Tato, el clarinetista de la radio
A Tato Teysseire le gusta muy poco la exposición pública, pero igualmente es muy conocido. Es clarinetista de la Banda Sinfónica, y además cada sábado pone al aire “La Púa Retro” por Radio Noticias.
MARIO VEGA
Cuando sus oyentes le dejan mensajes en el contestador de Radio Noticias –”escuchadores y escuchadoras” les dice-- , al oir sus respuestas en tono jovial, agradable, simpático podríamos decir, se nos puede ocurrir que el conductor es una persona sumamente comunicativa, extrovertida, divertida. Pero no sería tan así, aunque es la imagen que se nos representa. Daniel Teysseire –en realidad pocos saben su nombre de pila--, más conocido como Tato, tiene desde pibe una relación muy especial con la música, y con un entorno íntimo en el que sus hijas son su mayor tesoro. Los que lo conocen y lo tratan un poco más dicen que el hombre –más allá que por supuesto tiene su círculo de amigos y amigas que lo acompañan con su afecto-- disfruta de la soledad, y de quedarse en casa con sus pequeños rituales que obviamente están relacionados con la música.
Y es tan así que muchas veces es capaz de tomar su auto y emprender largos viajes a distintos destinos del país. En soledad… y escuchando melodías, por supuesto.
Tato y sus “chicas”.
Por supuesto con tantos años en el medio, no podía dejar de conocerlo porque es un hombre de radio y, además --se sabe--, es integrante de la Banda Sinfónica de la provincia. De todos modos no había tenido hasta aquí la oportunidad de entablar alguna conversación que me llevara a saber más de él.
Al hacerlo me encontré con ese señor agradable que se escucha en “La Púa Retro”, el programa que conduce cada sábado con música que nos remonta a épocas que –a los que tenemos juventud acumulada-- nos gusta tanto.
Sus “chicas” lo siguen, “conversan” con él a través de mensajes donde piden temas, y lo hacen partícipe de diversas cosas, como por ejemplo contarle qué estan cocinando porque el envío va entre las 12 y las 14 de cada sábado.
Y él no se queda atrás porque también se anima a recomendar diversas recetas de comidas “ricas y económicas. Les ayudo a cocinar”, sostiene, aunque la verdad dudo que sea un experimentado cheff. Pero como la radio tiene su magia las “chicas” le creen…
Se ríe Tato cuando se lo comento, mientras va desgranando aspectos de su vida, que no todos conocen.
Su familia.
Hay que decir que más allá del personaje público, del que se escucha por la radio, o que se puede ver mimetizado en la formación de la Banda en sus presentaciones, hay una persona que tiene sus características especiales –que todos tenemos algunas--, a las que no muchos acceden.
Y aunque es reservado, casi podría decirse introvertido, acepta contar.
“Nací en Uriburu”, dice cuando le pregunto ya sabiendo la respuesta. “Lo que pasa que mi papá, Roberto, era policía, así que me tocó nacer ahí y recorrer con la familia diversos pueblos de la provincia. Mamá era Maruca, y yo soy el más chico de los hermanos y el único varón, porque las demás son mujeres y se llaman Ana María, Ángela, Miguel y Mirta”, empieza.
En la Banda Sinfónica.
Era muy chico Tato cuando la familia se vino a Santa Rosa. “Estuvimos viviendo en la calle 1º de Mayo, justo frente al portón del Molino Werner. Hice la primaria en la Escuela 314 (hoy 201), en la Antártida Argentina… estaba a tres o cuatro cuadras, y bueno, tenía los amigos del barrio y los compañeritos con los que pasábamos lindos momentos. ¿Deportes? No, cero. Y bueno, tal vez por eso una de mis hermanas tuvo la ocurrencia de inscribirme en la Banda Sinfónica y ya me metí en ese mundo. Así que la música está presente en mi vida desde que era un chiquilín”, comenta.
52 años de servicio.
