Lunes 30 de junio 2025

Por suerte, hay mucha gente como Laura

Redacción 02/02/2025 - 09.30.hs

En lo profesional y en lo personal es empática e inquieta. Todo el tiempo está buscando en qué se puede mejorar lo que se da a los pacientes, qué necesitan las personas o bien qué se les puede aportar.

 

MARIO VEGA

 

El estruendo fue estremecedor… el ulular de las sirenas de las ambulancias, la policía y los bomberos surcaba el aire y llegaba a todos los rincones del centro porteño anticipando el caos de otra tragedia. Eran las 10 de la mañana de esa fría mañana del 18 de julio de 1994. El desconcierto, los gritos, el humo entre los escombros y la muerte enseñoreada otra vez en la Argentina, y una sociedad conmocionada no hallaba explicaciones a esa violencia inaudita.

 

El atentado contra la AMIA volvía a sacudir al país, después de pasados dos años de la explosión frente a la Embajada de Israel que había dejado casi 30 muertos y decenas de heridos.

 

Ayudando entre el horror.

 

Laura Raquel Vigliotta tiene bien presente el momento… “Ese día estaba rindiendo un parcial de Parasitología (se sacó un 10) en la Facultad de Medicina en un piso alto, y todo se estremeció, se rompieron los vidrios… fue tremendo. Estábamos a pocas cuadras y no lo dudé. Terminé el examen, pedí prestado un delantal a un compañero y fui hasta el lugar donde todo era por supuesto un horror”. Y cómo no volver sobre aquellas imágenes terribles, de un edificio reducido a escombros, el humo, las sirenas, el caos, el dolor inmenso…

 

“Me dieron un casco amarillo y me quede ayudando hasta entrada la madrugada… haciendo lo que podíamos… Después por años evité pasar por esa cuadra”, rememora.

 

Volando en helicóptero.

 

Por su cuerpo y su mente corre una adrenalina que la lleva todo el tiempo a estar activa… eso sí, siempre pensando en los demás. Porque vaya si la médica recibida hace 25 años ha transcurrido por situaciones que conllevan angustia y necesidad de resolver. Laura es de esas personas que si tienen temores –naturalmente todos los sentimos en algún momento--, se levanta por sobre esos miedos para actuar… cómo no pensarla de esa manera si más de una vez ha visto Buenos Aires desde arriba, trepada en un helicóptero que trasladaba un equipo médico para llevarla a algún lugar donde había que atender un herido de bala…

 

“Sí, fue cuando hacía la Residencia de Terapia Intensiva en el Complejo Medico Policial Churruca Visca… fueron muchas noches cargadas de adrenalina… Recuerdo las guardias en terapia intensiva en ese lugar cuando había que ir al lugar donde se había producido un hecho… Y había que estar, y por supuesto el helicóptero era el medio más fácil para trasladarse en esa mole que es la Capital Federal”, apunta.

 

Aquí es distinto.

 

Se define como “porteña e hincha de River”, y es médica hace más de 25 años, formada como Especialista en Terapia Intensiva y Medicina critica. Hoy

 

es la Jefa del Servicio de Rehabilitación del Molas-- Favaloro, y una impulsora de diversos proyectos –de suma importancia-- que “gracias al apoyo del Ministerio de Salud, y de otras personas” (como la diputada Silvia Larreta, entre otras), se pueden llevar adelante y cristalizar.

 

“Los Campanelli”.

 

Su infancia y adolescencia transcurrieron en Olivos, en la zona norte de Buenos Aires. “Eran tiempos lindos, pero por cuestiones de salud de mi padre en algún momento se complicó… pero en familia salimos adelante. Mis padres fueron ejemplo de trabajo, sacrificio y valores. Tanto mi hermana como yo somos profesionales de la Universidad Publica lo que nos llena de orgullo: hice primaria en la Escuela Nª 1 de Vicente Lopez y el Secundario en el Comercial de San Isidro”.

 

“Sí, éramos la familia Campanelli. Con cuatro abuelos longevos (vivieron màs de 90 años todos), inmigrantes españoles e italianos, nos dejaron cientos de anécdotas y aprendizajes referidos al cuidado de la tierra y el amor por la familia. Esos domingos en familia, bien de tanos, son inolvidables: nos reuníamos hijos, nietos, nueras y consuegros, y las pastas y el olor a tuco casero eran una fija. Hasta hace unos meses disfruté a mi abuela española… cumplíamos años el mismo dia y festejamos sus 99 años lùcida y en muy buen estado de salud”.

