Martes 11 de noviembre 2025

Maqueda criticó “la batalla cultural”

Redaccion Avances 11/11/2025 - 15.19.hs

El abogado y ex ministro de la Suprema Corte de Justicia de la República Argentina, Juan Carlos Maqueda, fue distinguido como Profesor Honorario de la Universidad Nacional de La Pampa, en el marco de la inauguración del V Congreso Nacional y I Congreso Internacional de Derecho "Democracia y Sistemas Jurídicos: tensiones y desafíos", un evento anunciado por la Facultad de Ciencias Económicas y Jurídicas.
Maqueda comenzó su discurso mostrándose “preocupado por la situación que atraviesa el Estado de Derecho en el mundo”, y en ese marco señaló que “cuando digo Estado de Derecho, no entro en disquisiciones, digo también la democracia, y digo también el constitucionalismo. Estamos viviendo momentos de mucha confusión en el mundo. Lamentablemente las democracias se han ido debilitando desde adentro”. 
“Pueden pensar que esto ha sucedido en otras épocas, pero las características en este caso del debilitamiento de las democracias es distinto a lo que ha pasado en otras épocas. En Latinoamérica especialmente, los ciclos de debilitamiento de la democracia daban lugar al quiebre democrático a través de los golpes militares. Hoy estamos viviendo una situación totalmente distinta”, explicó. 

 

Debilitando democracias.
En esa línea, señaló que “en el mundo, las personalidades que encarnan los poderes ejecutivos fuertes, están debilitando las democracias desde adentro. Esto que se caracterizó históricamente como las democracias liberales, que tuvieron sustento en las revoluciones Norteamericana, Inglesa y Francesa, que tuvieron un gran desarrollo durante el siglo XIX, que se conformaron como Estados de Derecho entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial”.
“Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, fueron hacia Estado Social de Derechos, se fue conformando lo que los historiadores ingleses llamaron los 30 años gloriosos. Entre 1945 y 1975 se vivió la brecha de menor diferencia entre los más pudientes y los menos pudientes. Durante ese tiempo se desarrolló una Democracia Social en el marco de un Estado Social de Derecho”, añadió.
“Durante ese tiempo se desarrolló el constitucionalismo social. Tuvimos equilibrio de poderes, desarrollo democrático y después de las tremendas consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, el mundo se dispuso a vivir en paz y progreso. A partir de la caída de los 30 años gloriosos, nos encontramos con una crisis de falta de definición en el mundo, pero que fundamentalmente se dio en el año 1989, con lo que habitualmente se denomina la caída del muro de Berlín, que en realidad fue la caída del sistema comunista. Y a partir de esa situación se dio la globalización de la economía, el imperio del neoliberalismo en la parte económica y alguna cierta estabilidad dentro de la democracia liberal con un retroceso de la democracia social”, aseguró. 
Y acotó que “se perdió la gran oportunidad de establecer una democracia social plena, con características propias de un mundo desarrollado donde las diferencias entre los que más tienen y los que menos tienen fueran bastante significativas. Lamentablemente, en los últimos años de vigencia del neoliberalismo, a pesar de la existencia de las democracias, se fueron ahondando las diferencias sociales en el plano de todas las sociedades en el mundo”.

 