Con 14 pasó a formar parte del elenco de manera estable y desde entonces se puede decir que es “empleado” de la Provincia. “Con decirte que cuando llegue el momento de jubilarme tendré 47 años de aportes, y nada menos que 52 años vinculado a la Banda… Estaba mirando algunos papeles que tengo por ahí y me da esa cuenta. Lo que pasó es que después de haber hecho todos los cursos y haber aprendido música e instrumentos ya empecé con la Sinfónica… y sí, era muy chiquito”.
Los estudios.
Es más preciso y cuenta que al principio “iba al secundario y a la Banda de manera simultánea. Fue un secundario que me demandó muchos años, porque empecé en el Comercial, después me pasé al Nacional y finalmente terminé en el Nocturno. ¡Y no era que me gustaba estar en la Secundaria!”, se ríe.
Sucedió que “había empezado con el tema de la música y una serie de actividades y eso me fue postergando”. Pero bueno, así pasaba ese tiempo, entre el colegio, la Sinfónica, la adolescencia compartida con compañeros pero también con personas adultas en la Banda”, rememora.
Una disciplina.
Tiene buenos recuerdos de quienes fueron compañeros, sus profesores y los directores de la formación, entre los que menciona a Armando Mecca, Pablo Dell’ Oca Sala, Luis Alberto Rodríguez Lobato, y ahora mismo Muchi Gérez. “De los compañeros que tuve algunos siguen, y varios incluso han traspasado lo que es la Banda Sinfónica para volcarse a actividades artísticas, sobre todo el jazz”.
Señala que la Banda Sinfónica es –para quienes la integran-- “un trabajo que se hace con seriedad”, que se lleva adelante de lunes a viernes y que tiene un cronograma que contempla actuaciones los últimos viernes de cada mes en el Teatro. Y también está programado en el Español, los segundos miércoles, dar clases didácticas para alumnos de los secundarios”.
Obviamente resulta una forma de captación de futuros músicos e integrantes.
En La Trigueña.
Fue para 1985 que Tato Teysseire también se volcó a lo que sería “la carrera artística” digamos. “Porque se conformó La Trigueña con el Coco Gómez a la cabeza, y podría decir que empezó un poco a florecer la parte más linda… Sí, porque es cuando empecé a valorar que había encontrado un camino que es hermoso... y por suerte tuve quienes me ayudaron también a encontrar esa faceta que no sabía que podía desarrollar. Y la verdad es que está bueno ese contacto con la gente, la comunicación, pasarlo lindo, entretener y de alguna manera hacer olvidar al público de realidades que a veces son muy duras.”.
Siempre el jazz.
Esa, con la Trigueña Jazz Band, fue la primera etapa de integrar una formación que se lució en diversos escenarios. “La verdad es que tocamos en todos lados y en diversas provincias como Río Negro, el Festival de Neuquén, Mendoza, Córdoba… ¡y la pasábamos tan lindo!”, evoca. La banda tuvo su momento de esplendor desde 1985 –precisamente cuando se hacía en Santa Rosa el primer festival de Jazz en Santa Rosa-- hasta promediando el año 2.000. Sus músicos eran Carlos Peláez en tuba, Tato Teysseire en clarinete, Caio Vasallo en batería y washboard, Yaco Rach en trombón, Walter Forastiero en trompeta, Martín Degli en bajo y Sergio Suárez en piano.
Otra banda y la radio.
Después una circunstancia especial llevaría a Tato a tener que radicarse un año y medio en Buenos Aires; pero al regreso se daría el gusto de armar el quinteto de jazz “La Barrelhouse”, junto con Walter Forastiero, Sergio Suárez, Loló Albores y Raúl Díaz.
“La verdad es que el jazz me atrapó y se convirtió en mi amor dentro de la música”, confiesa. Pero además iba a ser la puerta para acceder a otra actividad a la que también le iba a dedicar tiempo y pasión.
“Llegué a hacer radio porque Julio Chiri (hoy radicado en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia), era como el representante de La Trigueña, y fue él quien me propuso hacer un programa en FM Platino. Fue más o menos en el 86 u 87, me gustó mucho y me dio grandes satisfacciones… y así tuve varias participaciones en programas de Radio Nacional, y en otras FM que en esa época eran furor”.
