Ex docente presenta un libro
“Mi objetivo es ayudar, yo quiero que se den cuenta que hay cuestiones que no miraron”, expresó la docente jubilada y escritora Silvia Prost. El viernes a las 20, en la Biblioteca Popular Presidente Avellaneda de Realicó, compartirá su reciente libro “La escuela que estafa”, una obra crítica sobre el sistema educativo.
Silvia Prost nació en Guatraché y a los 17 años se fue a Bahía Blanca a estudiar Magisterio. Cuando se recibió, comenzó a trabajar en nivel primario, e inició simultáneamente el Profesorado de Filosofía en el Instituto Juan XXIII. Con ese otro título regresó a La Pampa, a la localidad de General San Martín, donde vivió 23 años con su familia. Posteriormente estudió la Licenciatura en Ciencias de la Educación en General Pico y en el año 2023 se jubiló con más de 32 años de experiencia en los distintos niveles: primario, secundario y superior no universitario.
“Mi enfoque de la vida es estar mirando lo que se puede mejorar”, sostuvo en diálogo con LA ARENA. Además de escribir ensayos, que es donde se siente más cómoda, la acompaña el arte. "Tengo todo el tiempo para dedicarme a lo que amo", sostuvo.
Prost recordó que su primer libro se llamó “La escuela que enferma” y que se vendió muy rápidamente. “No quedaron ejemplares”, acotó. Mientras era docente recolectó “muchas experiencias y anécdotas” que sirvieron de argumentos para sus “hitos de la debacle educativa argentina”.
“El libro toma algunos temas que son nódulos cruciales, que pueden explicar por qué estamos donde estamos”, manifestó la escritora y aseguró que, “desde que inicié mi carrera en la docencia, en 1985 y hasta 2023, observé un deterioro muy marcado”. Es por ello que los capítulos hacen hincapié en cada uno de estos hitos: la educación en cuarentena; el cambio de la Ley Federal de 1993 a la Ley Nacional de 2006; el cambio en la enseñanza de la lecto-escritura. Sobre este último punto, Prost aseguró que fue una decisión que se tomó “sin demasiada reflexión y mientras lo vivía, a principios de los ‘90, me parecía un absurdo, aunque era imposible hablar en contra de la novedad. Me parece que no funcionó y hay muchos investigadores que piensan igual. Antes los jóvenes no iban a la universidad, ahora muchos no saben leer ni escribir”.
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