Los desconocidos imprescindibles
Son los trabajadores anónimos, los que se mueven detrás de escena, los que ningún periodista buscará para que emitan su opinión. Son los desconocidos imprescindibles, el complemento necesario para un cuerpo técnico de un equipo de cualquier disciplina deportiva.
Y de esos laburantes que pocos conocen los hay en distintas actividades. En un recital no es que el artista llega y simplemente se trepa a un escenario para exponer su talento, sino que antes hubo un tremendo laburo de organización, de armado, llevado adelante por personas que no recibirán un aplauso al final de cada show… y pasa en la televisión, que uno puede ver los conductores hacer lo suyo en cámara, y nada se sabe de los que permitieron esa puesta con una tarea silenciosa y discreta. Sucede en muchos escenarios de la vida.
Entre bambalinas.
En el fútbol hay muchísimos de ellos. Personajes que se mueven entre bambalinas, que se tornan valiosos para los que saldrán al ruedo a protagonizar: los jugadores… completan el cuerpo técnico que encabeza un determinado entrenador, y si bien no participan de la cuestión técnica estratégica, tienen una importancia que no siempre se pondera de la mejor manera.
Hay masajistas, cuerpo médico, los que hacen la parte administrativa, y también ellos; los utileros.
Los confidentes, los que hacen su tarea pero también prestan su apoyo en todo momento. En el fútbol, en el que vemos por televisión, tan esplendoroso y lleno de estrellas; pero también en el nuestro, el de por aquí nomás -mucho más modesto claro-, hay detrás de lo que se ve en una cancha otros personajes silenciosos.
Hacen un trabajo sigiloso pero esencial en cada club. Son los primeros en llegar, tanto a los entrenamientos como a los partidos, y los últimos en irse. Sus manos arreglan y lustran botines, se encargan del vestuario de los jugadores, y de que las pelotas de entrenamiento, o de juego, luzcan en las mejores condiciones.
Para ser utilero es necesario que sean personas que aman el fútbol y que acepten eso de que siempre estarán en un segundo plano. No obstante, su labor suele ser reconocida y valorada, eso sí, por los deportistas, aunque -como quedó dicho- no tanto por parte de los aficionados o de la prensa.
Hubo muchos y muy buenos de esos colaboradores, y algunos que marcaron época como Nery Cristobal en All Boys; Villeguitas en Atlético Santa Rosa; Cacho Paladino en Belgrano; Juan Vico en Sarmiento… y así en cada una de nuestras instituciones.
Utilero del rojo.
Por ejemplo, los que van seguido a nuestras canchas, reconocen de inmediato -aunque tal vez ni siquiera saben como se llama- al utilero de Atlético Macachín.
Casi siempre vestido de rojo, como manda la historia de ese club, Carlos Alberto Aguirre está presente en todo partido que Macachín tenga que disputar. Tanto si es en la Bombonerita roja de su pueblo, como en cualquier otro estadio de la provincia. A esta altura, es tanta la vigencia de Beto que algunos creen que forma parte del inventario de la institución.
Se ríe con ganas cuando admite que ya van para 20 años que es el utilero de Atlético. “Me arrimé al club porque me llamaron el querido Lorito Fernández y el Negro Pared y me dijeron si quería ser utilero… Y aquí sigo”, dice mientras en cancha de All Boys -en tanto juegan sus muchachos- saca algunas fotos a los que están en la cancha, pero también a los aficionados. “Ando con la cámara para todos lados, y es un lindo hobby que adquirí hace algunos años; y después lo posteo en mi Facebook”, dice alardeando de la modernidad que no lo toma desprevenido.
Nacido en Rolón, cuando tenía apenas un par de meses llegó con su familia a Macachín, y “ahí vivo desde entonces. Mis padres son Carlos Aguirre y mi madre Rosa Pérez. Tengo 54 años, mi señora se llama Estela y tengo dos hijos del corazón que se llaman Emanuel y Tamara”, cuenta. Beto hizo la primaria en la Escuela 82; y hoy también es pintor de obras, y “de los buenos”, completa. Pero no es que se jacta, sino que lo dice con naturalidad, con la convicción que sabe de qué se trata.
“En el alma”.
