Para los amantes de los redondos
Como los niños cuando abren los paquetes de figuritas buscando a su jugador favorito. Así estuvieron las personas que asistieron ayer a la Feria de Vinilos en Ruda Bar. El evento reunió a los amantes de los vinilos, pero también a aquellos que rememoraron los tiempos de los cassettes y los CDs.
Bien se sabe que una cosa es poner música en el auto o en el teléfono mientras se hace alguna actividad y otra, muy distinta, es hacerlo mediante la bandeja y el vinilo. La teoría no se limita a la diferencia del sonido. Va mucho más allá. El disco en formato redondo se pone cuando se quiere escuchar música sin hacer otra actividad a la par.
En Argentina, los vinilos dejaron de producirse a principios de la década del 90, aunque en otros países la producción duró un par de años más. Fueron reemplazados por cassettes y CDs. Cerca de 2010 reaparecieron, en el marco de la moda de lo "retro". Los fanáticos de la "vieja guardia" o la "vieja escuela" lo instalaron otra vez, y dos o tres años después se organizó la primera feria en el país. Más adelante, para consolidar el fenómeno, llegó el turno de las reediciones a cargo de las grandes compañías. Primero, de los vinilos que se habían vendido en el siglo anterior. Luego, de música que había sido grabada en Cds.
Para curiosear.
Si bien volvieron a producirse algunos discos en vinilo, la moda de las plataformas es arrolladora. Asimismo, los amantes del buen sonido se reúnen en ferias para encontrar alguna “figurita” difícil. Ayer, hubo una en Ruda Bar desde las 15 hasta las 20. Las personas que se acercaron pasaron horas revolviendo las cajas, consultando con los vendedores y, porqué no, intercambiando discos.
Obviamente que los precios eran variados y los géneros también, desde folklore pasando por el jazz, el tango hasta el rock nacional e internacional. Había ofertas de 7.000 pesos, tres vinilos por 15.000 pesos y propuestas más caras: como un disco doble importado de la banda de rock estadounidense Steely Dan a 70.000 pesos. Mientras tanto, los cassettes se vendieron alrededor de los 5.000 pesos.
En diálogo con LA ARENA, el organizador de la jornada, Miguel Benítez, contó que la movida nació hace “bastantes años”, aunque por la pandemia debió suspenderse hasta este año. “Otro motivo del parate fueron los costos porque vienen personas de otros lados, como de Bahía Blanca, y tienen que gastar en transporte y en un montón de cosas. Eso también desmovilizó las ferias. Pero ahora volvimos y es la segunda del año porque ya hicimos una en General Pico”, comentó.
“La idea es compartir el espacio y... curiosear”, expresó el organizador y agregó: “Son cosas que ya son parte de la historia. Son pocos los que todavía escuchan vinilos, pero son seguidores fanáticos”. Mencionó que “volvieron los cassettes, volvieron los CD, los discos simples y los DVD”.
Benítez aseguró que el regreso a los vinilos “es por el arte de la tapa, porque se fue perdiendo con el CD, además de tener algo material en la mano y no un formato digital, que no pasa solamente por un pendrive, sino también por el Spotify y los lugares donde se baja la música”.
En cuanto a los precios, se sorprendió que por Internet, algunos cassettes se venden a 20.000 o 30.000 pesos. “Es una locura porque no sé si tiene sentido tener un CD. Un vinilo es otra cosa porque un CD tiene la misma calidad que bajarlo de Internet, no tiene mucho sentido”, justificó y agregó: “En cambio, las personas se preocupan por conseguir una bandeja para escuchar los vinilos y, a medida que van escuchando y analizando la diferencia de una bandeja con la otra, tratan de mejorar su equipo”.
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