 

Duelen las ausencias.

 

Su padre Antonio era italiano, técnico mecánico -- “de los buenos!!”, acota--, y su madre es Raquel que tiene, desde hace mas de 45 años, una mercería en la Zona Norte de Buenos Aires. “Mi hermana menor que yo, Marisa, es Magister en Comunicación Social (UBA)”, completa.

 

Expresa que el año anterior “fue duro porque en menos de un mes perdimos a mi padre y a mi abuela materna. Y bueno, los recuerdos van llenando los espacios de tristeza y agradeciendo los momentos vividos... aunque aún duelen las ausencias”.

 

Esposo médico, y los hijos.

 

Laura está casada con José Sansón, con quien comparte la pasión por la medicina. “Nos conocimos en la Residencia de Terapia Intensiva en el Complejo Médico Policial Churruca Visca, en CABA. Fueron 5 años de residencia y un año como Jefa de Residentes”, precisa.

 

En ese tiempo, cuando le tocaban guardias, José a la nochecita “se cruzaba todo Buenos Aires con los nenes para que yo pudiera amamantar al menor. Se iban y recién volvía a mi casa al día siguiente, viajando dos horas en colectivo… y cuando llegaba mis hijos obviamente esperaban a mamá y había que seguir…”, evoca con una sonrisa.

 

Está orgullosa de su familia, porque sus hijos “son excelentes los dos. En primaria y en el secundario estuvieron en la bandera; y ahora Agustín estudia Física (en 2017 fue tapa del suplemento de La Arena por haber representado a la Argentina junto a otros 2 estudiantes en una Olimpiada de Ciencias Juniors en Qatar); mientras Lucas sigue el camino de sus padres: será médico.

 

Una vocación.

 

Laura cuenta que la medicina surgió de su vocación “para poder ayudar a los demás, porque no había otros médicos en la familia”. Siempre tuvo afición por enseñar y así fue ayudante ad honorem en Fisiología Digestiva en Medicina de la UBA. “A medida que avanzaba en la carrera cada vez me enamoraba más de la elección y la volvería a elegir. Aún suelo encontrarme con quienes compartí la Unidad Docente Hospitalaria (UDH) en el ex Hospital de Tigre, y también con compañeras/os de Residencia”. Trabajó donde se formó, y por eso conoció a los mejores centros médicos de CABA, que le permitió crecer profesionalmente.

 

Llegada a La Pampa.

 

Laura y José son profesionales médicos intensivistas, y cuando en 2008 les propusieron venir a la Terapia Intensiva del Molas lo resolvieron rápidamente: “Renunciamos a los trabajos en Buenos Aires y nos vinimos. La decisión también tuvo que ver con conseguir una crianza mas tranquila para nuestros hijos, que tenían en ese momento 2 y 3 años. Por supuesto me costó dejar la cotidianeidad con mis padres, mi hermana, abuelos y amigos, pero aquí vive la familia de mi esposo y me fui adaptando, y aunque no fue tan sencillo igual logré soltar. Entiendo que ser resiliente me permitió seguir y ser lo que soy ahora”.

 

Con el doctor Manes,

 

A Laura Vigliotta siempre le interesaron los pacientes neurocríticos. “En 2009 empecé mi formación en el área neurocognitiva, primero con el Dr. Facundo Manes en la Universidad Favaloro; y luego en ANA cuyo Director es el Dr. Ignacio Brusco, actual decano de Medicina de la UBA. Eso me llevó a seguir a los pacientes con daño cerebral adquirido especialmente, desde la terapia intensiva en sala y en ambulatorio, por lo que fui alternando la atención en terapia y rehabilitación”, precisó.

 

Un gran equipo.