Luis Aguirrezabala, ex presidente del rojo, y siempre colaborador, elogió a Beto porque “es un chico que lleva en el alma eso de ser utilero. Han pasado comisiones, dirigentes, técnicos, y muchísimos jugadores. Pero el que siempre está es Beto Aguirre”, señala.
Sonríe Luis cuando lo tipifica como un muchacho que “siempre está alerta antes de un partido, no es que cree que hay partidos fáciles. Pero siempre está. Cuando tuvo alguna diferencia con dirigentes, o cuando las cosas no salen como todos queremos se ha mostrado como muy emocional, y hasta alguna vez lo hemos visto llorar. Porque es muy sentimental y realmente lo lleva en el alma”.
Otro que lo tuvo como “acompañante” en su gestión como entrenador del rojo fue Ernesto Susvielles: “Beto tiene muy buena relación con el club de toda la vida, y es de esos utileros que son queridos porque vienen desde mucho tiempo, de la época del Loro Fernández, de los hermanos Garmendia. Es una institución el hombre ahí. Se lleva bien con los jugadores más grandes, pero también con los más chicos. Creo que es muy buen tipo, muy reservado, muy callado, colaborando siempre, y en el tema de la ropa, impecable”.
“Un sentimiento”.
Si bien tiene un sueldo asignado no es precisamente una gran suma. “Pero bueno, no hay problemas porque yo amo al club. ¿Con la dirigencia? Todo bien porque ellos hacen su trabajo y yo hago el mío y es como que nos llevamos bien. Cada cual está en lo suyo”, dice.
Y sigue: “Es un orgullo ser utilero del club. Me hace feliz, porque los jugadores me divierten y los quiero mucho. A las 7 de la tarde ya estoy y ellos llegan a las 8, y ya tienen el mate preparado, y todo acomodado. Sí, el Rojo es un sentimiento y para mí un placer trabajar para Atlético Macachín”.
Obviamente en su pasado hay un tiempo de jugador, pero una lesión en la rodilla le impide prenderse en cualquier picado. “Yo jugaba de 4 en la María Luisa, y sí, éramos medio pelo, pero me gustaba mucho. Pero ya no me puedo prender porque tuve un accidente que nada que ver con el fútbol. Sucedió que trabajando en una obra me caí de un andamio y me fracturé una rodilla. Me tendría que poner una prótesis, pero no se puede porque tengo diabetes. Pero me encantaría jugar de vuelta al fútbol aunque sea en un picadito en una cancha de fútbol 5”, concluye.
Beto Aguirre, el utilero de Atlético Macachín. Uno de los tantos que no salen en los diarios o en televisión, pero que siempre están… “¡Y cómo no voy a estar, si amo al rojo!”, reafirma.
“El club es como una familia”.
Beto Aguirre tiene una relación casi de familia con muchos ex y actuales jugadores de Atlético Macachín. “Me llevo bien con todos. eso creo. Pero si tengo que nombrar algunos de años atrás están Coco Raimundo, Toto Cuevas, Beto Agüero. Y más recientes Nicolás López, Dieguito Trotta, el Flaco Delorte, que jugaron y dejaron una huella”. En casi dos décadas también pasaron muchos técnicos: Pepo Seibel, Palito Valiz, El Panza Susvielles, El Cabezón Costa, Daniel Simón ahora. De todos guarda un buen recuerdo, y reafirma que el rojo “es para mí un sentimiento. Por otra parte en el fútbol profesional soy hincha de Boca. En Macachín pasamos momentos difíciles, como cuando en 2009-2010 peleamos el descenso; pero también muchos de felicidad como en 2004 y 2012 que fuimos campeones”.
Por supuesto en tantos años tiene muchas anécdotas. Y cuenta: “Una vez fuimos a jugar a Rivera y me olvidé los botines del Pitu (Alduncín) que era el principal jugador; y también las fichas de los jugadores. Tuvo que volver un dirigente a buscar todo y fue un momento que la pasé mal”, admite.
De su relación con los jugadores señala que si bien se lleva bien “con todos, por ahí con los mayores me resulta más fácil porque son respetuosos. Con los chicos también, pero es distinto. El club es como una familia”.
(M.V.)
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