Cuestionada desde adentro.
“Hoy estamos en una situación donde está cuestionada la democracia desde adentro, pero no está cuestionada la democracia en sí misma. En el fondo es una nueva forma de autoritarismo, donde no se anima el mundo a descalificar a la democracia, porque tiene muy buena prensa, pero al mismo tiempo se esconden formas que van erosionando la democracia desde adentro. El ejemplo más grande que tenemos en el mundo y a nosotros nos afecta muchísimo, porque estamos dentro del modelo de democracia americana es lo que se ha denominado últimamente el ‘trampismo’”, dijo.
“La verdad es que lo que sucedió cuando el presidente Donald Trump terminó su primer período, donde las huestes de la barbarie tomaron el Congreso de los Estados Unidos, fue una cosa impensable. Pero el tema no terminó allí, cuando vuelve cuatro años después el presidente, aquellos hombres que habían intentado que no se llevara a cabo la asamblea legislativa que iba a elegir presidente de la Nación, fueron indultados en el mismo acto de asunción de Trump”, resaltó.
En la misma línea, detalló lo ocurrido en Brasil cuando Bolsonaro desconoció el resultado de la elección que ganó Lula da Silva, “y donde sus partidarios tomaron no sólo el Congreso sino toda la ciudad de Brasilia”.
En la misma línea, describió lo que sucede en democracias liberales europeas como las de Hungría y Polonia, entre otros ejemplos, donde en algunos casos los mandatarios so reelegidos. “Son reelegidos por el pueblo y es aquí la primera de las preguntas que nos tenemos que hacer ¿qué es lo que está pasando en esas democracias iliberales? que el pueblo está aceptando esta forma autoritaria de gobernar prescindiendo de los elementos republicanos. Si a eso le agregamos otra palabra que está ganando fuerza últimamente en nuestros días, que se llama Batalla Cultural, nos encontramos con que realmente estamos ante cambios profundos de quienes están exaltando los personalismos paternalistas, con una característica a veces xenófoba, muchas veces con una ideología basada en el neoliberalismo y otras veces, por un sentido práctico, se basa en nacionalismos xenófobos”, indicó. 
“Hay quienes han querido comparar esto con el fascismo y el nazismo, pero si bien hay ciertas similitudes en algunas cosas, son absolutamente distintas. Hoy no existe la militarización, no existe la imposición de la fuerza en el sentido total y absoluto, existe la discriminación hacia los inmigrantes, existe en algunos lugares una concepción religiosa ultranacionalista, existe por otro lado la dependencia total”, agregó.

 

Degradación.
Maqueda resaltó que “hoy ya no se apela más el golpe de Estado, hoy se apela a la degradación interna de los sistemas democráticos y se empieza por el método democrático. Este tipo de personalidades fuertes rechaza cualquier forma de diálogo, y el diálogo es la forma en la que se construyen las democracias. El diálogo decía Platón, es el lenguaje de los hombres libres, es la forma de entenderse, de llegar a acuerdos. Aún los que piensan distinto, llegan a acuerdos”. 
“Se debe respetar al que piensa distinto, apartarse de la categoría amigo-enemigo, una categoría de la guerra. En la política se debe reconocer al otro como un adversario, que piensa distinto, que aceptamos que piense distinto pero que al mismo tiempo estamos decididos a dialogar con él, para llegar a acuerdos mínimos para mantener el sistema”, ponderó.
“Cuando se habla de enemigos continuamente, se descalifica con un lenguaje de guerra, y en el lenguaje de guerra los enemigos se eliminan. En el lenguaje democrático el adversario se lo respeta, se compulsa con él, pero bajo ningún punto de vista se lo elimina. Yo creo que este es el primer desafío que tenemos que tener en cuenta en las nuevas democracias. Tenemos que recuperar el valor de la palabra, del diálogo, del consenso. Cuando no hay consenso se congelan las instituciones, que es lo que está pasando en la Argentina. Desde hace bastante tiempo en la justicia federal hay un 40% de vacantes por falta de diálogo político para consensuar a sus representantes. Está pasando en el máximo organismo, la Corte Suprema de Justicia, que está funcionando con tres miembros”.

 

Batalla cultural.
“Estamos viviendo momentos turbulentos en el mundo y se plantea la batalla cultural.  Yo creo que es el intento de desplazar lo que fue el cimiento de nuestra civilización desde la Ilustración en adelante, donde nos dejó a la democracia como método político, al capitalismo como método económico y al Estado-Nación como forma de organización. Si me preguntan ¿con qué se reemplazan estos tres elementos de la modernidad? yo les digo que ninguno de los que integran las democracias liberales o que piensan en el mundo en los autoritarismos, tiene el mismo concepto sobre el tema. Pero tienen un objetivo en común, que es erosionar la democracia y con ello la cultura democrática”, aseguró el ex cortesano.
Y agregó que “la forma de construcción de la cultura democrática, la batalla de las ideas, es retrotraer al punto anterior a la modernidad. Es una idea que escuchamos cada día más, pero tratamos de no sumirnos a esto de la batalla cultural. Quien tiene alguna idea de la cultura, sabe que la cultura se hizo por agregación en el tiempo no por eliminación. Quienes están planteando la batalla cultural, están pensando en la eliminación de los que piensan distinto. Estos elementos me hacen prever un mundo distinto al que estamos acostumbrados a vivir”, resaltó.

 

 

'
'