La vida nos lleva.
Y cómo la vida nos va llevando –por más que nos creamos capaces de decidir nuestro destino esto no sería tan así--, la radio sería tan determinante para Tato que allí conocería a la madre de sus hijas: “Tal cual… y llegaron Agustina y Berenice que son los pilares de mi vida, las dos estudiando y trabajando e instaladas en Córdoba”, precisa.
De tal manera que la radio también pasó a convertirse en una actividad a la que le dedicó sus mejores esfuerzos. Julio Chiri comenzó con un ciclo que sin dudas resultó exitoso, y tuvo muy buena repercusión. “Ayer nomás”, con música del recuerdo, tuvo desde el principio una audiencia increíble.
En algunas oportunidades Julio –que viajaba de contínuo a visitar a sus hijos en el exterior-- le confiaba la conducción a Tato, hasta que un día decidieron continuar juntos. Así, durante muchas siestas de los sábados, hicieron un programa que se transformó en un clásico.
“La Púa retro”.
Julio Chiri vio que sus mayores afectos no estaban aquí y decidió irse a vivir a Santa Cruz de la Sierra donde tiene una hija (su otro hijo vive en México). Obviamente con su alejamiento “Ayer nomás” dejó de estar en al aire, pero Tato ya tenía inoculado ese virus de la radio del que no resulta fácil zafar y armó su propio programa. Nació “La Púa retro”, con un diseño parecido a lo que realizaban con Julio, envío que pasó a ocupar la franja de las 12 a 14 los sábados por Radio Noticias.
¿El nombre? “Sí, tiene que ver con los discos, con el antiguo Winco… Y ‘la púa’ para poder saltar los surcos con el brazo del tocadiscos, y así mezclar la música antigua y poner un poco de lo que se está escuchando hoy”, explica.
Es desde esos micrófonos donde Tato deja atrás sus aires de persona introvertida, algo huraña quizás, para mostrarse como ameno, entretenido y hasta divertido. “La paso bien, y ‘mis chicas’ (dice a lo Sandro) me hacen sentir que me quieren… me mandan mensajes, les ayudo a cocinar y nos divertimos escuchando esa música que no pasa de moda nunca”, afirma.
Un poco autodidacta.
Tato evalúa que “en esto de la música siempre se está aprendiendo. Los años en la Sinfónica, conectarte con otros artistas, con profesionales, permitió ir sumando porque uno es un poco autodidacta y siempre hay cosas nuevas. Cuando arranqué era nada más que escuchar, y tratar de aprender, simulando ser un gran clarinetista, que obviamente no lo soy… pero intento superarme y pongo todo de mí cuando estoy en un escenario”.
Al fin admite: “Es la otra parte de la personalidad que uno tiene, porque en mi caso creo ser introspectivo, reservado… que me gusta la intimidad en lo cotidiano… Pero cuando subís a un escenario se siente esa vibra que sale de las entrañas. Ver al público ahí, sin saber qué va a pasar, o qué le van a ofrecer…, y de pronto encontrarte con esas miradas y advertir tal vez ver en los rostros que lo que uno está brindando llega es como un alimento permanente”, sostiene.
Tato, el personaje.
Es en ese momento, y también desde el micrófono cuando está con su programa al aire –Tato es además locutor comercial de Radio Noticias-- cuando parece desmentir esa condición de introvertido que muchos le adjudican… y que él de alguna manera admite. “Es un poco así”, señala.
Aunque por su forma de ser no se la cree entiende que por su presencia radial es una persona conocida, y le sucede que a veces --cuando hay alguna actuación de la Banda-- hay quienes tratan de identificarlo entre tantos integrantes y les gusta hacerle saber que lo han visto.
Me sorprende cuando en un momento Tato dice no comprender bien por qué esta nota, sin entender que todos –de alguna manera y para alguien-- nos transformamos en personajes. Y él lo es para mucha gente, por más que su humildad lo haga dudar.
