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Viernes 12 de diciembre 2025

Paliativo para la crisis del capital

Redacción 12/12/2025 - 00.16.hs

Con la caída inducida de la actividad económica y la indiscriminada apertura de importaciones, el crecimiento de la informalidad está acompañado por la destrucción de empleo en el sector privado formal.

 

Eduardo Lucita *

 

Finalmente esta semana, luego de dejar trascender diversos contenidos buscando imponer un sentido común sobre la imperiosa necesidad de la reforma laboral, se presentó el Informe Final del Consejo de Mayo del que se desprenderán varios proyectos de ley, entre ellos el de Modernización Laboral.

 

El gobierno está a la ofensiva. El centro de esta ofensiva es el grupo de reformas que se plantea en lo tributario, en lo penal, en lo educativo, en la inocencia fiscal y en las modificaciones a la Ley de Glaciares, pero su principal componente es la reforma laboral. Hoy un campo de disputa con el movimiento obrero.

 

Tendencia mundial.

 

Esta reforma no es ajena a las tendencias que hoy recorren el mundo, dominadas por una lógica de acumulación y reproducción de capitales que expulsa fuerza de trabajo del mercado y la relocaliza en la informalidad o en la desocupación abierta.

 

Es que desde la crisis mundial del 2008/2009 el capitalismo neoliberal ya no logra recuperar las tasas de ganancias, acumulación y crecimiento, de los años anteriores. No puede resolver la crisis (su crisis) y crear empleo al mismo tiempo. No puede crear empleo y al unísono controlar la inflación. Este tipo de contradicciones se expresan también en nuestro capitalismo que agrega rasgos propios. Por ejemplo el tema de la acumulación de reservas, que tanto el FMI como los gurúes de la City agitan permanentemente. Para esto tienen que devaluar pero aquí toda devaluación se traslada inmediatamente a precios, por otra parte la contrapartida de la compra divisas para acumular reservas es la emisión de pesos, pero para que estos pesos no presionen los precios vía mayor demanda hay que esterilizarlos ofreciendo mayores tasas, que terminan incrementando los costos del capital de trabajo y de los créditos que también presionan sobre los precios. Todo hace a la inflación. El gobierno trata de salir de este laberinto por arriba, profundizando la crisis, hundiendo la economía y dejando que el mercado resuelva el problema de la competitividad empresaria.

 

Mayor productividad.

 

Para el capital toda salida de la crisis requiere de fuertes incrementos de productividad, incluso en este tiempo que muestra un gran desarrollo de la innovación tecnológica. Esto es lo que explica que un alto porcentaje de los nuevos puestos de trabajo creados en el mundo, también entre nosotros, lo son en el sector informal. Porque es allí, en el marco de la desprotección, que se extienden indefinidamente las jornadas, se expande la precariedad, los ingresos son inestables y se anulan los derechos laborales. Todo presiona para rebajar las condiciones del sector formalizado.

 

Un proyecto unilateral.

 

El discurso oficial plantea que los distintos capítulos que conforman el proyecto de ley apuntan a modernizar las relaciones del trabajo y a reducir los grados de informalidad laboral existentes. Ninguno de estos objetivos se desprende del proyecto presentado. Por el contrario lo que sale a la vista es la necesidad de maximizar la tasa de ganancia de los capitalistas e incrementar su dominación y control sobre la fuerza de trabajo, como forma de paliar su crisis.

 

Tres son los puntos en lo que se apoya esta reforma: rebajar el costo laboral (vía salarios directos e indirectos, nuevo régimen de indemnizaciones y reducción de aportes patronales); limitar el accionar colectivo de los trabajadores/as (condicionando la organización obrera, descentralizando la negociación colectiva, obstaculizando las asambleas en lugares de trabajo, limitando el derecho de huelga, desfinanciando a los sindicatos); disponer a voluntad del tiempo ajeno (vía banco de horas, fraccionamiento de vacaciones).

 

Desde la crisis del 2008/2009 el capital no ha encontrado una salida duradera, solo ha sido capaz de recurrir a la imposición de la sociedad dual y los pronósticos no son alentadores. Esta realidad se expresa también entre nosotros desde hace más de una década, agudizada en los últimos dos años bajo el gobierno Milei. Ahora, con la caída inducida de la actividad económica y la indiscriminada apertura de importaciones, el crecimiento de la informalidad está acompañado por la destrucción de empleo en el sector privado formal.

 

Reforma antiobrera y antisindical.

 

Es necesario plantarse en la defensa del derecho de huelga y organización, garantizados por la Constitución Nacional. Defender la reducción del tiempo de trabajo ante la flexibilización horaria que busca desorganizar aun más la vida del trabajador y su familia. No hay nada para negociar en este proyecto de ley que solo busca reducir costos y someter al trabajador a las necesidades del capital. Si no hay un ciclo expansivo de la economía no hay reforma que cree empleo. Lo que sí se necesita es una reforma que mejore las condiciones de vida de los trabajadores (1).

 

Esta reforma no es solo un eslabón más en la larga ofensiva sobre el trabajo que se desenvuelve desde los años 80 del siglo pasado. Es un salto cualitativo por el que las clases dominantes pretenden hacer realidad lo que buscan desde hace décadas. No otra cosa que establecer una relación de fuerzas duradera a favor del capital.

 

Es necesario rechazarla en el Parlamento y en las calles (2).

 

* Integrante del colectivo EDI (Economistas de Izquierda).

 

(1) El FIT-U acaba de presentar un proyecto de ley en ese sentido “Ley de Emergencia Laboral y Promoción del Empleo”.

 

(2) En estos días en varias ciudades del país se están convocando reuniones para organizar la movilización por el aniversario de las jornadas del 19 y 20 de diciembre del 2001, proponiendo transformarlas en un gran pronunciamiento contra la reforma laboral y los planes del gobierno Milei.

 

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