 

Así se conformó el primer equipo Neurocognitivo del Hospital Molas, Con el correr del tiempo y debido a la alta demanda de atención por pacientes con trauma de cráneo por siniestros viales, entre otros, se hizo necesario darle encuadre al equipo e incorporarlo como parte de la Rehabilitación Integral de los pacientes. “Con el apoyo de la Fundación Estrellas Amarillas, presenté un anteproyecto en la Comisiòn de Salud de la Legislatura, que se convirtió en Ley Provincial nº 2784 con la autoría de la diputada Silvina Larreta en 2014”, dijo.

 

Necesaria empatía.

 

Más adelante –de 2015 al 2019-- Laura fue Directora Mèdica Asociada del Lucio Molas; y luego pasó a ser Jefa del Servicio de Rehabilitacion del Molas /Favaloro, “y soy referente provincial de la Red Federal de Rehabilitación”.

 

Se apasiona hablando del tema: “Es necesario ponerse por un momento en el lugar del otro, sea el paciente o la familia. Acompañar, escuchar, explicar cuantas veces sea necesario, y siempre con la verdad. Porque tal vez en un primer momento puede producirse un impacto, pero tienen derecho a saber… hay que hacer un equipo entre paciente, profesionales, familiares y allegados. Porque son quienes tendrán que acompañar a la persona afectada a las sesiones”.

 

Multidisciplinario.

 

El servicio del Molas/Favaloro tiene aproximadamente 70 integrantes y, como quedó dicho, es multidisciplinario. En su momento se pudo comenzar con la Residencia de Kinesiología, y se organizaron jornadas y ateneos, y allí participan fisiatras, kinesiólogos, musicoterapeutas, psicopedagogas, fonoaudiólogas, psicólogas, secretarias, preventores y también los choferes del transporte ambulatorio.

 

Se llevan a cabo atenciones individuales, talleres de distintas patologías (Parkinson, obesidad, trastornos cognitivos), deporte adaptado, bienestar integral adulto mayor, arteterapia, pediátricos etc. “Trabajamos siempre relacionados con los demás servicios del hospital, siempre pensando en brindar lo mejor”.

 

Centro de Rehabilitación Infantil.

 

Por iniciativa de la doctora Vigliotta, empezó a tomar forma la idea del Centro de Rehabilitación Infantil, próximo a convertirse en realidad. “Escribí el proyecto y fue presentado a través del Ministerio de Salud, a la Andis (Agencia Nacional de Discapacidad), y es financiado y construido exclusivamente por nuestra provincia”.

 

Atravesados por el dolor.

 

Echando una mirada al pasado no tan lejano, Laura se refiere a la pandemia. “Una experiencia muy movilizante, con mucho trabajo y esfuerzo a cualquier hora para conformar los equipos de kinesiólogos y otros profesionales en cada sector. En lo personal, lamentablemente me contagié de Covid y al tiempo tuve como secuela una pericarditis (afectación cardíaca) por lo que tuve hacer reposo y tratamiento estricto. Y me asusté mucho”, confiesa.

 

Reflexiona acerca de que “trabajar con el dolor no es fácil. Como médicos intensivistas es lo que se vive diariamente, pero en las demás áreas también hay dolor. Dolor por lo que ya no soy, por lo que estoy vivenciando o por lo que tiene un familiar. Porque los familiares de quienes sufren un ataque cerebrovascular (ACV), un politraumatismo o una enfermedad neurodegenerativa también están atravesados por el dolor, la incertidumbre y muchas veces la desesperación”.

 

Angustia en primera persona.

 

Las cosas muchas veces suceden imprevistamente “y la vida te cambia de un momento para otro. Y a los médicos también nos sucede: lo viví con los dos infartos que tuvo mi esposo. Nunca imaginé que siendo tan joven y deportista le iba a suceder... y con lo que entendíamos ambos del tema, sabíamos lo que podía pasar. Y ciertamente codearte tan cerca con la muerte no fue fácil. Especialmente en la segunda oportunidad, que fue 3 años después del primero y requirió colocar un stent. Ese día vi que lo perdíamos y él también lo sintió así”.

 

La incertidumbre.