“Amo hacer música”.
“Me parece demasiado… y no creo que lo mío sea tan interesante. Aunque lo que hago es lo que me mantiene, lo que me gusta, lo que amo… Lo elegí y sé que lo único que me voy a llevar son algunas pequeñas satisfacciones de lo que es la vida de un artista, con esos altibajos que siempre hay. Es mi vida, lo que amo hacer, y cuando ofrecemos nuestra música, al momento de pisar un escenario es cuando se te olvidan todos los problemas. Creo que es cuando uno se muestra y dice ‘esto soy, esto es lo que puedo dar’… siempre deseando que le guste al que escucha”, completa.
El presente.
Tato Teysseire dice que no conoce a ningún político personalmente, pero por supuesto está muy informado de lo que sucede. “Es tremendo lo que viene desde Nación. Una locura, y es un momento en que la Cultura está muy afectada. “¿La Provincia? La veo bien manejada, bien administrada. Me gusta mucho lo que hace (Sergio) Ziliotto”.
Tiene algún interrogante en cuanto a Santa Rosa, porque “sobre todo después de la pandemia” la advierte “como vaciada, con menos vida y estructuralmente detonada”.
Tato, un bohemio.
En el final de la charla cuenta qué espera para él. “Llegará la jubilación y entonces me daré un gran gusto: agarrar mi autito, salir a la ruta para recorrer y ver paisajes hermosos escuchando algunas lindas melodías… ¿Un plan simple, no te parece?”. Y se contesta: “Es algo que me encanta”, agrega sonriente.
Tato Teysseire, el clarinetista. Buen tipo, algo introvertido, y un hombre de costumbres austeras que no necesita demasiado para ser feliz… Tato, un bohemio hecho y derecho.
“Lo elegiríamos en mil vidas más”.
Agustina (Bina) y Berenice (Bere) son los grandes amores de Tato, y ellas tienen algo para decir. Y son absolutamente coincidentes y destacan su rol de padre, “compañero, amigo. La persona que está siempre presente en lo bueno y aún más en las malas. Es quien nos aconseja y nos da las palabras justas cuando por ahi estamos un poquito perdidas en nuestro camino como adultas, y lo cierto es que siempre nos guió y nos acompañó en cada paso”.
Bina dice que “nos dejaba golpear la cabeza para que de esa manera aprendiéramos el camino de la vida, y que entendiéramos que no todo es color de rosas… y quedando en claro que siempre va a estar papá para hacer que todo sea un poquito más leve”.
La mayor de las Teysseire recuerda su infancia con “papá de rulos y pelo largo paseándonos por los parques, disfrutándonos. Cuando me hicieron hermana mayor me enseñó a compartir y entender que ya no éramos él, mamá y yo, sino que ya tenía una hermanita... hoy les agradezco a los dos el mejor regalo, mi hermana”.
Berenice acota que Tato “es buen papá, buen tío, buen hermano, buen amigo, buen compañero… Si se lo necesita él va a estar, sin importar nada. Él es así. Lo que extrañamos con mi hermana son los asados de los domingos en su casa… pero pronto vamos a recuperar eso”, se ríe.
Están totalmente orgullosas de Tato, y dicen: “Lo elegiríamos en mil vidas más… porque es la definición más hermosa y perfecta de lo que es ser padre. Siempre tiene la frase justa y no tenemos más que palabras hermosas para referirnos a él”, expresan las jóvenes que hoy están viviendo en Córdoba.
Una vida en tres imágenes.
Con las hijas.
Tato y sus dos grandes amores. Sus hijas, Agustina y Berenice viven en Córdoba, y están orgullosas del padre que tienen, siempre presente cada vez que lo necesitan.
Con la banda.
La Banda Sinfónica es una formación de mucho prestigio en nuestra provincia. Tato la integra desde que tenía nada más que 14 años.
Con el clarinete.
Tato Teyssire y el clarinete. El instrumento que interpreta, y con el que se luce en la Banda y también lo hizo en “La Trigueña Jazz Band”
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