Sabado 06 de septiembre 2025

Soja y maíz crecieron 367% en 30 años

Redaccion 06/09/2025 - 02.01.hs

En tres décadas el área sembrada en La Pampa para maíz y soja, creció un 367% pasando de 359.200 ha en la campaña 1994/95 a 1.320.400 ha implantadas en la 2024/25. Los rindes crecieron 14 veces, pasando de 370.700 a 5.376.400 toneladas
JUAN JOSE REYES
Lo notable no solo fue el aumento de las sementeras de ambos cultivos, sino también de la productividad y de maíz y soja respectivamente. Ese enorme laboreo de la tierra hasta la cosecha generó en simultáneo cambios notables en el sistema de producción del área agrícola en lotes del cuadrángulo noreste de la provincia, donde hay suelos con aptitud y potencial enorme, corriéndose más hacia un sistema de producción intensivo. 
Los de menor aptitud (zona centro-sur) en forma similar pero con cambios, ya que existen muchos planteos mixtos de producción (agricultura y ganadería). Los cambios tecnológicos iniciados a principios de los ‘90 con una mejor reposición de nutrientes a través de mayores y más potentes fertilizantes; del cambio de labranza convencional a siembra directa (SD); del progreso en el manejo en la estructura de los cultivos y básicamente el avance en la genética con control más eficiente de malezas, plagas y enfermedades, fueron valiosos. 
De esta forma se redujeron los fenómenos de erosión, progresó la condición de infiltración de agua de lluvia y su eficiencia de uso redujo las emisiones de CO2 al disminuir el uso de combustible (gasoil) por el cambio en las labranzas. Entre 1995 y 2025 en la provincia casi se cuadriplicó el área agrícola implantada, con una performance de casi el 100% de crecimiento. Para el maíz el rendimiento pasó de 2.967 a 6.724 kilogramos por hectárea (67,24 quintales por hectárea) y para la soja de 1.586 a 3.060 kg (3,06 qq/ha). Datos superlativos pues para ambas oleaginosas hoy se necesita un 60% y un 44% menos de agua de lluvia respectivamente para producir una tonelada de grano que en los años ‘90 y más de un 50% de reducción para la soja de primera y segunda. 

 

Sementeras y producción.
Para el cultivo de maíz en el trienio 1995/2025 se elaboraron 23 kg de grano por milímetro de agua llovida en el ciclo del cultivo, versus 11 kg/milímetro entre 1990/1993. En Soja 7 vs 4 kg de por milímetro de agua de lluvia en el ciclo de cada cultivo. El cambio del sistema de labranzas convencional a SD tiene mucho que ver con estos resultados de eficiencia del agua de lluvia y también en el control de erosión y disminución del uso de combustibles fósiles (gasoil). 
Ellos son los principales responsables de las emisiones de gases (GHI) por hectárea de tierra sembrada y por tonelada producida de granos en la rotación. La gran producción de soja en La Pampa descansa en el corrimiento de la frontera pecuaria durante los últimos años. En esta campaña la producción de soja en la provincia, estimada por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), vienen con un aumento del 5% respecto de la anterior por la muy buena condición de humedad de las sementeras. Los cultivos pasaron de 541.300 y 528.000 hectáreas cosechadas con un rinde de 3.060 kilogramos por ha y una producción de 1.615.770 ton de primera y 137.800 de segunda. En lo que respecta al maíz será muy buena, si bien hay que recordar venimos precedidos del récord histórico de producción maicera con 3.706.630 toneladas en 779.100 sembradas y 559.270 cosechadas con un rinde promedio de 3.127 kilogramos por hectárea. 
Además hay un mayor valor de reposición de los bienes de cambio en existencia por consiguiente hay enormes posibilidades de obtener mayores tonelajes fruto de los cambios de paradigmas en los implantes. Aquí debemos recordar los problemas que tuvieron en vilo al campo local con la aparición en la última campaña de la chicharrita del maíz, dalbulus maidis. Aquel insecto (una hembra adulta puede colocar hasta 500 huevos) con aparato bucal succionador se alimenta del maíz y actúa como vector de otras enfermedades graves, como el achaparramiento (Spiroplasma kunkelii) y fuertes mermas en el rendimiento. 
Estiman que gracias al aporte del INTA; la UNLPam; Dirección de Agricultura del Ministerio de la Producción y Colegio de Ingenieros Agrónomos habrá más prevención y mejor manejo de la plaga en pos de controlar el maíz guacho, sembrar en fechas apropiadas con híbridos tolerantes y usar tratamientos de semillas.

 

Cambio climático y fertilizantes.
El cambio climático es uno de los desafíos más importantes que enfrentan los productores pampeanos en la actualidad. Entre las múltiples secuelas que acarrea, la más destacada es su impacto en los cultivos y la disponibilidad de agua, recursos esenciales para la supervivencia y el bienestar humano regional. El cambio climático implica suba en las temperaturas, aumento en la frecuencia e intensidad de fenómenos extremos como sequías e inundaciones y alteraciones en los patrones de precipitación. 
Estas variaciones atmosféricas están modificando de manera significativa las condiciones naturales del agro local y de la gestión de los recursos hídricos. Las altas temperaturas, apreciadas en la campaña anterior, implican una mayor evapotranspiración proceso por el cual el agua se evapora de la superficie terrestre y las plantas la transpiran hacia la atmósfera. Esta situación conduce a una disminución de la humedad del suelo, condición crítica para la salud de las oleaginosas en periodos de sequía prolongada. Este escenario de estrés hídrico y térmico impone desafíos significativos para el chacarero. 
La adaptación a estas nuevas condiciones requiere del uso eficiente del agua a través de técnicas de irrigación mejoradas, la adopción de cultivos resistentes al calor y la sequía así como una gestión sostenible del suelo. Los organismos encargados de registrar los fertilizantes en el país son el Senasa y la Anmat que cuentan con un registro de plaguicidas domisanitarios clasificados según toxicidad en función de la clasificación de la OMS que los admite de venta libre o de uso profesional. 
Según Fertilizar, en 2024 el sector agrícola del país demandó 4.585.000 toneladas de fertilizantes. De ellos 3.117.800 nitrogenados y 958.000 fosfatados junto al resto de otros abonos artificiales. Aquí en nuestro pago chico la explosión de la demanda de fertilizantes en cereales de verano se expande muy rápido.  Pasamos de 15.000 toneladas de fertilizantes en 1989 a 275 mil toneladas durante la campaña pasada. 
Solo en plaguicidas (herbicidas, insecticidas y funguicidas) las áreas tratadas superan los 2 millones de hectáreas y con fertilizantes (urea, superfosfato triple y fosfato diamónico) y otras 300 mil hectáreas más la aplicación de otros agentes foliares que han generado el aumento de la producción no solo de los cereales sino fundamentalmente de las oleaginosas como maíz y soja, paradoja que demuestra la enorme ampliación de los lotes y de la producción oleaginosa.
 

 

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