Advierten por el avance reaccionario a nivel mundial
“La derecha reaccionaria tiene tres componentes esenciales: alianza con los poderosos, desprecio por los sectores populares y un chivo expiatorio”, dijo Elbaum. Hitler y Mussolini exhibían esos elementos, que hoy muestran Donald Trump, Javier Milei y Elon Musk.
“Cuando esta mentira termine todavía nos quedarán reservas morales y referentes sociales fieles a un proyecto de soberanía popular, así que debemos tener conciencia de que esto no durará para siempre”, afirmó Jorge Norberto Elbaum. Este reconocido sociólogo, periodista, doctor en ciencias económicas, investigador, docente universitario, y también poeta, fue consultado en Radio Noticias (FM 99.5) sobre el perfil autocrático del gobierno libertario y la alianza de Javier Milei con los sectores de la derecha más recalcitrante y retrógrada del mundo.
Elbaum advirtió que el análisis trasciende las fronteras nacionales. “Observamos un avance reaccionario a nivel global. Este término fue acuñado durante la revolución francesa para caracterizar a los sectores que ‘reaccionaban’ ante la posibilidad de que el proceso se le escapara de las manos a la burguesía francesa”. Aquella primera reacción surgió “para enfrentar a Robespierre, los jacobinos y todos los que pretendían construir un proceso para las mayorías”.
“La segunda ocurrió en 1920, con la Marcha sobre Roma y el ascenso de Adolf Hitler, y fue una reacción a la Revolución Rusa y los procesos de efervescencia popular en todo el mundo, que no solo involucraban a socialistas, también a artistas y movimientos progresistas”. Esa vez, la reacción se manifestó “con una brutalidad que produjo 60 millones de muertos, de los cuales 28 millones fueron rusos y 15 millones, chinos”.
Según Elbaum, hoy asistimos a “una reacción contra un nuevo orden global liderado por China, tal cual lo han expresado Trump y Milei”. De todos modos, aclaró que “cuando Milei dice ‘zurdos de mierda’ no se refiere solo a los sectores de izquierda argentina, que son muy minoritarios, sino a todos los movimientos populares, incluyendo al peronismo”.
“Tres atributos esenciales”.
Este es el mismo discurso de la última dictadura cívico militar, que decía combatir “contra los rojos” y según Elbaum “es producto del miedo”. Por eso “Trump dice vamos a hacer a América grande de nuevo: ése ‘de nuevo’ es sintomático, porque asumen que perdieron el poder relativo que tenían en el mundo y quieren recuperarlo a como dé lugar”, esto es “con la brutalidad de la doctrina Monroe, el Gran Garrote y el Imperio”. Ineludiblemente, este proceso “va a terminar mal, como terminó la Alemania nazi”. De hecho, “en términos bélicos la OTAN, que está integrada por 32 países, ya perdió su batalla contra la Federación Rusa”, advirtió.
La cuestión con Rusia también es histórica. “Siempre le tuvieron terror por su inmensidad y su espíritu dostoievskiano salvaje. Además, Rusia siempre ha sido un fantasma, como lo fue para Napoleón y para Hitler”. Elbaum explica que “ese miedo histórico, acrecentado porque China está ganando la batalla económica y comercial, provoca que los sectores reaccionarios de Occidente se pongan cada vez más violentos”.
Los sectores de la derecha reacccionaria “registran tres atributos tradicionales: se vinculan con los poderosos, desprecian a las masas populares y buscan chivos expiatorios”. Estos elementos, que estuvieron presentes “cuando la reacción termidoriana asesinó a los jacobinos”, se reiteran hoy “en los discursos fascistas y la gestualidad de Elon Musk”. Recordó que el dueño de Tesla “nació en Sudáfrica de progenitores con simpatías nazis”, y su padre (Errol Musk) “fue un explotador de minas de diamante con cuasi esclavos africanos”. Cuando Nelson Mandela ganó la presidencia “ellos abandonaron Sudádrica”, añadió.
Recientemente, tras el último intento de golpe de Estado en Bolivia, “Musk escribió: ‘daremos tantos golpes de estado como sean necesarios”, lo cual no resulta casual, ya que este territorio cuenta con una de las reservas de litio más importantes del mundo. Otros datos biográficos completan ese perfil fascista del megamillonario: “tiene once hijos, con seis mujeres diferentes. Uno de ellos hizo una transición sexual y Elon Musk dijo: “para mí está muerto; ahora solo tengo diez hijos”.
“Termina en desastre”.
Esta condición reaccionaria y brutal “es común a los grupos brutales dominantes que poblaron los imperios de la historia global”. Elbaum recordó que esa alianza con los poderosos, claramente presente “durante la asunción de Donald Trump a la que asistieron los mutimillonarios”, fue cuestionada por Dwight “Ike” Eisenhower en su último discurso presidencial. El antecesor de J.F. Kennedy fue el primero en aludir a la “conjunción de un inmenso sistema militar y una gran industria armamentística” y advirtió la necesidad de “no hipotecar los bienes materiales de nuestros nietos” para permitir que “la democracia sobreviva”.
Hoy, los poderes fácticos que dominan el mundo “son Wall Street, el complejo militar industrial y las trasnacionales, sector en el que tomaron fuerza las compañías tecnológicas”, un trípode que muestra “un posicionamiento brutal y neocolonial, y desprecia a América Latina, los afrodescendientes y las minorías”. A Elbaum le preocupa “esa simpatía hacia Trump”, porque exhibe claramente aquellas tres características: “está con los millonarios, humilla a los más pobres y tiene un chivo expiatorio, que son los migrantes”.
Es la misma conducta mostrada por “Mussolini, Hitler y Videla. En este último caso el chivo expiatorio fue la subversión, el sucio trapo rojo, el cáncer y es preocupante que Argentina no haya mayor conciencia sobre eso”.
De todas maneras, “el macrimileismo va a durar un tiempo antes de terminar en desastre. Y no importa si la oposición y el movimiento nacional y popular tienen capacidad o logran instrumentar una estrategia: este proyecto no cierra desde lo económico y es una gran mentira, una enorme cortina de humo basada en datos tontos”. Por ejemplo, “denuncian que Massa hizo billetes por 80 mil millones, pero en un año Milei imprimió 200 mil millones, que utilizó para comprar dólares que después vendió para bajar el tipo de cambio”. Ese proceso produce tres consecuencias, “recesión, destrucción de la producción nacional y un ajuste creciente, que será insostenible aunque vuelvan a ingresar miles de millones de dólares en créditos”, Afortunadamente, “cuando esa mentira termine, aún tendremos reservas morales y referentes sociales que son fieles a un proyecto de soberanía popular”, concluyó.
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