 

Laura lo cuenta como si lo estuviera vivenciando ahora mismo: “Ambulancia, corridas, verlo entrar en la guardia atendido excelentemente por nuestros compañeros de trabajo… por nuestro ángel la doctora Cecilia Gómez, el SEM, y Faerac con el doctor Nadal entre otros. Sacarme esa imagen de la cabeza no fue fácil... Esperar los informes detrás de la puerta, la incertidumbre de un llamado a mitad de la noche. Y después, además, la angustia por la posibilidad que vuelva a suceder, que hace que uno vea las cosas desde otro lugar. Es el momento en que te aferrás a tus creencias y entregas a Dios tus penas y dolores y de quienes amás. Hay cosas que te superan y nos damos cuenta que no podemos solos. Y no estamos solos”, enfatiza.

 

Gran trabajadora.

 

Hiperactiva, está permanentemente capacitándose, y así participó en organización de congresos, jornadas, charlas y ha presentado trabajos y publicaciones científicas nacionales e internacionales. “De todos modos creo que lo mas importante es lo que se aprende de los pacientes, las familias y de mis pares en el trabajo diario”.

 

Admite que es gratificante recibir saludos o mensajes de pacientes que pasaron por la provincia y por algún siniestro tuvo que atenderlos. Eso me llena de alegría, porque te das cuenta que de alguna manera fuiste o sos parte de su historia”.

 

Profesional modelo.

 

Es una verdadera personaje, que ama su profesión, el aire libre, el mar, los animales y las plantas... y también le gusta la música y bailar. Audaz, impulsiva, no se queda con las ganas cuando tiene una ocurrencia que tiene que ver con la medicina. Tiene en claro que con su enjundia a veces se pone “un poco intensa”, y por eso agradece a las autoridades de Salud de la provincia: “Me escuchan, me comprenden y apoyan… y sí, saben que voy para adelante”, completa.

 

Es la doctora Laura Vigliotta. Una profesional modelo, y por suerte hay muchas y muchos como ella… Y qué bueno que así sea.

 

“La Doctora Maravilla”

 

En tiempos en que participaba del programa “Aire Libre” por Radio Noticias (Laura compartía el bloque con la licenciada Adriana Pignol), el operador de la emisora Tati Pereyra ponía la música de la Mujer Maravilla. ¿Por qué? Mónica Rojas, la conductora, al ver a Laura Vigliotta multiplicarse en diversas actividades la había mencionado como “La Doctora Maravilla”, y de allí surgió la idea.

 

“Me gusta la radio, enseñar, transmitir, para que no quede en uno lo que pudiera saber”. Hay que señalar que la médica es como un tractorcito que siempre va… Así hizo radio con integrantes de la Fundaciòn Estrellas Amarillas, dió charlas de seguridad vial en todos los niveles educativos y otros ámbitos; en Radio Nacional tuvo intervenciones con temas de salud. Además condujo un programa semanal de 2020 hasta fines del 2023 que se llamaba Construyendo Redes, donde se hablaba sobre discapacidad y/o rehabilitación desde las aristas de salud, deportes, educación, turismo, trabajo, etc.

 

Por otra parte llevó adelante micros/columnas de prevención en Canal 3 en el programa “Ahí Vamos”, entre 2018 y 2019.

 

Varias distinciones.

 

La multifacética profesional ha sido distinguida varias veces. Recibió el Diploma al Mérito otorgado por Superintendencia de Bienestar y Dirección

 

General de Sanidad Policial y Obra Social de la Policía Federal Argentina; y también el Premio Servicio Distinguido en la Comunidad al Equipo de Rehabilitación Neurocognitiva del Hospital Lucio Molas otorgado por Rotary Club Santa Rosa.

 

Cabe agregar que Vigliotta, junto con todo su equipo, colabora con cada evento que organiza la Asociación Cooperadora del Lucio Molas/Favaloro.

 

“Dar, ayudar a otros siempre vuelve multiplicado de la manera que sea”, reflexiona con esa generosidad que todos le reconocen.

 

Una vida en tres imágenes.

 

En familia.

 

La familia de Laura. Su esposo, también médico, José Sanson; y sus hijos, destacados estudiantes: Agustín y Lucas. Éste también será médico.

 

Con Manes.

 

Una foto con un gran referente en cuanto a lo neurocognitivo, el doctor Facundo Manes, cuando estuvo en la Legislatura provincial.

 

En la radio.

 

En Radio Noticias, junto a Mónica Rojas y Daniel Luchelli. En el programa “Aire libre” la bautizaron “La Doctora Maravilla”.

 

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