndolo a Estados Unidos.
Demás está decir que la pasmosa decisión ha conmovido al país, especialmente al sector del Partido Demócrata, a quien Trump culpó de haberse desentendido del problema que lo llevó a tomar semejante medida.
En la obtusa mentalidad del Presidente, alguien que apoya de hecho la matanza israelí en Gaza, parece estar la idea de que es pobre quien quiere
serlo y cabe eliminar la pobreza misma y no sus causas. Las estadísticas específicas que manejan organizaciones humanitarias señalan que las personas sin hogar en Washington son el 0,5 por ciento de la población de la ciudad. Obligarlas a cambiar de residencia no será más que un traslado del problema.
Estas drásticas medidas incluyen que, en la parte administrativa, sea la fiscal general del gobierno quien asuma el control de la Policía. También, aunque parezca difícil de creer, una vocera del Presidente dijo que era probable la intervención del Ejército.
El presidente Javier Milei, un admirador de Donald Trump y seguidor incondicional de las políticas de Estados Unidos, acaso se sienta tentado de aplicar medidas similares para con las personas que viven en la calle en varias grandes ciudades de Argentina. Aunque, después de todo, según las dudosas apreciaciones del mandatario local, hay millones de personas que durante su gestión han salido de la pobreza.
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