Una apuesta por la convivencia
El viento se arremolinaba en los distintos sectores de tierra del enorme patio y el humo dibujaba su propio camino. El sol ayudaba a contrarrestar el soplido del aire y todo pareció quedar en calma cuando llegó el esperado llamado: “¡¡Están los choris!!”. Los que disputaban partidos de vóley o de fútbol pararon la pelota, las charlas entre distintos grupos pusieron pausa y la mayoría enfiló hacia la parrilla donde el profe Ricardo tenía listos los panes para cobijar al noble sándwich criollo. El choripán se hizo protagonista de la jornada y todo el colegio se agrupó para saborear pero, sobre todo, para compartir.
“Todos los años, para el día de la primavera y para la semana de los estudiantes, se hacía algo tranqui, cada turno por separado, y este año en Secretaría se propuso hacer una jornada de convivencia con los dos turnos. Enseguida se engancharon los profes para sumarse a la organización y por eso lo hicimos de 10 a 15 para abarcar a los dos turnos. Se organizaron juegos, actividades, deportes, bingo, juego de la silla. Conseguimos cosas para entregar premios y lo mejor es que se prendieron todos, que es a lo que apuntamos, a tener una mejor convivencia, a conocerse con el otro, a saber que todos estamos en un mismo lugar. Y todo matizado con los mejores choripanes”, sonríe Mercedes Holstein, quien desde hace un año ejerce el cargo de directora del colegio secundario Zona Norte de Santa Rosa aunque trabaja en ese establecimiento del barrio Plan 3000 desde la apertura, hace dos décadas.
“Soy profe de Inglés del colegio desde el inicio, desde que abrió sus puertas. Hace 25 años que doy clases y casi la totalidad de ese tiempo fue en este establecimiento, así que es como mi familia. Hoy la convivencia es uno de los grandes temas y uno de los grandes desafíos que tenemos como comunidad educativa, y está claro que en este colegio no pasa nada diferente a lo que sucede en otros, ya sean del centro o de la periferia, como se les dice. En realidad la mayor parte de los conflictos surgen afuera y después los traen acá. Por suerte me acompaña un equipo excelente de trabajo y podemos estar cerca de los chicos, de sus familias, de abordar las diferentes situaciones”, explica Holstein a LA ARENA en una pausa de la jornada pensada para compartir y distenderse.
“Me parece muy lindo que se organice algo así, para poder disfrutar, conocernos y compartir los dos turnos. Que sea una jornada sin disturbios, sin peleas, porque está bueno conocer gente nueva, te abre posibilidades y además para que dejen de hablar desde el prejuicio respecto a esta escuela, que es hermosa. Muchas veces se siente esa mirada desde otros lugares, y en mi caso llegué desde otro colegio y acá me abrieron las puertas, me recibieron bárbaro tanto la directora como el resto del equipo y gracias a todos pude pasar de año. Me ayudaron con los integradores porque si no hoy no estaría en quinto año. Siempre dialogaron conmigo, en los buenos y malos momentos”, detalla con sinceridad y un profuso léxico Benjamín, un chico de 17 años que enseguida se presta al diálogo mientras hace la fila para recibir uno de los tantos choris que están listos para meterse entre el techo y el suelo de pan.
“Es cierto que hay problemas de convivencia en los colegios, eso pasó siempre, pasa que hoy todo se infla a través de las redes sociales. Cualquier entredicho o frase, o por una foto, todo tiene mucha repercusión. Creo que no se socializa de manera positiva porque todo es imagen y mostrar lo que yo tengo y vos no, me parece que es lo peor del uso de las redes y gran parte de la gente, de los adolescentes, está pendiente de eso”, analizó Benjamín.
Celulares.
En el colegio Zona Norte también funcionan otros programas que dependen del ministerio de Educación, como el “Después de Hora”, y la ya tradicional Orquesta Latinoamericana (bajo el mando de Mario Figueroa), una iniciativa que se mantiene desde hace ocho años y que integra el programa ‘Sonar en Clave’ del proyecto Vértice Educativo, dependiente del Area de Políticas Socioeducativas de la cartera educativa de la provincia.
“Son programas que funcionan muy bien y que están totalmente integrados al funcionamiento del colegio. Y que también hacen a su identidad. Ayudan a integrarse, a compartir, a cuidar la escuela y nosotros trabajamos en conjunto con la Posta de Villa Germinal, porque las psicólogas y las trabajadoras sociales vienen dos veces al mes y hacen los consultorios para que puedan hablar los chicos y manifestar sus inquietudes, sus malestares, sus necesidades o lo que sea. Son espacios para ellos y ayudan mucho en lo individual, que luego hace a lo grupal”, expresó Holstein antes de abordar una cuestión de estricta actualidad.
“Es cierto que el escenario cambió muchísimo si tengo en cuenta cuando arranqué hace 20 años, y el gran cambio tiene que ver con la tecnología, con los celulares y el uso de las redes sociales. Estamos en pleno trabajo de cambiar algunas cosas como lo es no usar el celular durante las clases, que es algo que cuesta un montón, sobre todo porque interrumpe y afecta toda la dinámica dentro del aula. Nosotros somos muy abiertos, les permitimos el mate, les damos yerba, té, tereré y tanto desde la Coordinación como desde la Dirección de Secundaria de la Provincia nos sentimos muy acompañados. Porque como sucede en todos lados, hay familias súper presentes y otras que no, en algunos casos los chicos están muy solos entonces hay que hacer un trabajo de acompañamiento y nosotros en ese sentido tenemos un gran equipo de gestión”, resaltó la directora.
Gran convocatoria.
Uno de los aspectos que más destacaron desde el establecimiento educativo de la calle Junco fue la convocatoria que tuvo la jornada, que superó ampliamente los pronósticos de los días previos.
“Los chicos se prendieron muchísimo, sinceramente no esperábamos que vinieran tantos, el año pasado hicimos como un simulacro con cada turno por separado y vinieron poquitos, pero este año es espectacular, se coparon muchísimo con venir y eso te da un gran impulso”, valoró Eliana, que por la mañana es auxiliar docente y que por la tarde se desempeña como profesora.
“Creo que son cosas que suman mucho, se habla todo el tiempo de la convivencia y si hay propuestas para integrar, para sumar, creo que los chicos y chicas responden. Acá todo el equipo de gestión del colegio trabajó con un objetivo y así se consiguieron muchas cosas”, aportó Ricardo, el profe de Educación Física que tuvo una tarea gravitante, la de asar los chorizos que fueron la gran vedette del mediodía.
“Es cierto que suele haber mucho conflicto entre turnos, la mayoría por cosas sin importancia, entonces esta jornada sirve para distender un poco”, aseguró Candela (16). “Y además no tenemos clases!”, sumó enseguida Gianella (16) con sonrisa pícara y la complicidad de su grupo.
“Me parece que también hay que resaltar que con este tipo de actividades se gana en sentido de pertenencia, en que los chicos saben que tienen un espacio que va mucho allá de lo que se haga día a día en el aula, y eso es positivo”, agregó Claudia, que trabaja como auxiliar docente.
En los distintos rincones del colegio los grupos se deleitaban con la comida del día, las gaseosas y la música. Otros ya jugaban un ‘picadito’ y algunos se conocían en ese espacio compartido pero conocido por todos. En esa apuesta por una convivencia que, más allá de que sea en un día de viento y humo arremolinado, es necesaria para lo cotidiano.
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