Lunes 22 de abril 2024

“Colores” Facio está en Santa Rosa

Redacción 23/02/2023 - 08.54.hs

Se alegra y se emociona “Colores” cuando un conocido lo va a visitar… Vestido con pantalón oscuro, zapatillas, camisa cuadrillé y la infaltable gorrita con el escudo de San Lorenzo de Almagro pasa varias horas mirando televisión, o departiendo con ese grupo de personas que lo cuidan.

 

Juan Carlos Facio, aquel futbolista que supo brillar con la camiseta de All Boys y de los seleccionados de la Liga Cultural, está viviendo desde hace aproximadamente un mes en “Ohana” (familia), “residencia de adultos mayores con complejidad diferente”.

 

Juan Carlos sufrió hace poco más de un par de años un ACV, y tiene dificultades en el habla y para movilizarse por su cuenta. No obstante cabe decir que está intacto en su lucidez mental.

 

En Castex.

 

Como ya hemos contado más de una vez “Colores” Facio, después de dejar la práctica del fútbol se afincó en Eduardo Castex, donde permaneció hasta hace pocas semanas. Allá vivía junto a Alicia Re, su compañera fallecida el año anterior.

 

Juan Carlos tiene tres hijas, dos de ellas viven fuera de la provincia (una en San Luis y la otra en Buenos Aires), en tanto aquí en Santa Rosa permanece la mayor, Flavia, que se ocupa en ir a visitarlo cotidianamente.

 

Después del fallecimiento de Alicia, el año anterior, “Colores” quedó solo en su casa de Castex, al cuidado de algunas personas. Pero lo cierto es que ya no le quedaban familiares cerca, por lo que una de sus hijas decidió llevarlo a San Luis donde ella vive.

 

En Santa Rosa.

 

Al tiempo se decidió que regresara a Castex, donde estuvo unos meses en una residencia para adultos hasta que Flavia decidió trasladarlo a Santa Rosa “para tenerlo más cerca”.

 

Y en este lugar, atendido por una familia, y en la casa—residencia que comanda Carina Rodríguez en Liberato Rosas 1020, “Colores” se muestra contenido. La titular del emprendimiento junto a sus hijas Yohana, Carol y Cintia, y su sobrina Nicole, son las encargadas por turnos de las tareas necesarias para que las nueve personas que se albergan en el lugar tengan todos los cuidados que necesitan.

 

El lugar dispone de un amplio espacio verde, bien parquizado, que le da un aspecto amigable y donde los internos salen a tomar mate cuando llegan sus familiares.

 

Momentos y momentos.

 

Allí lo encontramos a Facio, acompañado por Flavia y sus “compañeros” en “Ohana”. De a ratos se muestra complacido y alegre, y disfruta de las bromas que les hacen sus cuidadoras. Aunque, es verdad, en otros momentos muestra algún disgusto por la situación que no le permite movilizarse como quisiera.

 

Cuando el cronista de LA ARENA ingresa al lugar esboza una sonrisa y lo reconoce… Se ríe con ganas cuando el periodista le señala que mira televisión porque aparece Mauricio Macri… “No, no, no…”, dice y cruza los dedos para manifestar que él, precisamente, se ubica en la vereda de enfrente. Y divertido hace la V de la victoria para ratificar su condición de peronista de toda la vida.

 

En algún momento lo invade la emoción y balbucea… Alguna lágrima cae por sus mejillas y hace gestos de no querer hablar más. Y se respeta.

 

Antes y después de “Colores”.

 

Muchos jóvenes de hoy no tienen idea de quién fue Juan Carlos Facio. Pero están los que –con algunos años más- lo recuerdan perfectamente y se atreven a afirmar que “hubo un antes y un después de ‘Colores’ en el fútbol de La Pampa”.

 

Eran las épocas de los primeros Torneos Regionales, allá por 1967, cuando Ramón Turnes y compañía traían jugadores para llegar al Nacional: “Venite ‘Colores’, acá en La Pampa van a formar un gran equipo… pagan bien y está cerquita de Buenos Aires”, le dijo en ese tiempo el Pato Orrego -a la sazón cuñado de Juan Carlos- y lo convenció fácilmente.

 

No había que subirse a un avión –al que Facio le tenía terror- para venir a Santa Rosa; y aunque tenía todo arreglado para jugar en Colombia arrancó para La Pampa. Aquí All Boys y Ramón Turnes le arreglaron un gran contrato para aquellas épocas, y encima se puso de novio y se casó con una de las hijas (Cristina) del entonces gobernador, don José Regazzoli.

 

Como jugaba.

 

En esos años se iba a formar el gran All Boys de finales de la década del ’60 y del ’70, y “Colores” iba a ser el director futbolístico de la gran orquesta. Lo suyo dentro de una cancha eran los toques sutiles e intencionados; y se puede afirmar que la calidad para ubicarse siempre solo para recibir y hacer jugar eran su sello distintivo. Con él aquel famoso equipo auriazul fue prácticamente invencible en los torneos locales -con muchos campeonatos ganados-, y con grandes participaciones en los torneos regionales y en la Copa Argentina (le ganó a Platense y Gimnasia y Esgrima La Plata, y cayó en semifinales con San Lorenzo). Eso fue hasta 1974.

 

Después vendría otro tiempo: se fue de All Boys, jugó en Estudiantil de Eduardo Castex, tuvo un breve lapso en Atlético Santa Rosa, y el final sería en Colegiales de Mar del Plata. Luego, como entrenador estuvo en las formativas de Estudiantil y Racing Club, y en el final en Huracán de Guatraché.

 

Un tipo querible.

 

“Colores” –por fuera del fútbol- siempre fue como un chico grande. Un personaje que pareció no darse cuenta lo que fue.

 

No faltarán los que –aún apreciándolo- lo juzguen como desprolijo en su modo de vivir, o como alguien que no se cuidó como debiera; pero nadie podrá negar que ha sido con su porteñismo y sus anécdotas que provocaban la carcajada general una persona absolutamente querible.

 

Hoy, ahora con 78 años –llegó a La Pampa cuando tenía nada más que 23- está de nuevo en Santa Rosa.

 

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